Mute

By lazarithe

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Christian es un chico condenado a estar en silencio para siempre. Michael es un chico que quiere hacer de la... More

prólogo
¿odio?
Servilleta
carta n°1
¡Michael no sabe entregar cartas!
las cosas buenas
una guitarra
tranquilo, no te voy a soltar
la familia de Michael, helados ¡y café!
¡pero eso es raro!
¡adiós escuela y hola dudas!
¡dos fiestas en una noche!
Math
¿Quién soy?
Michael
Día en la piscina...no tan bueno
¿Tía, papá?
Un día de nieve...
los Castillar y Sophie
Parque de diversiones
Hamburguesas y luces
fiesta de luciérnagas
Halloween
La apuesta
Correcto
mascotas y una cena
Consejo.
La nieve
Confusión y aceptación
navidad y despedida.
Rusia ¿¡Esa es mi familia!?
De ustedes ♥
operación y viaje apresurado
libertad.
Sinceridad y regreso.
abrázame más fuerte
verdad o reto y rota.
panqueques y columpios
¡Suelta el vaso Chris!
El evento y el lobo de oveja.
¡sal de mi cabeza!
El último día escolar
El Baile
El baile (Max)
malteadas empalagosas.
Quizá mañana
mamá se fue.
¿Te sientes bien?
Odiame.
Hablemos, tocame.
Corte de llamada, abrazo.
agradecimientos
Aviso

la carta rota.

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By lazarithe

Christian:

(3 de Marzo)

Las amenazas de Sophie por alguna razón seguían grabadas en mi cabeza, distrayéndome de todo lo que debíamos hacer.

Yo aún seguía en la escuela de niños con alguna discapacidad, pero en otra sección, la de personas con poca habla, nos hacían practicar entre nosotros, la profesora de música ahora es mi profesora jefe, a veces me quedó luego de clases para practicar con ella.

Por su confianza decidió que yo debía ser uno de los representantes de la escuela, estoy junto a Noa, una chica en silla de ruedas, el grupo es más grande pero nosotros organizamos nuestra parte separados de los demás, sólo pedimos opiniones.

Por escuela son cuatro representantes, son 5 escuelas y todos organizan lo que es mejor para cada una, así todos pueden pasarla bien.

Ahora estábamos limpiando el lugar donde sería el baile, un antiguo local gigante, probablemente una tienda o un restaurant, pero aquí había espacio para todo y más.

Para mi suerte Max y Dayana entraban en el grupo de su escuela, Max por ser bueno con las decoraciones y el arte y Dayana porque se ofreció ahora que los ensayos de porristas están pausados.

Estaba limpiando las mesas, Noa me tocó el brazo y la miré.

—Mathew ¿Pasa algo?—Preguntó preocupada, enarqué una de mis cejas.

—No, no ¿Por qué?—Palabras simples, las primeras que te enseñan.

—Te he estado hablando y no contestas, además, está mesa ya está lista—Dijo y miré la mesa, efectivamente, ya estaba muy limpia.

En las notas de mi celular escribí "Estoy bien, quizás sean los exámenes los que me tienen medio atontado" mentiras, eso es lo que menos me preocupa, la escuela no me es para nada difícil y si me doy el "lujo" de sacarme una mala nota, no importará.

Ella me miró preocupada y le sonreí para calmarle.

Pasamos a otra mesa y la historia se repitió, yo y mi distracción por las amenazas de la pelirroja, no sé qué es lo que me preocupa tanto, Mike no sería capaz de creerle.

¿O sí?

Nah, él no es tan tonto.

Pero si es muy ingenuo.

Y conoce a Sophie desde que era muy pequeño.

Y se ven casi todos los días.

—Mathew ¿estás bien?—Preguntó nuevamente Noa—Si te sientes mal puedes irte a casa, si ya casi terminamos, no se notará que te has ido, yo puedo excusarte además.

Asentí.

—Gracias—Susurré, Noa me sonrió y le besé la mejilla antes de irme.

Creo que debería hablarle a Michael sólo por si acaso, ya que finalmente, hay muchas cosas en mi contra ahora.

