Mute

By lazarithe

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Christian es un chico condenado a estar en silencio para siempre. Michael es un chico que quiere hacer de la... More

prólogo
¿odio?
Servilleta
carta n°1
¡Michael no sabe entregar cartas!
las cosas buenas
una guitarra
tranquilo, no te voy a soltar
la familia de Michael, helados ¡y café!
¡pero eso es raro!
¡adiós escuela y hola dudas!
¡dos fiestas en una noche!
Math
¿Quién soy?
Michael
Día en la piscina...no tan bueno
¿Tía, papá?
Un día de nieve...
los Castillar y Sophie
Parque de diversiones
Hamburguesas y luces
fiesta de luciérnagas
Halloween
La apuesta
Correcto
mascotas y una cena
Consejo.
La nieve
Confusión y aceptación
navidad y despedida.
Rusia ¿¡Esa es mi familia!?
De ustedes ♥
operación y viaje apresurado
libertad.
Sinceridad y regreso.
abrázame más fuerte
verdad o reto y rota.
panqueques y columpios
¡Suelta el vaso Chris!
El evento y el lobo de oveja.
la carta rota.
¡sal de mi cabeza!
El último día escolar
El Baile
El baile (Max)
malteadas empalagosas.
Quizá mañana
mamá se fue.
Odiame.
Hablemos, tocame.
Corte de llamada, abrazo.
agradecimientos
Aviso

¿Te sientes bien?

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By lazarithe

Michael:

—Ya, está bien, puedes quedarte aquí hoy, yo cuidaré de ti—Dijo Chris mirando el termómetro, preocupado.

—¿Está muy alta?—Pregunté cerrando mis ojos por un momento.

—Si, pero mamá me ayudará a cuidarte y no pasará nada—Dijo, puso sus manos en mi rostro y frente.

—Déjalas allí, están frías, es refrescante.

—Estás hirviendo, voy a traer trapitos con agua.

Abrí los ojos, lo vi saliendo de la habitación, Cerbero se acercó a mi y comenzó a lamer mi cara, luego se acomodo a mi lado, puso su cola en mi cuello.

Escuché unos pasos, sonreí pensando que era Chris, hasta que sentí la dulce voz de Laila.

—¿Te sientes mal?—Preguntó, su cabello rubio caía en hondas sobre las frazadas, sonreí para no preocuparla.

—Sólo un poco, ya pasara.

—Mi hermano es muy bueno curando a otros ¿sabias?

—¿Lo es?

—Él me cura siempre que me caigo, o cuando me enfermo y no me puedo levantar, él me prepara compotas, ¿y quieres saber un secreto?—Asentí cansado, Laila se acercó a mi oído—Sus compotas son mucho mejores que las de mamá.

Hice una mueca de impresión, Laila rió bajito, se acerco a la puerta para salir.

—Mike—Dijo llamando mi atención, haciéndome abrir los ojos levemente—¿Crees qué mañana Andrés y Jake puedan salir a jugar?

le guiñe un ojo junto a la mejor sonrisa que en ese estado podía dar para indicarle que si, ella se emocionó y salió de la habitación.

Estos últimos meses mis hermanos y los hermanos de Chris se habían vuelto buenos amigos.

Chris entró a la habitación, tenía los ojos cerrados pero los abrí al no oír más sus pasos, él me miraba con una mirada enternecida desde los pies de la cama, al notar mis ojos abiertos se puso rojo.

—Oh, si—Dijo acercándose rápidamente a mi con la fuente de agua y los paños.

Suspire al sentir uno de estos en mi frente, Cerbero se acomodó lo más lejos del paño que le fue posible.

—¿Quieres dormir?—Me preguntó Chris, asentí—¿Me voy?—Negué.

—Quedate, dame tu mano—Pedí, él se acerco más a la cama, me dio su mano sana, la tomé entre mis dedos y me dormí así.

Cuando desperté ya era de noche, Cerbero dormía sobre mi torso y Chris estaba acostado con algunas frazadas en el sofá de su habitación, casi frente a mi.

