Mute

By lazarithe

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Christian es un chico condenado a estar en silencio para siempre. Michael es un chico que quiere hacer de la... More

prólogo
¿odio?
Servilleta
carta n°1
¡Michael no sabe entregar cartas!
las cosas buenas
una guitarra
tranquilo, no te voy a soltar
la familia de Michael, helados ¡y café!
¡pero eso es raro!
¡adiós escuela y hola dudas!
¡dos fiestas en una noche!
Math
¿Quién soy?
Michael
Día en la piscina...no tan bueno
¿Tía, papá?
Un día de nieve...
los Castillar y Sophie
Parque de diversiones
Hamburguesas y luces
fiesta de luciérnagas
La apuesta
Correcto
mascotas y una cena
Consejo.
La nieve
Confusión y aceptación
navidad y despedida.
Rusia ¿¡Esa es mi familia!?
De ustedes ♥
operación y viaje apresurado
libertad.
Sinceridad y regreso.
abrázame más fuerte
verdad o reto y rota.
panqueques y columpios
¡Suelta el vaso Chris!
El evento y el lobo de oveja.
la carta rota.
¡sal de mi cabeza!
El último día escolar
El Baile
El baile (Max)
malteadas empalagosas.
Quizá mañana
mamá se fue.
¿Te sientes bien?
Odiame.
Hablemos, tocame.
Corte de llamada, abrazo.
agradecimientos
Aviso

Halloween

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By lazarithe

Michael:

—¿Hoy saldrás a pedir dulces?—Preguntó mi madre mientras yo me servía un tazón de cereales.

—¿Quién? ¿Yo?—Mr apunté y mi madre asintió—Pero por su puesto que si.

—Por un segundo pensé que te negarias—La mujer rió con ternura—Tus hermanos darán una pequeña fiesta en la casa hoy, yo iré a cenar con David ¿Podrías sacar a los niños?—Asentí—Gracias cariño.

—¡Ah! Pero más tarde saldré con los chicos, así que me encargaré de dejarlos acostados para que los demás no tengan problemas, si me acusan por ser demasiado mandon sólo no me des sermón ¿Si?

—Vale cariño—Sonrió y sentí a mis hermanos bajar corriendo las escaleras, todas las mañanas eran así, mientras todos corrían por la cocina en pijama tomé mi mochila y me despedí de mamá, saliendo tranquilamente de aquella batalla de monstruos.

Cuando estaba con mis abuelos en Japón no tenía ese tipo de mañanas, todo era silencio y calma, sólo podía oír a mi abuelo pasando las hojas del periódico y a mi abuela dando sorbos a su café, luego cuando llegaba a la escuela comenzaban a molestarme por no ser completamente japonés, yo en serio quería volver y no pude hacerlo hasta el día en que mis abuelos decidieron volver a dejarme con mamá.

Ni siquiera me quieren, sus actos desde que nació Alex han sido simples caprichos, ni siquiera cuando papá murió lloraron y era de esperar, ni a su hijo lo querían.

Pero bueno, "un niño que casi se muere de infartos al corazón no puede vivir en una ciudad llena de gente, claramente", con esa excusa mis abuelos me llevaron a vivir a Tokio, obligado y sin los únicos seres que me entendían.

Entonces cuando volví todos tenían una vida en la que yo no hacía falta, o eso creí hasta el momento en que arrastre mis maletas hacia la salida de la entrega de equipaje y Dayana corrió a abrazarme, llorando y pidiendo disculpas, Alex se aferró a mis piernas, Elizabeth me tomó por la espalda, Edward se aferró a mi cabeza y Anna lloró abrazando mi brazo y los mellizos que no veía desde bebés tomaban mi mano.

Entonces me di cuenta de que la pesadilla había acabado, que yo si tenía una familia.

Y lloré siendo protegido por los brazos de mis 7 hermanos.

Es raro hablar de ello, perdóname si te incómodo.

En la escuela todos saltaban de un lado para otro, las porristas parecían estar más animadas que nunca, los jugadores estaban entrenando con más ganas y Max era más fácil de golpear, todo estaba saliendo bien.

Excepto porque Christian no contestaba sus mensajes.

Lazari tampoco contestaba pero eso era porque ella había tenido que viajar, a veces desaparece sin dejar razones, pero así es ella.