Pasé a ver Carter a su trabajo, ella seguía cantando en el café, saludé a las personas que conocía y esperé a que terminara su show para que pudiésemos irnos juntos a casa.

—Christiti, sobraron muchas donas de las que te gustan hoy, espérame aquí, voy a envolverlas—Dijo una de las chicas del café una buena amiga de Carter, es muy buena conmigo siempre, su nombre es Sasha y adora Llamarme Christiti.

¿Christiti?—Preguntó Mike divertido.

Cállate dejame terminar—Dije golpeando su brazo.

Sasha nos dio las donas en una cajita, le agradecí y salimos del café, Carter subió el gorro de mi abrigo hacia mi cabeza, pero yo me lo saqué, esto no es frio, en Rusia si que hace frío.

Llegamos a casa y vimos a mamá preparando las maletas, la miré con miedo, no quería volver a estar en una casa vacía, menos ahora, que ellos sabían todo de mi.

—¿Mamá?—Pregunté y ella me miró.

—Mathew, pequeño, debemos hablar—Dijo sentándose en una de las silla del comedor, me senté frente a ella, Carter hizo lo mismo—Tu padre y yo hemos decidido algo—Cada pausa me daba miedo, papá salió de la cocina y se apoyó en el umbral de la puerta, mamá lo miró—Iré a Rusia y traeré sólo lo importante, recuerdos, venderé la casa y viviremos definitivamente aquí—Con cada palabra mi sonrisa se ensanchaba más, estoy demasiado feliz de que hayan decidido quedarse de forma permanente—Pero—Dijo poniéndonos alerta—Esta casa es demasiado pequeña, así que hemos decidido irnos a si antigua casa ¿eso está bien para ustedes?

Realmente no lo sabía, no tenía demasiados recuerdos allí, pero los que aún estaban son muy importantes en mi corazón, ¿qué pasará con Amy si lo hago? ¿Todo estará bien?

¿Ella estará en paz aún así?

Miré a Carter, ella tomó mi mano.

—Está bien—Dijo decidida, luego me miró—Todo estará bien.

Me sentí feliz, a diferencia de mi Carter siempre fue segura, firme, ella me ha guiado hasta el día de hoy en su mayoría y estoy seguro de que sus decisiones son las correctas.

Además así podría ser vecino de los Castillar.

Quizás después de todo, no es malo.

También quería ver a mamá, creo que después de muchas noches en vela tratando de entenderla pude encontrar perdón, pero no razones ni justificaciones, mucho menos amor, sólo perdón, pero eso era suficiente para despedirme de ella como corresponde.

—Carter—Llamé ahora que tenía tiempo y nuestras manos seguían unidas-querer ver a mamá.

Carter me miró desconfiada, luego miró a mi padre.

—¿Estás seguro?—Dijo acariciando mi mejilla, asentí con los ojos cerrados, sintiendo su mano bajar con cuidado por mi rostro—Mañana tengo libre, pero es muy apresurado así qu—La interrumpí.

—Está bien—Dije calmándola, no es como si algún día esté completamente preparado para esto, sea ahora o en 50 años, siempre será algo delicado para mi.

Carter acarició mis mejillas mirándome preocupada, no sabía que tan mala era mi decisión, pero su mirada reflejaba miedo.

Ahora mismo no puedo imaginar el peor de los casos, pero no creo que sea tan terrible.

Subí a mi habitación a contarle la nueva noticia de la mudanza a los demás, Dayana fue la más emocionada aunque ya no viva con sus padres, Mike no estaba en línea por las prácticas.

Con el cansancio excesivo de la escuela me recosté cubriéndome con las frazadas, Cerbero entró rápidamente a la cama y se puso a mi lado, acaricié su cabeza y me hundí en un sueño profundo.

♪♪♪♪♪

Michael:

—¿Ya puedo irme a casa?—Dije desinteresado, Joel, Sophie y Rick seguían discutiendo por cosas sin sentido, rodé los ojos fastidiado y al no recibir respuesta alguna salí del salón.

