¿Cómo estar sin ti?

بواسطة Estela2610

1.5M 114K 21.5K

¡A la venta! Disponible solo los primeros 17 capítulos. "Dicen que el primer amor siempre duele, pero nunca... المزيد

Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11:
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17
Capítulo 18.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37:
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Epílogo.

Capítulo 19

30.3K 2.5K 404
بواسطة Estela2610

Estimado lector ¿Cómo estar sin ti? Estará de forma temporal en Wattpad ya que está a la venta en versión digital y física por Amazon . Será retirada nuevamente en un par de días. (25 DE DICIEMBRE)


—Eso no es cierto, ¡mamá! —chillo descontrolada.

—Cállate, Maya —espeta—. El joven es mayor de edad y es mi vecino. ¿Pueden hacer algo para que también se marche del vecindario?

—Entenderá que todo es un proceso... —responde la mujer detrás de la ventanilla.

Lo primero que pienso es que tengo que evitarlo, que debo hacer algo para desaparecer esa denuncia. Nunca había deseado tanto tener dieciocho. Me acerco a la ventanilla sabiendo que mamá va a molestarse más conmigo si lo hago y no me importa. Niego rotundamente lo que está diciendo y me hace mala cara. La oficial que está redactando la denuncia me mira aún más molesta. ¿Por qué los adultos no nos dejan tomar decisiones? Ya sé que la mayoría de esas decisiones son un error, pero es la única forma de aprender.

—Cariño, cuando cumplas dieciocho podrás hacer lo que quieras —comenta la mujer—. Señora, la denuncia formal podemos establecerla, pero luego tendrá que presentar pruebas de su acusación.

—No las hay —casi grito y mamá me coge del brazo con brusquedad.

—¡Cállate de una vez, Maya!

—Mamá no volveré a hablar con él, te lo juro por mis hermanos —se me ocurre decir. Estoy jurando en vano y por mis hermanos. Es la desesperación la que habla.

—Escúchame bien Maya, lo estás jurando por tus hermanos. Si vuelvo a verte con ese tipo haré la denuncia formal y estará metido en muchos problemas. ¿Lo comprendes?

—Lo comprendo. —Suspiro derrotada, al menos no estará en prisión por mi culpa.

Mamá retira la acusación y me lleva hasta el auto. No puedo evitar pensar que a pesar de haber convencido a mamá, no podré hacer nada por Adam cuando los familiares del chico que molió a golpes decidan denunciarlo.

—No vas a salir de casa sin mi permiso, Maya. Bob volverá a llevarte y a traerte de la escuela y si tardas un segundo en aparecer en el aparcamiento te juro que habrá consecuencias. Si te acercas a la casa de ese tipo te aseguro que no te ayudaré con la universidad —me regaña mi madre de camino a casa.

—Mamá...

—¡Cállate! ¿En quién te estás convirtiendo? No puedo creer que te he sacado de la delegación, en qué piensas niña. ¿Crees que ese tipo quiere algo serio contigo? Lo único que quiere es tener sexo contigo, dejarte embarazada y arruinarte la vida, como a mí —dice y siento como si me hubiera golpeado—. Gracias a Dios Tyler me habló y me contó lo que ese bueno para nada hace.

El entendimiento llega pronto y me juro a mí misma que mañana Tyler tendrá que oír todo lo que tengo que decirle. El auto aparca frente a casa y mamá no detiene su discurso, me bajo importándome poco lo que diga. ¡Estoy furiosa!

—Di todo lo que quieras, mamá —le grito tomándola por sorpresa—. Faltan dos semanas para que sea mayor de edad y no podrás decirme qué hacer o qué no. No debiste denunciarlo a él, debiste denunciar a Bob por acoso y sabes qué, existen los preservativos, pudiste evitarte seis errores. No soy como tú.