Mis ojos seguían sintiéndose pesados, así que lo miré por unos minutos antes de volver a dormir.

Tenía la pequeña esperanza de estar mejor en un par de horas.

—Mike—Oí una voz dulce llamándome, era la madre de los Evans-te he traído un poco de sopa que Mathew preparó para ti, él no pudo traertela porque está hablando con tu madre y luego irá a la farmacia, pero comela por favor.

Me senté con la espalda apoyada en el respaldo de la mesa, recibí el plato, la puerta principal fue abierta, Chris llamó a su madre desde el piso de abajo, ella fue con él, tomé la cuchara y probé la sopa, deliciosa.

La puerta principal volvió a sonar y la madre de Chris apareció en la habitación con mi cartucho de insulina en sus manos, ni siquiera yo me había acordado.

—Math te manda esto—Dijo ella dulcemente—Voy a salir para que comas tranquilo.

—Muchas gracias por todo—Dije, ella me sonrió antes de salir de la habitación, Cerbero me miraba desde el closet, sobre este.

Recibí una llamada, la contesté sin muchas ganas.

—¿Hola?

—Mike ¿Qué demonios estás haciendo?—Era la voz de Lazari, podía oír los gritos de sus gemelas y Max de Fondo—¡Mierda, cállense!—Gritó, realmente está emputada.

—Ay, si, lo sé, perdón, me despapele.

—¿En serio estás enfermo?

—Siendo sincero, me siento casi bien ahora, con una medicina simple voy a mejorar.

—Escucha, ya que no pudiste sacarlo tenemos nueva tarea con el mismo objetivo.

—No me hagas hacer una estupidez.

—Vas a fingir estar enfermo hasta que te avisemos y vas a distraer a Chris todo el día, necesitamos tiempo si quieres que esto salga bien—Iba a responder pero oí un sonido fuerte fuera de la casa, Lazari empezó a reír, me levanté de la cama y vi a Dayana molestando a Alex que estaba tirado en el piso con su bicicleta, chocó contra el auto de mamá, ella va a matarlo.

Lazari estaba fuera de la casa, me vio en la ventana y me hizo una seña.

—¿Puedes hacer eso?

—¿Qué pasará con el pastel?¿No puedes dejar a Max en coma para qué pueda hacerlo mientras Chris va a verlo al hospital?—Pregunté, yo era el encargado, bueno, quería hacerlo.

—No seas imbécil, tenemos a Dayana, ella seguro puede hacer un pastel.

Dayana va a clases de repostería desde inicios de año.

—Si, tienes razón.

—Bien, ahora ve a acostarte y hazte el muertito, nosotros haremos todo los demás.

—Esta bien, gracias—Lazari rió.

—No es nada Mike, cuidate, adiós.

Corté la llamada y dejé la bandeja sobre el escritorio de Chris, volví a acostarme, unos minutos después Chris apareció en casa.

—Hey—Dijo llamando mi atención, poniendo su mano en mi cara—¿Cómo estás?

—Me siento terrible—EN EL CORAZÓN PORQUE ODIO MENTIR.

—Oh—Chris suspiro triste y quise morir—Te cuidaré todo el día entonces, ¿Estás cómodo?

Asentí.

—Gracias bebé—él rió, sonreí.

—No es nada, voy a dejar esa bandeja a la cocina—Dijo apuntando con su dedo la bandeja con el plato de sopa, asentí.

Quería lanzarme a sus brazos y gritarle "¡Feliz cumpleaños, te amo mucho!" pero lo mejor era aguantar hasta la noche, hubiese sido sospechoso, pero los demás prepararon todo unas semanas antes, perdieron contacto con el castaño, por tanto él pensaba que nadie recordaba su cumpleaños.

Incluso su familia quiso contribuir a la idea, hoy nadie lo ha saludado, eso me pone triste, pero al parecer a él no le importa.

—¿Quieres que cierre las cortinas?—Preguntó, Cerbero estaba sentado en su cabeza.