Cubrí mi boca con la bufanda y caminé por la calle desconcentrado, eso hasta que vi a Lazari en una de esquinas de la calle, miré hacia ambos lados (lo cual es muy estúpido pues la calle es de un sólo sentido).

—¡Lazari!—Grité y le toqué el hombro, cuando estuve cerca de ella pude darme cuenta por sus ojos que no era mi amiga ojos de gato.

Esperen...

Oh no.

—¿Lazari?—Su voz también es distinta—¿Te refieres a mi hermana?—Cerré los ojos como esperando un golpe y con voz aguda respondí.

—Si—Abrí mis ojos viendo como los ojos de la azabache brillaban, ella me tomó de los hombros.

—Por lo que más quieras, llévame con ella.

No sabía si huir lejos o ayudar a la chica, no sé cuál es la relación de las chicas.

—¿Por qué la buscas—Pregunté desconfiado.

—Porque es mi hermana y la amo, después de 12 años podré verla más allá de fotografías, por eso.

La miré desconfiado y suspiré.

—Está bien, te llevaré con ella—La chica saltó emocionada y me dio un abrazo.

—¡Te debo la vida! Eh...

—Michael, me llamo Michael.

—¡Te debo la vida Michael!—Repitió.

Sólo espero que todo esté bien si la llevó.

Tomamos el metro y le pregunté a la melliza.

—¿Cómo te llamas?

—¡Oh! Lo había olvidado, perdona, me llamo Rose.

—Oh, pues encantado Rose—Dije sentándome a su lado ahora que uno de los escolares se levantó.

Estuvimos todo el viaje en silencio, caminamos escuchando cada uno música en sus audífonos, eso hasta que me detuve frente a una gran casa, la chica se devolvió y toqué el timbre, Lazari abrió desde adentro y entramos con cuidado, era probable que sólo me hubiese visto a mi.

—¡Mik—Miró con los ojos como platos a mis espaldas, dentro de la casa pudo oírse un ¿Qué pasa? De Max—¿Rose?—Preguntó en un susurró y se acercó corriendo a si hermana, tomando sus mejillas—¡Rose!—Confirmó al borde de las lágrimas, las mellizas se abrazaron y yo silenciosamente salí nuevamente, mi trabajo aquí ya estaba hecho y seguramente Lazari me contará algún día lo que pasó, pero por ahora yo lo veo como algo extremadamente personal.

Volví a casa congelado como paletita de hielo y mamá me dio un técito con canela, terminé de tomarlo y subí las escaleras, vi a Alex saliendo de su habitación justo cuando toqué la perilla de mi puerta, la di vuelta pero me detuve al oír la voz del pelirrojo.

—Mike ¿podemos hablar?—En este tiempo sólo nos ignoramos, Alex consiguió otro grupo de amigos y no hablamos al mismo tiempo.

Me volteé de brazos cruzados y me apoye en la puerta, Alex me miró nervioso, probablemente mi cara de fastidio era para enmarcar.

—¿Quieres pasar?—Preguntó abriendo la puerta de su habitación, iba a responder que no, pero no quería que los niños se dieran cuenta de nuestra conversación, así que asentí y entré en silencio, Alex cerró la puerta detrás de él y suspiró—Michael yo...

—¿Lo sientes?—Pregunté luego de unos segundos de silencio.

—Demasiado.

—¿Pero de corazón?

—De corazón.

—¿Lo juras por nuestro padre que en paz descanse?

—Lo juro por nuestro padre que en paz descanse.

—Si no te amara demasiado no te perdonaría, pero eres el estúpido de mi hermano y con eso es suficiente para mi, ven—Dije abriendo mis brazos, Alex se acercó y nos abrazamos con fuerza—¿Ves que era fácil?—Pregunté.

—No lo es—Dijo soltandome-porque quiero que me perdones de corazón y olvides la idiotez que cometí-suspiré.

—Alexander, te perdoné de corazón, pero dudo algún día poder olvidar que enganchaste los frenos a mis mejillas, pero más importante, que me golpeaste sin razones, eras mi hermano, mi héroe y me traicionaste, quizás pienses que es dramático, pero imagínate, ponte en mi lugar ¿no te dolería saber que el hermano con el que compartiste tanto te golpeó lleno de odio?