En la clase de deportes teníamos mezcla con el salón de Dayana y el salón de Alex, ya que este año fuimos los tres salones elegidos que se salvaron de los exámenes de prueba, fuimos elegidos al azar y aquel que se salva del exámen va a sufrir de manera no psicológica, si no física.

Dayana se estaba riendo con sus amigas, Alex hablaba con Max y yo no estaba haciendo nada importante, así que fui a sentarme junto a Elliot en el jardín.

—¿Sabías qué..—Pausó volteando a mirarme—Los pasteles que da Christian son los mejores?—Sonrió y de la nada comenzó a bostezar ¿Chris y él son amigos?

—Soy diabético dependiente de insulina, hijo de puta.

—¿Y eso qué?—Respondió de mala gana—Son sin azúcar, imbécil.

Abrí los ojos como platos.

—¿Son sin azúcar?

—Oh, si ¿No lo sabías?

—Pues no...

Comenzó a reír.

—Quizás cuántos pasteles le rechazaste ya al pobre chico, todo por ser como eres, idiota.

—Silencio, bastardo—Hablando de silencio...—Hey ¿Por qué estás tan animado los últimos días? Si tú ni hablabas.

—Oh, no es nada.

El entrenador tocó el silbato y todos se taparon los oídos, menos los de la casa Castillar, esos están acostumbrados a sentir ese sonido en plena madrugada gracias a sus hermanos pequeños.
Todos rodeamos al entrenador.

Primero se dirigió a los hombres.
—Muy bien princesas, esta clase será diferente de lo usual, no haremos esos juegos que tanto les gustan, hoy jugaremos fútbol americano y no Alexander, cállate que te estoy mirando—Max empezó a reír como imbécil, yo no me quedé atrás—Bien, el par de focas serán los lideres, quiero que repartan la cantidad exacta de hombres y chicas y que obviamente, la pasen muy mal, pero sin matarse, soy muy joven para perder mi carrera de entrenador—Puso las manos sobre su boca y gritó para las chicas—¡¡AL PATIO CHICAS, DAYANA TAMBIÉN TE ESTOY VIGILANDO, CUALQUIER PASO EN FALSO Y ESTÁS FUERA DE MI CLASE!! ¿¡OÍSTE!?

Dayana levantó los brazos y camino hacia la cancha.

Si hasta el entrenador tiene problemas para controlarlos puedo ver porque están en clases de reforzamiento.

Par de demonios.

No me gustaba la idea de ser líder de un equipo de fútbol, sobre todo si era contra Max, porque somos amigos y sé que a quien más atacará será a mi y que digamos, un uniforme escolar no me protegerá mucho.

—Bien, elijan—Dijo el entrenador y Max gritó.

—¡SHIZEN CONMIGO!—HIJO DE RE MIL PUTA.

Pero dos pueden jugar.

—¡SINS ACÁ!

—¡OOOOHHHHH SIIIII!—Gritó para luego ponerse a mi lado, no es por nada, pero sé que mi hermana es una bestia cuando se trata de ganar y siendo Alex y Max sus oponentes esto será digno de ver.

—Oh, sólo porque te quiero te haré un favor enana—Dijo Max bajito—¡LISAN AQUÍ!

—MIERDA, TE AMO—Gritó Dayana, haciendo que Max le guiñara un ojo, Lisan es el apellido de Sophie y Dayana está segura de que casi no hay reglas.

—Sólo no te pases Dai—Dije tranquilo.

—Cállate, este es mi momento.

Lo intenté.

—Elliot conmigo.

Él sólo suspiró y se puso a mi lado.

Elegí a un par de chicos y chicas, quedándome mitad y mitad con Max, el entrenador tocó el silbato poniéndonos alerta y lanzó el balón a la cancha, todos soltamos un grito ahogado, Alex y yo nos miramos.

Oh no pendejo, el balón es mío.

Corrí estirando mis brazos para alcanzar el balón, todo iba bien hasta que Alex me pegó un empujón de lado, haciéndome perder el equilibrio y casi caer, tomó el balón y se lo lanzó a Max, Dayana gritó corriendo hacia Max, dejándolo en el piso para tomar el balón corrió hacia la mitad de la cancha y yo la seguí, corriendo más adelante, ella iba a tirarme el balón pero Alex se lo quitó corriendo hacia el otro lado.