Entro a casa, subo a mi habitación y me encierro. Lloro como una condenada, me arrepiento de lo que dije al instante. No quiero convertirme en la hija rebelde que ningún padre quiere. Intento calmarme, tengo cosas más importantes en las cuales pensar. Adam está en prisión. Puede que obtenga una condena por daños físicos. Me paso horas mirando su casa hasta que el cansancio puede más y me quedo dormida. Mi alarma suena solo media hora después y no he dormido nada en realidad. Me ducho y cambio sin emoción alguna.

Entiendo la decepción que siente mamá, de verdad entiendo que ir a traer por la madrugada a tu hija de diecisiete años a la delegación no es el sueño de toda madre, pero a mí quién me entiende. Nadie. Nunca.

No desayuno y espero a Bob en el porche. Un coche totalmente negro y con los vidrios polarizados se aparca frente a la casa de Adam. Trato de no ser tan obvia y mirar con disimulo. El conductor vestido con un uniforme igual de negro que el auto baja corriendo y abre la puerta de atrás. Una mujer altísima, de cabello largo y esbelta figura sale del auto. Viste un traje de lino amarillo y puedo jurar que es más caro que toda mi ropa junta. Camina mirando el vecindario con desprecio y se quita unos guantes antes de introducir una llave en la puerta y abrir.

Cruzo los dedos para que Bob se tarde más con su desayuno y no salga ahora. La mujer, que, por cierto, es guapísima vuelve a salir con un bolso en la mano. Muero de curiosidad, quiero saber quién es. Me mira un segundo antes de subir nuevamente a su auto y marcharse.

Bob sale unos minutos después y como es su costumbre, me mira de forma poco apropiada. Virginia viene detrás y nos montamos al auto. El camino gracias al cielo es corto. Virginia sale primero y al llegar mi turno, Bob toma mi muñeca y me detiene.

—Ya encontraré la forma de hacerte obediente, Maya. —El doble sentido está presente. Me suelto bruscamente y alcanzo a Virginia.

—¿Estás bien? —me pregunta mi hermana.

—No, pero gracias por preguntar.

Apresuro el paso y camino por los pasillos de la escuela hasta que encuentro a Tyler con Amelia cerca de nuestro salón de clases. Al verla me acobardo un poco, me ha amenazado en dos ocasiones y sigue sin dar el primer paso. Sé que cuando menos me lo espere lo hará.

—¿Podemos hablar Tyler? —mi voz se escucha temerosa y me aclaro la garganta para ganar confianza.

—No, no puede —responde Amelia.

—No es contigo con quien hablo —me atrevo a contestar.

—Maya —intenta calmarme Tyler.

—Bien, te lo diré frente a ella. ¡Déjame en paz! —grito sorprendiéndome a mí misma—. Ya no estoy interesada en ti, ni siquiera deseo ser tu amiga, Tyler. Se terminó, ¿lo entiendes? Tu beso no significó nada para mí. Vuelves a meterte en mi vida y te juro que le pediré yo misma a Adam que te de una paliza. Si ahora sientes algo por mí, lucha como un hombre de verdad, no como un maldito cobarde. —Amelia ha cambiado de color y su rostro expresa todo, menos tranquilidad—. Quita esa cara, Amelia. Puedes quedártelo, es todo tuyo.

Finalizo mi pequeño discurso y algunas personas me aplauden. Sí, nadie se enfrenta con los reyes y señores de todo Griffin y yo acabo de ponerlos en su lugar. Las manos me tiemblan al entrar a los baños. No quiero entrar a mis clases, quiero saber qué está pasando con Adam. Mi teléfono suena y lo saco rápidamente de mi bolso creyendo que es él. No lo es. Es Becca. Le digo que estoy encerrada en el baño y llega unos minutos después.

—Tyler es un imbécil, Maya. Comprendo que estés molesta con él, pero no entiendo por qué estás molesta con Adam. —Ni mi amiga ni nadie parecen entender que las reacciones de Adam no son normales.