—Lo siento—Se disculpó con su voz rota, tan macho que se ve y tan nena que es.

—Y yo dije que te perdono, ven—Dije acercándome y acariciando su cabello en un Abrazo-¿Me extrañaste?

—Sentía que moriría si no te oía decir una estupidez.

—Piénsalo, quizás mañana despierte como Gregorio Samsa y quizás tú no te disculpaste hoy, es bueno saber que te tengo de vuelta, con todo y tu idiotez.

—¿Quién es Gregorio Samsa?

—No es necesario que lo sepas, sólo debes saber que acabo de decir algo muy estúpido.

—Oh—Dijo sin soltarse de mi abrazo-sip, definitivamente extrañé esto.

—¿Y Dai? ¿Con ella te disculpaste?

—Tengo miedo.

-Oh vamos, ella es igual de fácil que yo y yo ya te perdoné, ¿Qué podría salir mal?

Alex se quedó en silencio, dejé de acariciar su cabello y él lo puso de vuelta en su cabeza, en señal de que no parara.

Maldito consentido, y eso que yo soy el menor.

—¿Qué fue lo qué hiciste para que termináramos así?—Pregunté y él se separó de mi en un suspiró, se sentó en el suelo y yo lo imite.

—Es una historia muy larga Mike—Pausó y yo hice una seña con mi mano para que continuase—Todo comenzó cuando Max se me confesó.

—Eso ya lo sé imbécil, adelanta.

—Bueno, ya sabes que yo hice muchas cosas para humillarlo ¿no?

Asentí fastidiado.

—El suéter que él me hizo y me regaló cuando era más pequeño, cuando tenía 14...

Espera ¿qué edad tenía Alex en ese momento?—Preguntó Chris interrumpiendome.

Tenía 18, casi 19—Levanté mi mirada junto a una sonrisa, preguntando si podía seguir mi relato.

Oh, lo siento, sigue.

—Cuando tenía 14, se lo di a una chica cualquiera, cuando Max y Dai venían llegando a casa yo iba saliendo junto a la chica y bueno, Max preguntó por qué ella tenía el suéter y yo dije que ahora era algo sin importancia para mi y que si era posible que haría feliz hasta tirarlo a la basura, Max me miró decepcionado y triste, pero contrario a las anteriores veces, no lloró, sólo me miró con sus ojos más oscuros de lo normal y me sentí un completo imbécil, pero aun así lo humillé más y más, esperando que su mirada cambiará a lágrimas, ya que su mirada decepcionada me lastimaba más que cualquier golpe, que cualquier insulto—Dijo.

—¿Y luego?

-Luego...Dayana lo defendió y me habló de lo cansada que estaba de mí y me mis insultos, me sentí un idiota y quise huir, pero ella me tomó del brazo exigiendo una disculpa para el castaño, yo la empujé entre mi desesperación por alejarla de mi, pero lo hice con mucha fuerza y cayó al suelo, traté de irme pero ella me tomó del tobillo y me hizo caer de cara al suelo, luego mamá trato de separarnos y ya sabes lo que pasó—Terminó.

—Eres un grandísimo imbécil, pero no de broma, ahora si lo digo en serio—Dije mirándolo con los ojos entrecerrados.

—Lo sé—Aceptó con un sollozo—Soy tan imbécil, todo porque tengo miedo, no soy capaz de aceptarlo y ya jodí todo.

—¿A qué te refieres?—Pregunté intrigado.

—Yo si quiero a Max, mucho, lo adoro, pero estaba asustado, confundido y ya ni somos amigos, me odia y por esto Dayana también me odia.

Sus palabras me causaron impacto, no esperaba que dijese algo así.

—Yo creo...—Dije rompiendo el silencio—Que así como arruinaste todo también puedes arreglarlo, pero no todo será ahora, debes tener paciencia.

Alex me miró dudoso y luego asintió.

—Ahoooora quiero ir a encerrarme en mi inmundicia, si me disculpas—Me levanté y me fui a mi habitación, tenía que cargar el celular.

Me puse a ver memes en facebook, no me metía casi nunca pero cuando lo hago comparto todo.