—Si por favor—Cerró las cortinas y se sentó junto a su cama, mirándome—¿Pasa algo?—Negó con su cabeza.

—Estaba pensando en algo tonto—Dijo mirando el piso—¿Crees qué sea buena idea hacer una casa del árbol?

Cuando era pequeño muchas veces soñé con tener una casa en un árbol, siempre veía caricaturas donde los niños tenían una, al final nunca pude, bueno, mamá no quería, siempre fue sobreprotectora, con suerte pude tener un perro.

—Yo creo que es una buena idea—Me miró.

-Si realmente hacemos una con papá, tus hermanitos también podrían subir a jugar, sé que a Andrés le gustaría.

—Tienes razón—Susurré.

Un silencio no incómodo dominó la habitación por un rato.

—¿Quieres irte a casa?—Preguntó—Creo que allá te sentirás más cómodo.

—Muchas voces en una sola casa, prefiero quedarme contigo—Excusa inventada a último segundo, estoy acostumbrado a los gritos de niños.

—Esta bien, quedate—Tomé su mano—Tus manos están heladas, ¿tienes frío?

—No, incluso, quiero levantarme, estar aquí hace que me duele la espalda.

—Pero ¿te sientes mal?

—Algo.

Chris entrecerró los ojos.

—¿Qué quieres hacer?—Preguntó.

—¿Veamos vídeos de terror?

—No porque después miras con miedo a las muñecas de tu hermana.

—¿Me tocas piano?

—Está abajo, ¿quieres bajar?

Asentí, a lo que responde con una sonrisa rara.

No me esta creyendo, esto no va bien.

Finjo que me cuesta pararme y me levanto de la cama.

—¿Te ayudo a bajar la escalera?

—Por favor.

Chris me tomó la mano que gracias al cielo aún estaba fría y me llevó al salón.

Cuando estábamos ahí me acosté en el sofá y miré a Chris sentarse frente al piano.

—Esta canción me recuerda a ti.

Ah, mi diabetes.

Esta es una canción que escribí yo.

—¿Para mi?

—Tú hiciste lo mismo por mi, ¿No? Es lo menos que puedo hacer

No sé si decir algo, sólo me limito a escucharlo atentamente mientras toca el piano como si hubiera nacido para ello.

🎼

—Creo que es la canción más hermosa que he oído en años—Digo mientras se para y se acerca a mi.

—Es para ti, no iba a hacer menos—Dice plantandome un beso en los labios.

—Hey, no, te puedo contagiar—Digo, pero aún así sonrió sintiendo sus manitos en mis mejillas.

—No me interesa si me contagio por besarte—Dice besandome de nuevo—¿Tienes hambre?

—Oh, no la verdad, me diste sopa hace muy poco.

—Oh, es cierto, bueno, yo si, voy a hacerme algo a la cocina y vuelvo, no te mueras mientras no estoy.

Sonrio y ruedo mi ojos.

—Ve tranquilo.

Chris come demasiado, pero come tan lento a veces que llegar a ser desesperante, no sé qué clase de organismo monstruoso tiene.

Estornude, la cabeza me estaba volviendo a doler, bloqueé el sol del día con una mano en mis ojos.

—Rayos Mike, sabía que no debíamos bajar, aquí está helado, ven, volvamos.

Subimos, Chris se sentó en el sofá de su habitación, lo miré entre las sábanas.

—Voy a buscar una pastilla, no tardo, descansa.

En menos de un minuto y medio Chris ya estaba buscando una caja entre una bolsa con la marca de una farmacia impresa, sacó una pastilla y la dejó sobre su cómoda, me senté en la cama sintiéndome mareado, él trajo un vaso con agua en sus manos.

—¿Es un vaso de Barbie?—Pregunté divertido.

—Es de Laila, tomate la pastilla.

Asquerosa, amargada, desabrida.

me acomodé en la cama y le di un espacio a Chris, él se acercó y se recostó a mi lado.

No lo abracé, me dormí volteado hacia la esquina de la pared, no quería contagiarlo, menos hoy, él aún así se apegó a mi y nos quedamos dormidos así.