—No estoy molesta con Adam, es que le pedí que se detuviera, se lo supliqué, le grité hasta el cansancio y no lo hizo. ¿Le viste el rostro? Era otra persona. Puede que Tyler haya provocado todo, pero Adam perdió el control y ahora mamá lo odia. Casi mata a ese hombre, Becca. Adam es agresivo, siempre reacciona así, quiere resolver todo a golpes y ya no sé qué pensar.

—Oye, ese tipo te estaba tocando. Era un desconocido, solo te defendió.

—No es normal, Becca y me siento frustrada porque a pesar de ver las señales lo único que quiero es verlo, necesito saber qué pasó. Sobre todo, quiero ponerlo al tanto de la amenaza de mamá y la denuncia que estuvo a nada de realizar. Hoy he escuchado a Bob sugerirle a mi madre contratar a un abogado y realizar la denuncia a pesar de mi promesa.

—Pues escapémonos, puedo llevarte en mi auto. Yo también quiero saber qué pasó con José.

—¡Sabía que te había gustado! —la acuso y suelta una risita nerviosa. Me ayuda a levantarme del piso y nos escapamos de la escuela.

Conducimos hasta llegar a la delegación. Becca me pone al tanto del castigo que le han dado sus padres y sospecha que durará todo el año. Esperamos algunos minutos en la calle, no tenemos idea alguna de cómo pedir información y mucho menos de cómo lograr entrar y que me permitan hablar con Adam.

Decidida bajo del auto, doy unos cuantos pasos y me detengo de pronto al mirar salir a la misma mujer que había visto en casa de Adam. Junto a ella está un hombre mayor y abro la boca tanto como puedo, es como ver a Adam unos veinte años más tarde. Son como dos gotas de agua y ya no tengo dudas de quiénes son esas personas. Sus padres. El señor viste de un traje impecable de color azul marino y no se mira nada contento.

Adam sale detrás de ellos y su rostro —además de la familiaridad con la que habla con las dos personas desconocidas— me confirma que esa pareja no son nadie más que sus padres. Pienso que es mejor marcharme y buscarlo después, o esperar a que él me busque. No sé qué demonios hacer.

—Anda ya, Maya. No seas tímida. Seguro está desesperado por verte —insiste Becca sacando la cabeza por la ventanilla del auto para que la pueda escuchar.

Cruzo la calle sin saber qué diré al estar a su lado y entonces su mirada me encuentra. Dejo de respirar y me mira avergonzado. Camina hacia mí y aunque por dentro me debato entre el enojo y la alegría al verlo libre, termino abrazándolo. Sus cálidas manos envuelven mi cintura y siento su respiración en mi cuello.

—Lo siento mucho, Maya. Yo... ¡Dios!, perdóname —me pide.

—Ya hablaremos después —musito.

—Claro, espérame unos segundos, ¿sí? Iremos a casa y hablaremos con calma —sugiere. No puedo irme con él como si nada. No me pueden ver con él o mamá cumplirá su amenaza.

—Lo que sucede es que mamá ha intentado...

—Denunciarme —termina la oración por mí.

—¿Cómo lo sabes?

—Se lo comentaron al abogado que me ha ayudado a salir. El tipo que golpeé puso otra denuncia.

—Lo sé, lo siento tanto. Odio que estas cosas pasen, me siento como una niña a tu lado. —Sonríe con tristeza y acuna mi rostro.

—Vamos a resolverlo, si es que aún quieres estar conmigo —dice temeroso.

—Claro que quiero estar contigo —respondo más segura que nunca—. Aunque, debemos hablar, lo sabes.

Asiente y mira hacia atrás. Me besa olvidándose de que estamos frente a la delegación.

—Tengo que irme, ¿puedes esperarme en la casa? —Me da la llave—. Necesito resolver algo primero. Ellos son mis padres —confiesa y confirma mis sospechas—. Sé precavida, no quiero provocarte más problemas.