Christian compartió un meme sin gracia hace 5 minutos, pero a mi, que tengo un humor absurdo, si me doy mucha risa.

Revisé mis notificaciones, eran demasiadas, estaba etiquetado en muchas fotos del concierto, algunas donde estaba tocando, lo que más pensé al verlas fue "me veo asqueroso" pero los comentarios decían que era guapo y así, nunca me he sentido guapo, pero ya, son ellas.

Otras eran del abrazo de Christian.

Guardar, guardar, guardar, compartir, guardar.

Encontré unas fotos de él solito o con Max, estas chicas dan miedo.

Guardar, guardar, dar me encanta, guardar.

Me llegaron unos mensajes de Christian.

"Mikeeeee
Mañana no iré a la escuela 😢" mañana es viernes, día corto, flojo "Pero ¿te gustaría salir el sábado? Luego de eso ni nos podremos mensajear, el baile, ya sabes".

Había querido hablar con Chris toda la semana, tomar un helado o ir al parque de diversiones, quería decirle todo aunque no pudiese corresponderme y al menos ir al baile juntos como un par de amigos.

"¿Te gustaría ir al parque de diversiones?"pregunté nervioso "así escapamos un poquito del estrés".

"Si, vamos! 😄
Mike, Weich se puso a llorar y lo estoy cuidando, hablamos luego".

"Hablamos 😆".

Me acosté y cuando la cama empezó a estar tibia me relaje, antes de darme cuenta estaba profundamente dormido.

♪♪♪♪

—¿El sábado?—Preguntó Rick, es al que más le confio mis cosas.

—Si, ¿crees qué cualquier regalo esté bien?—Pregunté apoyando mis codos sobre la mesa, Rick asintió—¿Tú que regalarías?

—No lo sé, nunca he estado en tu situación, pero no soy bueno en manualidades, así que una carta seguro que no, quizás un cd de música personalizada, pero no puedes regalar eso, seria una idea terrible, pero he notado que Chris es una persona bastante simple, además no sabes si saldrá bien, así que sólo haz una carta Por si las moscas.

—Creo que poniéndose en el caso de "no funcionará" tienes bastante razón—Lo miré decidido—Haré eso, muchas gracias Rick.

—¿De qué hablan chicos?—Prrguntó Sophie apoyándose en la mesa, estábamos descansando de la práctica.

—Mike ha visto la luz—Dijo Rick, Sophie lo miró confundida—Al fin va a dar el paso de preguntar y confesar.

—¿¡En serio!? ¿¡Cuándo!? ¿Por qué?

—El sábado, lo pensé bien luego de una plática con chicos que conocí en el concierto y he decidido hacerlo, aunque no salga bien.

—Oh Mike, debo decirte algo—Dijo la pelirroja poniendo una de sus manos sobre sus labios—Christian no es como crees...

—¿De qué hablas Sophie?—Se adelantó a preguntar Rick, la miré confundido.

—El día del evento, cuando salí a fumar, Chris me atacó, dijo que me alejara de ti, que destrozaría nuestra amistad, que si no lo hacía cambiaría los papeles y yo sería la mala, pero te juro que no es así, sabes que yo sólo quiero cuidarte Michael, me conoces desde que éramos un par de mocosos que no sabían escribir.

La miré confundido.

—Christian jamás haría algo así—Afirmé.

—¿No eres capaz de creerle a tu mejor amiga? Michael ¿Es en serio?

—Yo tampoco creo que sea capaz de hacer algo como eso, la verdad—Rick me apoyó.

—No puedo creerlo, ¿ahora Chris es su amigo de toda la vida o qué?—Los ojos de Sophie se llenaron de lágrimas—Ustedes saben que yo no soy mentirosa, vamos, sólo trato de ayudarte Michael.

Rick me miró confundido, Sophie con un golpe se levantó de la mesa y se fue.

Christian no es capaz de hacer algo así, o eso creo, pero Sophie no me mentiría ¿o sí? Después de todo la conozco desde el jardín de infantes.

Salí del salón buscando a la pelirroja, la encontré sentada en una de las bancas cercanas a la oficina, me senté a su lado y ella se alejó.