Una vez, cuando era pequeño y estaba en Japón, me pregunté si un día iba a encontrar a alguien como los de las historias que mi abuelita me contaba, alguien a quien iba a querer, a respetar, a cuidar, a amar.

No lo creía posible, siempre tenía la duda de si el amor es como lo definen, si realmente te pone imbécil, si sientes ese apoyo gigante hacía una persona, si te sientes maravillado con el pasar del tiempo.

Cuando volví a casa y vi como mamá hablaba a solas con el cuadro de mi padre pensé que, quizás, sólo quizás, el amor real si existe.

Mamá ama a mi padrastro, pero una vez me explicó que el primer amor es tan raro y bonito que siempre se guardará en tu corazón, pensando que ella y mi padre fueron separados por la muerte, sé que ella ama a mi padre aún y no está mal, es como que yo lo olvidara como "papá" sólo porque se fue.

No sé si tenía, tuve o tengo razón en eso.

Siempre imagine a mi primer amor como una chica muy linda, como uns chica buena y divertida, no sé por qué.

Cuando conocí a Carter cantando en el café mi corazón se detuvo, no podía dejar de pensar que era ella, que ella era la que las historias de mi abuela firmaban en tinta, sentía conexión, o algo así, la veía y babeaba, porque pensé que era ella sólo por una simple atracción física (bueno, en realidad, musical, su voz me recorrió).

Y ahora, entre mis brazos dormido tengo a su hermano menor, observando sus pequitas, los mechones locos que se resbalan por su cara, sus pestañas largas y sus labios finos, por un momento sentí la ironía como nueva forma de vida sólo por este chico.

No sé cómo pasó, todo fue extrañamente lindo desde el comienzo, nos hicimos buenos amigos, pero de pronto sus sonrisas comenzaron a parecerme hermosas, atractivas, sus ojitos de un color extrañamente lindo me atraparon, terminé sintiéndome felizmente atado.

Estoy feliz, feliz porque encontré a mi primer amor de una forma muy rara, siendo distintos, al mismo tiempo iguales, eso lo hacia bonito.

Tiré su mejilla, él despertó asustado y me miró confundido,bostezo.

—¿Te sientes mejor?

Asentí, ya entraba el crepúsculo por las cortinas, besé sus labios.

—Estuve pensando mucho.

Estoy feliz porque esta persona está de cumpleaños, porque la encontré y porque puedo celebrarla hoy, se siente cálido, aunque no haya podido hornearle el pastel que tanto quería.

—¿Si? ¿En qué?—Es divertido ver como los meses pasan pero su nariz sigue estando rojita por nuestros contactos, aunque él los dé a veces.

—Muchas cosas, sobre ti, sobre una historia de niños.

—¿principes y princesas?—Reí despacito.

—No, algo quizás un poco más realista que eso, estaba comprobando que quizás los "casi adultos" también debemos creer en historias de infantes.

—Me gusta como piensas—Bostezo y volvió a acomodarse entre mis Brazos—Un ratito más—Lo rodeé en un abrazo.

—5 minutos.

—10.

—7.

—Es bueno que quedásemos en quince, descansa.

Reí, besé su frente, él puso sus manos en mis hombros y subió su boca hasta la mía, él siempre da besos de cortina, por encima, abrí mi boca y él abrió la suya, lo besé, rodeó sus brazos en mi cuello, sonreí.

Ya la noche se hacia presente en la habitación, las manos de Chris, frías como siempre, tomaron mi cabello, mordí su labio inferior y lo tiré con cuidado.

—Hey, duele—Dijo cuando nos separamos.

—¿No se siente bien?

—Un poquitito—Evitó mi mirada al decir eso, con la mirada aún fuera de sincronía agregó—Si siguieras usando frenos eso sería complicado ¿no?

—Eres un idiota—Reí, él me abrazó.

Volví a besarlo, sus manos aún en mi cuello me arrastraban a encontrar su cuerpo, no sé cómo, terminé besándolo estando sobre él, en una cama.