Se marcha y algunas dudas y preguntas se forman en mi cabeza. ¿Adam proviene de una familia con dinero?, ahora todo toma sentido en mi mente. Eso explica la elegancia de la vestimenta que llevan puesta, el auto lujoso y el chofer.

Regreso al auto de Becca y me lleva hasta la casa de Adam. Antes de irse me pide que investigue qué ha pasado con José. Entro corriendo como si alguien me viniera siguiendo. No sé nada de leyes, sin embargo, imagino que si mi madre pide la orden de alejamiento él tendría que marcharse del vecindario y si insistimos aún después de eso podrían meterlo a la cárcel. Eso último no ronda muy claro por mi mente ya que sus padres lo han sacado más rápido que cualquier persona promedio.

Dejo mis cosas en la sala y entro al cuarto porque sé el lugar exacto al que quiero ir. No debería hacer lo que estoy haciendo, ni siquiera me siento bien. Yo odiaría que alguien más husmeara en mis cosas personales. Abro el mismo cajón en donde estaban las pastillas y lo encuentro totalmente vacío. Adam las ha cambiado de lugar y sin saber exactamente la razón, me molesto. ¿Qué es lo que me oculta?

Mientras lo espero reviso su dispensa y decido que cocinar hará que el tiempo pase más rápido. Estoy segura de que durante todas las horas que estuvo encerrado no comió nada decente y ciertamente cocinar se me da muy bien. Cuando todo está listo regreso a su habitación y busco por todos lados las pastillas. No las encuentro. Por supuesto que las cambiaría de lugar. Resignada me recuesto en la cama y no hago nada más que esperar.

El sonido de la puerta principal al abrirse me sobresalta. Estoy por salir de la habitación y unas voces alteradas me detienen.

—No te invité a pasar, mamá. Quiero que se vayan. Yo no los llamé, no les pedí ayuda.

—Sigues siendo el mismo malagradecido de siempre, Adam. Te hubieras quedado encerrado quién sabe por cuántos años por lo que le hiciste a ese tipo. ¿Se te olvida que tienes antecedentes? —exclama su madre.

—Deberías hacernos caso —agrega su papá.

—¡Quiero que se marchen! Gracias por ayudarme. No crean que vamos a comportarnos como la familia feliz que nunca hemos sido.

—Si te denuncian por acoso y ponen una orden de alejamiento no podremos hacer nada, lo sabes ¿cierto? —contesta su papá.

—Ya lo sé.

—¡Es una niña! Menos mal que su madre se ha arrepentido —chilla la mujer.

—Mi vida sentimental no te importa, madre. No quiero ser grosero. Por favor desaparezcan, igual que antes, igual que durante estos tres años en los que han aparecido en todas esas revistas diciendo que su hijo mayor está de viaje. ¡Largo! —grita cada palabra.

—Puedes volver cuando quieras —le recuerda su papá y luego de eso hay silencio, el cual no dura mucho. Los golpes que escucho me hacen reaccionar y salgo disparada de la habitación.

Adam golpea la pared una y otra vez sin detenerse, gruñe e incluso grita como si se estuviera rompiendo en mil pedazos. Creo que no se ha dado cuenta de que estoy aquí o ha olvidado por completo que me pidió que lo esperara. No puedo más con la escena e intento detenerlo.

—Adam —lo llamo demasiado bajo, me armo de valor y grito su nombre. Se detiene por completo y gira hacia mí. Hay tanto dolor en su rostro que creo que ahora la que se está rompiendo soy yo.

No lo pienso más y lo abrazo. Es increíble como todo su cuerpo irradia furia contenida. No se mueve, no dice una sola palabra y no es necesario que lo haga. Puedo darme cuenta de que está frustrado y muy enojado. Quiero entenderlo, ayudarlo, hacerle saber que sin importar qué tan grave sea lo que esconde, voy a quedarme aquí. Después de lo que me ha parecido una eternidad sus brazos me envuelven delicadamente y su rostro se pierde en mi mata de rizos.