—Hey—Dije, ella miró a otro lado-lo siento, es sólo que se me hace difícil creerte.

—Te entiendo, después de todo te gusta Chris, pero, ¿no has pensado que quizás Rusia lo cambió? Es una posibilidad.

Yo seguía viendo a Christian como el mismo chico que se fue a Rusia, pero quizás, lo que dice Sophie tiene sentido.

¿Pero por qué lo haría? No tiene sentido.

—Yo sólo quiero ayudarte Mike—Dijo—Volvamos al ensayo-se levantó y me dejó sentado solo.

No puede ser ¿verdad?

♪♪♪♪♪

Christian:

—¿Estás listo?—Preguntó Carter en la entrada del pasillo, un doctor nos miraba pacientemente y mi familia esperaba lo mejor, aunque sólo Carter y Nick entrarían al pasillo, viendo todo desde una ventana.

Okey Mathew, te preparaste para esto toda la noche ¿no? Estarás bien, todo saldrá bien.

Un doctor nos guío por las puertas, mamá no estaba en una habitación normal, estaba en una de esas que son especiales para personas sin esperanzas de recuperación.

El doctor se detuvo frente a la puerta 539, la abrió con una llave y se quedó en el marco de esta esperando que entrará, tomé aire y entré, las cortinas de la ventana se abrieron y observé fijamente a la mujer que hablaba sola en una esquina, con un chaleco de fuerza.

Me acerqué a ella y oí de más cerca, aún no se daba cuenta de mi llegada, su cabello castaño claro está rapado.

—Bebés, bebés, vengan aquí, es hora de almorzar ¿ustedes quieren almorzar?—Preguntó—Oh, me alegro muchísimo.

La miré triste y me acerqué a ella con cuidado, sentándome a su lado.

—¿Quién eres?—Preguntó exaltada, mi corazón dolió por un momento—¿Vienes a lastimar a mis hijos?—Me miró asustada—¿Por qué todos quieren lastimar a mis hijos?—Miró el vacio—Carter, Math, Nick, vengan aquí mis niños—Está completamente loca—No se acerquen al chico raro.

Por un momento sentí una pena infinita, ver a una persona tan destruida mentalmente es difícil, más si es tu "madre".

—Amy, mi amor, no te acerques a el chico raro, te va a hacer daño—Inevitablemente un poco de furia creció dentro de mí—Ven aquí bebé, mamá te protegerá, mamá no te lastimará jamás.

¿De qué hablas?

¡SI TÚ LA ASESINASTE!

El doctor entró rápidamente y me separó de la mujer, yo estaba a moviéndola con fuerza, agarrando sus hombros.

—¡ASESINA! ¡ASESINA!—El doctor me sacó de la habitación, tenía mucha rabia, las imágenes de mi hermanita dando sus últimas convulsiones en un charco de sangre y nieve llenaban mi mente y no me dejaban pensar con claridad, sabía que lo que hacía estaba mal, pero ahora sólo quería preguntarle el porqué, exigirle hasta el cansancio, quería dejarle claro que no tiene el derecho de no tiene derecho de nombrarnos.

Carter y Nick me abrazaron, trayéndome de vuelta a la realidad, rodeé mis brazos en ellos y lloré lleno de furia y frustración.

Ahora entiendo el porqué de su preocupación.

Antes de salir del pasillo miré una vez más a la mujer que le hablaba a la nada.

Adiós, "mamá", hasta nunca.

Creí haber perdonado pero sus actos me hicieron caer nuevamente, no puedo perdonar a alguien que finge que nada ha pasado todo el tiempo, aunque sea incorrecto, no la odio, no la quiero, no siento nada, está muerta y no puedo perdonar, estoy podrido, quizás, pero no todo sale como uno lo planea.

Papá condujo a casa, mamá se sentó a su lado, nosotros atrás, yo llevaba la frente pegada al cristal de la ventana.

No me siento triste, pero por hoy necesito estar solo y pensar en todo, en mí y en mi egoísmo también, sin meter a nadie más, sin pensar en otra persona, ni los que están, ni los que marcharon.