Los demás sólo nos miraban.

—¡Hey holgazanes!—Grité—¡El juego no es de 4 personas!

Fue algo increíble ver como las chicas se animaban más que los chicos y corrían a distintos puntos de la cancha para contraatacar, no me tomó mucho tiempo entender porque Dayana dijo que las eligiera a ellas, claramente eran sus amigas y eso las hacia igual de bestias.

Lo cual era raro, porque la mayoría era porristas y yo hace 5 minutos pensaba que eran bellas damas delicadas.

Ahora las veía empujar a los demás mientras corrían con el balón, su agilidad es increíble, Alex se puso frente a Maggie, una de las deportistas mientras ella corría, pero ella no se hizo problemas y pasó por entre sus piernas, lanzándose al piso y pasando al otro lado para seguir corriendo.

—Wow—Dije y Dayana corrió a mi lado gritando "te lo dije".

El primer punto sorpresivamente fue el mío, cuando Kathe me lanzó el balón y corrí para lanzarlo con fuerza al piso y plantearlo haciéndolo pasar entre los postes, los de mi equipo (que eran sólo chicas deportistas y uno o dos chicos) celebraron.

El juego iba bastante bien y gracias a Dayana llevábamos ventaja, aunque las cosas se complicaron cuando Sophie tomó el balón y Dayana se lo quitó (para sorpresa mía) sin hacerle daño, luego siguió corriendo, pero una chica que conozco muy bien por ser amiga de Sophie interrumpió su camino haciéndole una zancadilla, una caída normal hubiese estado bien, de no ser porque mi hermana menor se puso a gritar en el piso.

Me acerqué a ella junto a Alex, ambos corrimos a la velocidad de la luz y ella tapó su cara con sus manos, no le gusta que la veamos llorar.

—M-Mi pierna...—Se quejó muy bajito, el entrenador se acercó corriendo a ella y le dijo a Carrie que se fuese a la oficina del director, porque su acción fue completamente a propósito, Alex empezó a pelear con la chica mientras yo trataba de atender a Dayana, al final decidí tomarla e ir a la enfermería, sus amigas caminaron a mi lado, ella sólo tapaba su cara con sus manos, no quería decírselo, pero tiene la pierna llena de heridas y el pie hinchado.

La enfermera me pidió que la dejará en la camilla, yo iba a volver a clases pero Dayana me tomó la mano pidiéndome que me quedara, es verdad, ella le tiene miedo a cualquier tipo de doctor y sobre todo a las agujas.

La enfermera cerró la cortina que separa la enfermería de la camilla, dejándome a mi y Dayana separados de los demás, yo traté de calmar su llanto.

—Sabes que llamarán a mamá e iremos al hospital ¿Verdad?

—¿Dejarás que me pinchen?—Preguntó con los brazos sobre sus ojos.

—Claro que no nena, estarás bien, no dejaré que te hagan algo raro, aunque quizás y te ponen un yeso largo, tienes la pierna izquierda hinchada.

—Debes estar jodiendo.

—No lo estoy, pero mira el lado positivo, podrás tener un dibujo de tu amado Max ¿No es genial?

Ella sonrió casi riendose debajo de sus brazos.

—Bastardo—Dijo en un tono divertido y yo reí.

La enfermera volvió con nosotros.

—Mi niña ¿Quieres qué tu amigo esté aquí mientras te reviso? Es probable que debamos subir tu falda y...—Fue interrumpida.

—Está bien, es mi hermano, no es como si nunca me hubiese visto pasear con ropa interior por la casa.

—Lo hace todas las tardes antes de bañarse—Dije yo, tranquilo.

—No parecen hermanos...—Dijo la enfermera y ambos reímos bajito—Oh—exclamó viendo la mano de mi hermana y yo sólo esperé que le dijera sin que se desesperara—Criño, tienes un dedo dislocado.

Dayana no reaccionaba.

—Leia, me estás asustando.

—No me digas Leia bastardo—Dijo y suspiró—La enfermera apretó un poco su dedo dislocado con un gel frío—¡SANTA MIER—Le tapé la boca.