—Tranquilo, Adam —susurro y camino hasta el sillón, se deja caer y hago lo mismo.

—No tenías que escuchar eso ni verme así, tan descontrolado —se expresa bajito y niego con la cabeza.

—Puedes hablar, Adam. Puedes decirme lo que sea.

—No, no puedo porque sé que no me mirarás igual y no quiero perderte. Eres un ángel niña, un ángel que me ha mantenido cuerdo desde que te quedaste mirando mi auto con tanta curiosidad... joder y yo... yo...

—Necesito saber qué sucede. Lo necesito después de ver la forma en la que reaccionas siempre que te molestas. Tus reacciones no son normales, cuando golpeas a alguien no te detienes, te supliqué que lo hicieras y era como si le hablara a la pared y ahora todo se volverá más complicado con mi madre odiándote. Le he prometido que no te vería más y estoy aquí arriesgándome. Si de verdad quieres que esto funcione, debes ser honesto. ¿Quién eres en realidad? ¿Quiénes son tus padres? ¿Cuál es la verdadera razón por la cual has huido todo este tiempo de tu familia, de las personas, de ti?

Su mirada es impasible, no hay forma de saber qué está pensando o qué responderá. Sé que lo nuestro ha pasado de forma relámpago, tan rápido que nadie podría creer que es especial y sin embargo así lo siento y ahora lo único que quiero es que sea sincero, que confíe en mí, que entienda que no voy a irme porque aún contra cualquier pronóstico, Adam está calando poco a poco mi alma.

Toma mis manos y me mira muy serio. Hay tanta desesperación en sus ojos, lágrimas formándose y me imagino lo peor. Aprieto sus manos y llevo mis labios hasta ellas, deposito un beso en cada una.

—Estoy aquí Adam, soy una niña inmadura a la que le estás enseñando el mundo de las emociones, la adrenalina, a quien le estás enseñando a querer... a amar. No sé mucho de nada pero puedes estar completamente seguro de que seguiré aquí digas lo que digas. Te lo juro.

—¿Por qué eres tan perfecta? —musita pasando dos de sus dedos por mi quijada, subiendo a mis labios y los beso.

—Soy todo menos perfecta. Dime qué ocurre —insisto.

—Tengo TEI, Maya.

—Disculpa, pero no sé qué es eso.

—Trastorno explosivo intermitente —confiesa.

—¿Problemas de ira? —me asombro, aunque en realidad ya lo sospechaba.

—Sí, problemas con la ira. Soy agresivo, me enfado con facilidad, no puedo controlarlo. No es una broma, Maya. No soy como esas personas que dicen enojarse por todo sin tener una idea de lo que eso realmente significa. Lo que me ocurre no es estrés, ni algo referente a mi carácter. Lo que tengo es una enfermedad, un trastorno que me ha arruinado la vida poco a poco. Lo que has visto no es nada, puedo llegar a perder la cabeza de maneras desproporcionadas. Puedo hacer mucho daño, puedo convertirme en un verdadero monstruo. Creo que tu madre tiene razón, deberías alejarte de mí. Hay personas que lo llevan bien, yo no entro dentro de ese grupo y aunque no quiero perderte tampoco quiero hacerte daño.

El corazón me late con fuerza y me quedo sin palabras, estoy rotundamente impactada y confundida.


*******************************************************************************
¿Qué hará Maya después de esa confesión?

Nos leemos el lunes ❤️😘

En multimedia: Jason Mraz — I won't give up.

واصل القراءة

ستعجبك أيضاً

33.4M 4.3M 46
[COMPLETADA] ¿Es posible enamorarse de alguien sin conocerlo? ¿Sin haberlo visto? ¿Es posible desarrollar sentimientos por una persona que solo has e...
1M 94.2K 44
¿Y si por accidente te ganas el odio del cantante más famoso del país? *♫* Kale es el cantante juvenil más amado de la década, pero está cansado de s...
825K 50.1K 42
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...
35.4K 1.8K 43
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...