Subí a mi habitación y me quité el audífono para no oír los murmullos en la planta baja, o al menos no claramente.

Miré el techo y me sumergí en mis pensamientos hasta quedarme dormido.

♪♪♪♪

Michael:

—No va a comerte, Alex—Dije mirando a Dayana apoyada en el marco de la puerta con una ceja enarcada.

—Alex, casi nos agarramos a golpes en el piso—Dijo Dayana con los brazos cruzados.

—Lo siento—Susurró Alex con la mirada baja.

—Mírame cuando me digas algo.

—No puedo.

—Mírame a los ojos Alexander-Alex la miró—¿Qué decías?

—Lo siento Dai.

-Por ti me fui de casa, dejando todo a lo que me acostumbré desde pequeña tirado, por ti he tenido que bañarme con agua fría y he tenido que quitar hierbas de la raíz, también barrer nieve sola.

—Lo siento—Repitió.

—Eres un adulto y debes entender que no todo se arregla con una simple disculpa—Dijo fría, luego me miró a mí y nuevamente a Alex, suspiró con una sonrisa pequeña—Sin embargo, podría dejarlo pasar por todo el tiempo que hemos pasado haciendo rabiar a nuestros padres juntos—Alex levantó su mirada sorprendido, Dayana estiró su mano—¿Hermanos?

—Hermanos—Dijo Alex tranquilo apretando la mano de Dai, luego se abrazaron, suspiré tranquilo.

—Voy por mis cosas, vámonos a casa—Dijo la pelirroja, nosotros nos subimos al auto mientras ella se despedía de sus abuelos agradeciendo todo y metía sus bolsos al auto.

Volvimos a casa y los niños nos recibieron llenos de energía, sobre todo cuando vieron a Dayana llena de bolsos, mamá se acercó a mí.

—¿Qué pasó aquí?—Preguntó.

—Se arreglaron.

Mamá suspiró feliz.

—Pediré pizza, esto hay que celebrarlo—Dijo yendo hacia el teléfono.

—Entonces—Dijo Jade—¿Ya no tienes ese virus súper contagioso y puedes volver?

—Eeeehhhh—Dayana nos miró, hicimos seña para que siguiera la mentira-¡exacto pequeña! ¡Que lista eres!-Jade empezó a reír y Dayana le revolvió el cabello.

Sonreí ante tal escena y subí a mi habitación, mañana debía ver a Christian luego de almuerzo y él almuerza a las doce del día, hora a la que yo recién reacciono.

Bajaría a comer y dormiría.

Revisé mis mensajes, algunos de Lazari hablándome de lo mucho que la ayudé a ella y a su hermana, otros del grupo de amigos, donde todos estaban enviando memes, nada de Chris desde las 1 y media de la tarde, mensajes de la banda (peleas) y Jade aprendiendo a usar el celular con mensajes raros.

Bajé a ver televisión con los demás y dejé mi celular cargando.

♪♪♪♪

Mis manos están sudadas como nunca.

Chris aún no llegaba y siento que mi estómago va a explotar.

Me senté en una de las banquitas y junté mis manos, ansioso, Christian apareció poniéndose frente a mí, lo noté por sus zapatillas naranjas, nos saludamos y entramos al parque entregando nuestro boleto.

Chris corrió hacia los juegos llenos de adrenalina, de sólo pensar en subirme sentía emoción y una pisca de miedo, dejamos nuestras mochilas en unos casilleros cerrados y subimos a todos antes de que nos dieran las 5 de la tarde, hora es que nos daría hambre y comenzaría a oscurecer.

Chris tenía el cabello más revuelto de lo normal, eso debido a todos los juegos en los que nos subimos, tan loco como él sólo, quiso subirse al trencito de niños por el recorrido completo del parque, tan loco como yo solo, acepté y nos subimos a un trencito lleno de niños, cuando cruzábamos una parte abierta del parque todos nos miraban raro y nosotros reíamos como si fuese la peor travesura de niños cometida jamás.