Me sentí incómodo, nervioso, asustado, el autocontrol estaba siendo dañado, rayando el límite con crayones inservibles, su boca seguía pegada a la mía y sentí que ya no podía parar.

—¿Estás bien? ¿esto está bien?—Pregunto nervioso, separándome un poco, los labios de Chris están hinchados y su rostro estaba completamente rojo, me sentí extraño.

La extraña, hermosa y primera vez que deseé hacerle el amor a Chris.

Ver más, sentir más, saber que sólo era un momento de los dos, era como el deseo imparable de los corrompidos queriendo corromper.

Él asiente y vuelve a enredar sus brazos en mi cuello, besándome con un poco más de velocidad que antes, yo aprovecho para acariar sus caderas y subir un poco.

—Tus manos están calentitas—Dijo al separarse de mi, sonriendo—Mi piel está fría, me agrada.

Sus manitos acarician mi cuello con cuidado, haciéndome cosquillas, unas cosquillas distintas a las que había sentido toda mi vida, luego mete con cuidado su mano por el cuello de mi camiseta, tocando mi espina dorsal, sus manos están frías, pero no es desagradable.

Sus manos nunca serán desagradables.

Subo un poco su camiseta, la piel de Chris es blanca, hasta lechosa, muy bonita, la sensación de poder tocar lo que su ropa cubre con libertad es impagable, él suspiró en mis labios al sentir como tocaba su espalda, nunca le ha gustado esa parte.

Y ahora sé que es por su sensibilidad.

Sus labios temblorosos buscaron los míos hasta sentir la inevitable falta de oxígeno, para luego volver a combinarse.

Me sentía en las nubes.

Hasta que la puerta se abrió de golpe.

—¡FELI-OH NO MIERDA LO SIENTO!—Era Dayana con un gorro de cumpleaños, Chris se puso más rojo de lo que le había visto jamás, Dayana ni estuvo ni 4 segundos dentro, pero pudimos oír incómodos como bajaba las escaleras apurada junto a alguien, que probablemente era Max, luego como cerraban la puerta de la casa y hasta su casi atropello en la calle.

Me levanté rápidamente y aclaré mi garganta incómodo, miré la pared, Chris hizo lo mismo tratando de bajarse la camiseta con sus manos nerviosas.

—Debemos ir a mi casa—Dije dándome golpes mentales, mirando las frazadas.

—Oh...eh...vamos, vamos ahora—Ambos nos levantamos rápidamente y salimos de la casa.

Estábamos increíblemente avergonzados.

Tocamos la puerta, Laz abrió, todos estaban escondidos,ya que la sala estaba vacía, menos por la azabache y Dayana que lloraba internamente en el sillón.

Chris saludó y se sentó junto a Dai, sin mirarla, seguía rojito, Laz subió el volumen de la música, Chris la miró confundido, fui a la cocina por algo de tomar, cuando entré vi a todos escondidos allí, el refresco podía esperar un poquito más.

Me acerqué a Chris en silencio igual que todos los demás, él estaba jugando en su celular, lo tomé de los hombros y empecé a sacudirlo mientras todos gritábamos sorpresa, su celular cayó al suelo.

—¡Ahora si te puedes ir preso!—Gritó Nick, Chris entrecerró los ojos.

Dayana había hecho un pastel completamente de chocolate, la madre y el padre de Chris lo estaban sosteniendo frente a él con unas velitas con el número 18.

—Pide tres deseos—Dijo su madre en un susurró, al estar cerca pude oírlo gracias al gran silencio en la casa.

Chris se demoró cerca de 20 segundos pensando en deseos hasta que sopló las velas, todos aplaudimos, Dayana me miró, aprovechando que las velas estaban lejos de su cara tomamos la cabeza de Chris y la hundimos en el pastel.

Tenía pastel hasta en las pestañas.

Como es típico siempre hay una persona que acompaña al cumpleañero a lavarse el rostro, yo no me ofrecí, yo fui arrastrado.

—Eres un completo imbécil—Dijo sonandose la nariz—Creo que llegó hasta el pulmón.