La enfermera volvió a irse.

—Esa caída me hizo mierda, en serio—Dijo ella acomodándose en la camilla.

—Rodaste hermana, yo ya te veía media muerta.

—Ojalá alguien lo haya grabado.

—¿Para mostrarselo al director?

—No seas niña para tus cosas, no soy tan bocota—La miré esperando que me dijera porque quería un video—Igual y se ve bien gracioso, me gustaría verlo.

—Eres una estúpida—Dije riéndome.

La enfermera regresó con un metal delgado, un alicate y algunas vendas, también trajo con ella una caja de zapatos forrada en papel de regalo.

Tomó la mano de Dayana y dobló el metal en su dedo torcido, marcando con un lápiz y cortando lo sobrante, para luego ponerlo nuevamente y vendar su dedo, ella estaba muy tranquila, la enfermera terminó y comenzó a curar las heridas en sus rodillas, las cuales estaban sangrando, desinfecto y Dayana tomó mi mano con fuerza, luego cortó vendas, doblandolas y pegandolas con cinta en los extremos.

—Te voy a dar un papel para el hospital, allá te vendaran el pie y parte de la pierna, pero no duele así que puedes estar tranquila.

—Vale, gracias—Respondió mi hermana y el timbre sonó, la enfermera me llamó para dar los datos personales y el número de celular de nuestros padres, Max y Alex entraron a la enfermería y abrieron sin cuidado alguno la cortina donde estaba Dayana, ambos comenzaron a llenar las con preguntas, la enfermera y yo dijimos al unísono "no griten".

—Dai, suspendieron a Carrie una semana—Dijo Alex, triunfante.

—¡Oh sí! ¡Justice!—Dayana imitó la reconocida escena del jorobado de notre dame.

—¿Segura? ¿En serio estás bien?—Preguntó Maximiliano que estaba más que preocupado.

—Lo estoy Maxi, gracias.

El timbre volvió a sonar y los dos suspiraron, dejando la enfermería y volviendo a clases, yo iba a hacer lo mismo, pero Dayana volvió a tomarme de la mano.

—No perra, te quedas.

Así que estuve a su lado esperando media hora a mamá que llegó despeinada junto a tres niños.

—¿¡Son 5 hermanos!?- me preguntó la enfermera.

—Somos 9—Respondió Dayana con una sonrisa.

—Madre de Dios—Dijo, mamá se acercó a Dayana, abrazándola, Jade y Andrés subieron a la camilla y se pusieron sobre su pecho.

—Estoy bien enanos, tranquilos—Susurró acariciando la cabeza de nuestros dos hermanitos.

—Bebé iremos al hospital ahora ¿Bien?, luego vendré a la escuela a pedir una charla con los padres de la chica que te dejo así.

—Má, tranquila, ella ya fue castigada y no es que me haya golpeado, sólo fue una zancadilla, el piso hizo lo suyo.

—Oh bebé—Dijo para luego abrazarla—Me tenías tan preocupada.

—Es raro que no vengas a la escuela porque Alex y yo hicimos algo malo, me siento especialmente rara.

No pude evitar reírme.

—Retiraré a Alex y a Mike, porque Alex es muy preocupon y Mike nos ayudará a llevarte al hospital.

Dayana me miró.

—Te salvé de un día de clases, al parecer esto no es tan malo.

—Hubiese preferido venir las 24 horas del día a clases hoy y que a ti no te haya pasado nada, tonta.

Acomodé a Dai en la camilla y luego esperé que se tomará de mi cuello para cargarla en caballito, mamá  se quedó hablando con la enfermera y los mellizos comenzaron a correr al rededor de nosotros, los dejé jugar mientras que mamá firmaba algunos papeles en la enfermería y cambiaba a la oficina, a firmar algunos papeles para nuestro retiro, Max se quedaría solo hoy.

...

—Entonces...

—Entonces...

—¿Duele?

—Es incómodo.

—Oh.

Mi hermana estaba sentada en una camilla de hospital con la pierna vendada hasta la rodilla.

—Eso va a picar—Afirmé.

—Lo sé—Se hizo un silencio—¿Podemos irnos ya?

—Están preparando tus recetas para los calmantes, espera un poquito más.

—Serán tres largas semanas.