Fuimos a comer, jugamos con unas figuritas de juguete que venían con la cajita del parque, compramos cosas pequeñas, porque si no íbamos a vomitar

Para reposar fuimos a los juegos de puntería, en las latas Christian se ganó un perro de peluche y yo me gané una serpiente en los dardos, una rosa, pero como siempre le digo a Max, rosa color de machos.

Dejamos los peluches en los casilleros y subimos a las montañas rusas ahora llenas de luces, la experiencia era completamente distinta a cuando te subes en el día.

Al bajar Chris casi se me cae encima, las luces lo marearon.

Viendo la hora decidimos subirnos al último juego antes de que cerraran, Chris volvió a elegir algo lleno de adrenalina, pero yo recalqué era mi turno de elegir y elegí la rueda de la fortuna.

Quizás todo salga bien, tengo esperanzas.

Christian aceptó subirse conmigo.

El juego dura 3 minutos, son más que suficientes para intentar decir lo que deseo.

El chico del juego nos vio correr justo antes de apretar el botón, suspiró fastidiado y nos abrió la puerta de uno de los carritos, ambos sonreímos agradecidos y subimos.

Christian miró por la ventana, tomé mi mochila y saqué la carta nervioso.

-—Fue divertido—Dijo con una sonrisa—Volvamos—Esa palabra decía exactamente que quería volver a venir conmigo, lo cual me hizo feliz.

—Fue divertido, sobre todo ver a ese tipo que se casi se cae en la bajada del trencito, el chofer.

Chris tapó si boca para retener su risa.

—Si—Afirmó.

Estuvimos un rato en silencio, sin mirarnos, cuando estábamos en la cumbre de la rueda Chris habló.

—Mike, hablemos—Dijo y guardé la carta casi automáticamente, su tono era serio.

—¿Qué ocurre?

-Sophie...ella.

No puede ser, ella dijo que me lo diría, ¿Era verdad?

—¿Qué pasa con ella?

—Ella me amenazó-—Dijo y me sentí automáticamente decepcionado, entonces si es verdad.

Sentí todo acumularse dentro de mi, el estrés vivido, la preocupación, la tristeza repentina del momento y una gran decepción.

Me siento roto.

—Ella dijo que dirías eso.

—¿Eh?

—¡Era cierto! Oh Dios, fui tan idiota...

Christian me miró asustado.

—¿Qué?...

—¡Cambiaste! ¡ella tenía razón!—Gruñí frustrado—¡Pero aún así te defendí, que idiota...

—Mike, no sé de q—Lo interrumpí alterado, odio que me mientan.

—¿¡No lo sabes!? Porque creo que tú lo tienes más claro que nadie.

—Mike no—Me di la vuelta, dándole la espalda—Hey, yo...

—¿Tú que? ¡mentiroso!—Tomé la carta y la rompí en dos pedazos frente a él, sentía las lágrimas asomarse por mis mejillas, ¿Cómo un problema tan pequeño puede terminar así?—¿Por qué?—Pregunté desesperado—No, no respondas, no quiero oírte, me quiero bajar.

—Michael no es—

—¿¡Por qué tratas de defenderte aún!? ¡no quiero oírte, no ahora!

—¡Michael yo...

—¡AGH, QUE MOLESTO! ¡¡HUBIESE DESEADO QUE...

te...

NUNCA HUBIESES DEJADO DE

amo!

SER SORDO!!

Nuestros gritos mezclados pararon al igual que el juego, que freno moviéndonos bruscamente, Christian me miró, luego entrecerró sus ojos y abrió la puerta a la fuerza para empezar a correr, me descongelé y corrí detrás de él, sentía las lágrimas mojar mis mejillas.

¿¡Qué es lo qué acabo de hacer!?

Tomé su brazo y él se volteó empujándome, caí y me miró enojado, lleno de rabia, pero con lágrimas deslizándose rápidamente por sus mejillas.

—Vete a la mierda Michael.

Dijo antes de volver a correr, dejó su perro de peluche tirado en el piso, en ese momento recién pude tomar el peso de mis palabras y el peso de las suyas.

Pegué mis rodillas a mi pecho y lloré, lloré como nunca.

Chris había vuelto a oír y lo arruiné todo.

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