Llené mi mano de jabón y tiré de la camiseta de Chris hacia abajo, lavé su cara casi ahogándolo.

—En una semana tú podrás hacer lo mismo o peor—Dije excusandome.

—Maldito ilegal—Dijo entre sus ahogos de jabón y agua.

Su cabello quedó tan mojado que tuve que tuve que usar el secador de cabello de mamá, su cabello se esponja aún más cuando está siendo secado.

Mientras Chris terminaba de secar su rostro y cabello con una toalla me miró, sonrió.

—Gracias—Miró hacia el espejo—Nunca había pasado mi cumpleaños con tanta gente, antes los pasaba solo, por eso no me importó que al parecer no lo recordaras.

—Esperé esta fecha todo el año, pero justo me enfermé, lo siento, no pude distraerte de una forma bonita.

—No importa, estoy feliz de todos modos.

Lo abracé.

—Feliz cumpleaños.

Rió bajito.

—Gracias.

No sé cuántos minutos pasamos en el baño, pero al volver una de las mesas plegables del jardín estaba llena de comida en la sala.

—Voy a robarme las papas fritas antes de que Laila lo haga—Dijo Chris, se acercó a la mesa y tomó un bol de papas, yo sólo lo observé mientras corría hacia el sillón con este, Laila se acercó a la mesa y miró mal a Chris, él comió mordió lentamente una de las frituras, mirándola.

—¡Eso es injusto, yo también quiero!—Dijo la rubia acercándose a su hermano, que levantó el plato para no darle.

Era como verme todos los días peleando con Ana.

Desde que esa mocosa entró a mi escuela ya ni nos habla, sólo estudia, es triste.

Alex estaba sentado hablando con Nick, Dayana estaba con Max, Lazari con sus gemelas y Chris seguía en una batalla por unas míseras papas que puede conseguir en la cocina.

Tocaron la puerta, abrí, era Agata completamente despeinada y cansada con u regalo en las manos.

—El auto de papá se descompuso—Eso significaba que probablemente había corrido medio camino a mi casa con tacones, la dejé pasar y se lanzó sobre Chris apenas lo vio, pidiéndole perdón por llegar tarde, diciéndole que ahora que es mayor de edad necesitaba que le fuese a comprar una cerveza y quitándole papas.

Es divertido ver a Chris siendo querido por tantas chicas lindas pero enamorado de mi, me hace sentir menos cosita fea.

Las hermanas de Lazari también le tienen un cariño demasiado grande, apenas lo conocieron empezaron a apretar sus mejillas y mimarlo, él estaba muy confundido porque estaba viendo a tres chicas exactamente iguales, a excepción de los ojos raros de Laz y su cabello rizado, eso si era único en ella, sus dos hermanas tenían el pelo largo y liso.

Me daba miedo pensar en que regalo compraron esas dos, Lazari es relativamente normal a su lado, menos rosa y más matemática.

—Mike—Olivia se acercó a mi (gemela de Lazari)—¿Podemos hacer una ronda de cartas con disfraces?

—¿Qué? ¿Cómo?

—Es un juego de cartas normal en el que cada vez que pierdas o pases de alguna forma debes disfrazarte de algo, de a poco, ¿podemos?, realmente todos están hablando por separado y aún es muy temprano para sacar alcohol.

Encogí mis hombros.

—Esta bien, se oye divertido.

Ella comenzó a aplaudir con una sonrisa, le entregué una caja de cartas, ella negó con la cabeza.

—Juguemos a las mitos y leyendas—Dijo sacando 2 mazos de su bolso.

—Ese no es un juego de cartas normal.

—Es aún más divertido.

Eso fue una vil mentira.

¿Cómo iba yo a saber qué ella había ganado un torneo de cartas?

Mathew:

Desde donde estaba podía ver a Lazari vestida de dragón bebiendo energéticas sobre la espalda de Max.

Ya eran las 3 am, Agata había bebido demasiado como para tener a Dayana tomándole el cabello mientras vomita en el baño, Alex estaba dormido en el sofá y los aún sobrevivientes estábamos en el jardín delantero.