—Que bueno que lo estás aceptando.

Los demás llegaron y volví a llevar a Dai como caballito, no queríamos que usara mucho su pie teniéndolo herido, era mejor así, además es demasiado liviana.

No era demasiado tarde, pero si habíamos gastado un buen tiempo en el hospital, al menos 4 horas, los niños más pequeños estaban volviendo de casa y las personas comenzaban a sacar calabazas y ponerlas en su jardín, bajamos del auto y saludamos a algunos vecinos para luego entrar a casa, Alex era el que decoraria la casa ese año, aún así me da pena dejarlo solo, así que prometí ayudarlo más tarde.

Me llegó un mensaje de Lazari.

"Hey hey Mike, te envío este mensaje de voz desde Rusia, tuve que volver por un tiempo, por lo cual no podré pasar el halloween con ustedes ¡En serio lo lamento!, pero ya sabes que tengo cosas pendientes aquí, además pensamos hacer una pequeña fiesta entre las chicas del convento, ya sabes que algunas recién pudieron salir de terapia y así, bueno, debo irme, compraré chocolates amargos para ti, adiós".

En ese momento me pregunté porque seguía asistiendo a hacer papeleos en aquel convento, si la había pasado tan mal allí, porque aún no sabía lo que realmente había pasado y a quién buscaban y no lo supe hasta mucho después, cuando vi un reportaje donde mostraron grabaciones de Lazari y otras niñas.

Christian aún no contestaba los mensajes, le escribí lo que había pasado con Dayana y bloqueé mi celular, se supone que Edward y Elizabeth deberían estar en casa, pero al parecer Liis aún no llegaba del trabajo y Edward estaba tomando clases extras en la universidad, los niños estaban corriendo por la casa hablando de sus disfraces y Gray no quería dormir, así que me miraba con sus grandes ojos grises como esperando algo.

—Mamá—Llamé, ella estaba en otro sofá leyendo.

—Dime hijo.

—¿No crees qué Gray tiene el cabello muy largo ya?

—No he tenido tiempo para encargarme de su cabello, ya sabes como son ustedes, el bebé es el más tranquilo y eso, hijo, no es normal.

—Gray no tiene la culpa de tener unos monstruos como hermanos—Dije y lo hice pararse en mis piernas—¿Verdad qué si?—Él empezó a reír- el enano dice que si.

—¿Por qué no lo llevas tú el fin de semana?

—Vale.

Subí las escaleras con mi hermanito en brazos, lo dejé sobre la cama y no sé porque siempre que lo hacia se dormía, con los demás sólo se ponía a
gritar y patalear.

No sé porque todos tenían cierto apego a mi, los mellizos también eran así, aunque ambos eran demasiado pegado al otro y por ello no escuchaban a los demás, tengo el leve presentimiento que a ese par lo salvare de muchos castigos cuando sea mayor de edad.

Anna no es de palabras, pero cuando somos los únicos en casa y tenemos que cocinar hasta nos ponemos a bailar.

Dai es rara, se ve muy confiada y ruda, pero es demasiado frágil, sobre todo porque en el tiempo en que me fui a Japón sufrió de ansiedad y engordo, por ello le empezaron a hacer bullying y no paró hasta que yo llegué a defenderla.

Alex no hablaba con nadie, sólo con Max, ni siquiera con mamá, o al menos eso me dijeron.

Edward era demasiado problematico y nadie lo controlaba.

Elizabeth pasaba todo el tiempo fuera de casa.

En fin, cada uno estaba en su mundo, eran desconocidos que vivían en la misma casa, ahora somos una familia.

Me recoste al lado de Gray y dormí con él en mis brazos, podía sentir su lenta respiración y sus piecesitos moverse lentamente, a veces hacia intentos por despertar y le cantaba la pequeña parte de una canción de cuna para que se volviese a relajar.

Me dormí con Gray entre mis brazos.

....

Cuando desperté pude escuchar la música sonando a alto volumen en el piso de abajo y a mi hermanito pequeño llorando con fuerza, traté de calmarlo y salí de mi cuarto enojado, ni siquiera habían pasado 3 horas.