Laila se había prestado a los deseos retorcidos de las chicas y les había entregado el vestido de princesa que mamá guardaba para las celebraciones de halloween, así que ahora estaba vestido de princesa junto a un Michael vestido de policía que fumaba mientras tomaba energética.

—Pensé que esta fiesta sólo iba a ser como una reunión—Dijo Mike, mirando a Max que se arrastraba en el césped.

—Oh por favor, bien sabes que con ellos nada puede ser normal, pobres de sus hijos.

—Salud—Golpeó su bebida con mi jugo en caja—Es divertido que un chico vestido de princesa diga eso en un jardín a las tres de la mañana.

—¿Vas a arrestarme? Venga, desata una mentita.

—Acabo de recordar que no abriste los regalos—Dijo entregándome el paquete de mentas.

—No importa, de todas formas puedo intuir que la mayoría son chocolates, además no podemos dejar a estos dos solos, quizá y se matan.

—Yo no te he entregado mi regalo.

—¿Me compraste algo?—Lo miré—No era necesario, la celebración era suficiente.

—Ven a verlo—Mike tomó mi mano y me ayudo a levantarlo—Mi princesa—Reí y apunté a el par de primos tirados de cara en el pasto.

—Dejalos, seguro Agata viene por ellos, no sé si eso es malo o bueno, pero no van a morir.

Asentí entre risas y subimos las escaleras, el vestido se enredó y casi me caigo de cara, pero llegué vivo.

Michael abrió la puerta de su habitación, prendimos las luces e hizo señas de presentación de la caja que tenía sobre la cama envuelta en papel de regalo.

me acerqué y rompí el papel si cuidado alguno, era una caja grande y blanca, la abrí y grité internamente.

—¡Un toca discos!—Casi grité.

—Y todos los vinilos tienen rock n' roll ¿te gusta?

—Me encanta, siempre me pregunté como sonaba la música en uno de estos.

—¿Quieres probarlo?

—¡Si!—Mike bajó la caja y la acercó a un enchufe.

—Elige un vinilo—Pidió, entre 10 elegí el de Elvis Presley.

—Debes revisar la potencia con la que debe funcionar el toca discos ¿ves? Lo dice el reverso del vinilo—Hice una 'o' con la boca, él puso el disco, la primera canción en sonar fue "always on my mind"—Oh, buena elección, creo que en un par de años está será la canción que te cantaré cuando lleguemos cansados de la universidad o el trabajo, pero yo no me voy a meter en las drogas, así que no te preocupes.

Reí.

—Imbécil, ten respeto por el rey—Dije haciéndolo callar, me apoye en su hombro, quizás el sonido no sea distinto al de una radio, pero el simple hecho del reproductor te hace sentir lleno, como si te conectaras con la historia que quisiste vivir.

h—¿Estoy siempre en tu mente?—Pregunté divertido.

—Quizá—Me dio un beso y luego bostezo—La energética no funciona, ayudame.

—Vete a dormir.

-Duerme conmigo.

—¿Y los demás?, tampoco puedo acostarme con un ilegal, la cárcel es cruel.

—Mientras no escuches una sirena de ambulancia o policía, quedate tranquilo.

—Que tranquilizador, gracias—Dije, me recosté a su lado.

—Oh, mira, para el toca discos—Obedecí, lo miré confundido—Shhh, si te quedas en silencio puedes oír como Agata vomita.

Quería comprobarlo, así que ni me moví, y si, si oímos a Agata vomitar.

—Que asco—Dije riendo.

—¿Cuántos estómagos tiene esa mujer?—Preguntó Mike riendo.

Volví a conectar el toca discos, me quité el vestido por sobre la ropa y me tapé con las frazadas.

—Si, seguro pueden Sobrevivir hasta mañana.

¿Recuerdas qué dijo Dayana la mañana siguiente?

—"Lamento interrumpirlos, yo incluso hubiese pagado por verlos coger".

Sincera y elegante.

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