—¡Hey, bastardos!—Grité, Alex y Edward voltearon a mirarme y apunté a Gray, ellos bajaron el volumen y yo me acerqué a tirarle las orejas—Tenemos un hermanito pequeño, deben pensar en ello cuando vayan a hacer explotar la radio, que hasta a mi me asusta, idiotas—Ellos asintieron—Quiero que está noche no haya música fuerte porque yo soy el encargado de mantenerlos vivos y no puedo llevar 1 monitor y un control de sus idioteces juntos ¿Entendieron par de adoptados?—Ambos seguían asistiendo—Volveré a dormir a Gray—Me di media vuelta y cuando estaba comenzando a subir los escalones volví a escuchar la radio a máximo volumen, luego me acerqué a ambos y apunté hacia arriba fastidiado, ellos no entendieron hasta que vieron a Andrés corriendo asustado hacia abajo, aferrandose a mi pierna, él también estaba dormido, acaricie su cabeza y tomé el control del equipo de música, así podría controlar yo el volumen.

—Si hubiese sabido que la vida sería así de aburrida por tener hermanos menores mejor y no tenía nada, sólo son mocosos problematicos—Dijo Edward enojado, Alex hizo señas de silencio pero Andrés lo había escuchado claramente y se puso a llorar a gritos, Edward trato de tomarlo en brazos pero no quería separarse de mi pierna, lo miré mal.

—No te estoy pidiendo una vida aburrida, yo también adoro escuchar música, pero tú haces explotar el equipo, además si no quieres tener hermanos menores presentes perfectamente podrías organizar tu fiesta en una casa donde no hayan nueve hermanos, animal.

Odio discutir con mis hermanos, pero Edward tiene poco tacto y comprensión.

—Vuelve a Japón y dejame en paz Michael—Oh, eso dolió.

Miré a Alex que permanecía en silencio.

Suspiré triste.

—Llevaré a los niños al parque, por favor diganle a mamá cuando vuelva del supermercado para que no se asuste, revienten el puro parlante si así lo desean.

Le pedí a Andrés con la voz a susurros que soltara mi pierna y fuera por Anna y Jade, él asintió limpiandose las lagrimas y yo fui por el coche de Gray, no sin antes mirar mal a Edward.

Anna bajo rápidamente junto a los niños y se quitó los audífonos cuando estaba junto al par de pelirrojos.

—Aprende a vivir en familia de una vez—Dijo Anna dirigiéndose a Edward y salimos de casa. Salimos de casa y no volvimos hasta que fue de noche, no tenía ganas de aguantar el mal humor de Edward, nadie tenía ganas, cuando llegamos vimos decoración por a fiesta que ambos querían hacer, los niños subieron las escaleras a ponerse su disfraz y yo tomé a Gray en brazos para llevarlo a su cuna, en cuanto los niños estuvieron listos tuve que pintarme el rostro con el maquillaje de Dai que estaba dormida en su habitación y salir a pedir dulces con ellos, no había tenido tiempo de ir a una tienda por un disfraz y a esas horas ya daba igual, me preocupaba que Chris siguiese sin contestar el celular, pero ahora que querían hacer fiesta tenía que ser responsable y cuidar a mis hermanos.

En las casas nos abrían la puerta y la gran mayoría sonreían enternecidos por el disfraz de mis hermanos, que era de dinosaurio, era gracioso porque a veces golpeaban a otros niños con las colas y no se daban cuenta.

No sé cuánto tiempo les acompañe a pedir dulces, pero los 3 teníamos ya la calabaza llena y la mayoría de velas en la calle estaban apagadas, así que decidimos volver a casa.

Mala idea.

Hubiese preferido pasar la noche afuera.

La casa estaba llena de personas que no conocía, algunos bailaban, otros coqueteaban y algunos hacían idioteces, suspire y subí por la escala con los niños, pude sentir el grito de Edward llamándome y le dije a los niños que subieran, ellos hicieron caso, luego tendría que revisar a todos los demás en sus habitaciones.

Bajé y Edward pasó un brazo por mis hombros, lo aparté, seguía enojado, él empezó a reír y se acercó a mi oído.

—¿Quieres jugar a las apuestas?—Dijo mientras algunas personas nos miraban.

Él sabe que me gusta jugar porque siempre ganó dinero, no como él.

—Sólo una.

—Perfecto.

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