¿Cómo estar sin ti?

Av Estela2610

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¡A la venta! Disponible solo los primeros 17 capítulos. "Dicen que el primer amor siempre duele, pero nunca... Mer

Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 10.
Capítulo 11:
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37:
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Epílogo.

Capítulo 9.

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Av Estela2610

Estimado lector ¿Cómo estar sin ti? Estará de forma temporal en Wattpad ya que está a la venta en versión digital y física por Amazon . Será retirada nuevamente en un par de días. (25 DE DICIEMBRE)


A pesar de su confesión y la manera en la que sus palabras me han afectado, ninguno de los dos se atreve a agregar algo más. Él parece asustado y a mí me pesa la lengua. Intento hacer funcionar mi cerebro, incluso soy capaz de escuchar una voz dentro de mí que grita con todas sus fuerzas: ¡Oye, es el chico de tus sueños! Doy un paso hacia él en un ridículo intento de que el movimiento le provoque algo. Nada. No pasa nada.

—¿Qué haces aquí, Tyler? —Mi pequeño momento de felicidad del cual sigo sin reponerme es arruinado con la presencia de Amelia.

—Le mostraba la casa a Maya. —Es una excusa tonta, tomando en cuenta que antes de que Amelia apareciera en nuestras vidas, solía venir mucho a casa de Tyler.

—Albert, está drogándose en el cuarto de tus padres —anuncia Amelia con su típica voz de autoridad. Lo que en realidad quiere decir es: ¡Te quiero lejos de Maya ahora mismo!

Tyler como siempre que ella da una orden se marcha abandonándome en un jardín que de pronto se me hace tan pequeño y sin puertas de escape junto a Amelia. Sus ojos me miran de arriba hacia abajo con desprecio. Aún con lo cambiada que estoy hoy, no podría competir con ella.

—¿Sabes?, no importa cuántos cambios te hagas, Tyler jamás se fijará en alguien tan insignificante como tú. No sé qué tipo de trato tendrás con ese boxeador, pero no me sorprendería que le estés pagando para que finja ser tu novio. Aunque claro, seguro no es con dinero porque no tienes ni donde caer muerta, Maya. Te lo advierto, aléjate de Tyler o convertiré este último año en tu peor pesadilla. Quiero que te largues de la fiesta, pones un pie adentro y entonces la guerra dará inicio.

Automáticamente mis ojos se llenan de lágrimas. Sé que si quiere arruinar mi vida lo hará. La escuela entera se mueve gracias a ella porque su papá es el director. Me siento humillada a tal punto de apachurrar mi corazón.

—¿Quieres repetir lo que acabas de decir? —Doy un paso hacia atrás al escuchar hablar a la persona con la que debí quedarme dentro de la casa y no salir a crearme falsas esperanzas. Adam.

—¡Oh, pero si también le pagas por defenderte! —se burla Amelia y cada vez me siento más humillada. Adam se pone a mi lado y toma mi cintura con delicadeza, su tacto me estremece.

—Voy a decirte algo de la forma más sutil que puedo; vuelves a hacerla sentir mal y voy a olvidarme de que eres mujer. Quiero que te disculpes, ahora mismo. Si no lo haces la que va a arrepentirse no solo este año, sino el resto de la vida serás tú.

—Yo no te tengo miedo —escupe Amelia.

—Pues deberías —le advierte Adam. Es tan alto que Amelia se mira incluso más baja que yo cuando estoy a su lado—. Pídele perdón —le exige totalmente erguido y con las manos transformadas en puños. Algunas venas se resaltan en sus brazos y he de confesar que me atemorizo.

—L–Lo siento —tartamudea Amelia y huye a la casa.

Mi defensor se pasa las manos por el cabello y da un largo suspiro antes de mirarme. Mi rostro ya está empapado en lágrimas. Odio ser así, de verdad odio esta parte de mí que no es capaz de defenderse y se convierte en la víctima que no hace absolutamente nada para poner en su lugar a personas como Amelia. Estoy acabada, el lunes iniciará mi infierno personal. Amelia no se quedará tranquila hasta mirarme destruida.

Adam se acerca con cautela y se encarga de limpiar mi rostro. La ternura que emana su piel sobre mi piel es palpable y provoca que broten aún más lágrimas ridículas e innecesarias. Soy tan pequeñita a su lado, no por mi tamaño, sino por lo que despierta en cada parte de mi frágil ser. Sus caricias leves y esa mirada purificadora me atraviesan el alma, los sentidos y hasta el pensamiento.

Algunas preguntas se acumulan en mi mente: ¿Este chico realmente existe? ¿Tanta perfección no es sospechosa? ¡Cómo es posible que alguien que apenas y me conoce pueda comportarse de esta forma conmigo! Me defiende, me protege, me consuela y su cercanía me gusta; me gusta demasiado.

—No llores, Maya.

—No debiste...

—Claro que sí, no voy a permitir que te hagan sentir mal, menos alguien como ella. Yo también fui a la escuela, sé lo que significa no ser popular y que las personas disfruten de los abusos.

—No mientas, tendría que darme una embolia par que yo te crea que tú no eras popular. —Y es que solo hay que verlo para saber que en su adolescencia fue el protagonista de muchos corazones rotos y quizás el chico más cotizado de su escuela.

—Pues no lo era, aunque no lo creas. No tuve una adolescencia normal —suspira pensativo.

Me recuesto al auto que tengo detrás totalmente cansada de este drama estúpido. Nos quedamos así un largo rato y finalmente decido irme. Es lo mejor. Fue bueno creer durante una semana que mi vida de verdad estaba poniéndose interesante y que ya no era más un cactus en el desierto. No es así. Aunque Adam me ha defendido, Amelia se encargará de destrozar mi vida cada segundo durante el resto del año.

—¿Me llevas a casa? —rompo el silencio.

—No deberías irte, Maya. Deberías entrar y divertirte. No le temas a Amelia, las personas como ella son un teatro bien formado. Por dentro están vacías y no debes dejar que alguien así te intimide.

—No lo entiendes —suelto con voz desanimada y soy arropada por su brazo que rodea mis hombros. Dejo caer mi rostro en su pecho y la sensación de alivio me toma por sorpresa.

—¿Qué es lo que no entiendo? Que en esa escuela tuya pasa lo que en el resto de las escuelas. Hay una abeja reina y todos hacen su voluntad. De donde vengo, Maya, a las personas les gusta mucho actuar y fingir que son perfectos, los institutos no son muy diferentes. Vamos, entra y demuéstrale que no tienes miedo. Si te hace algo, lo que sea, no dudes en llamarme, lo de defenderte se me da muy natural, me haces ser el chico bueno, el galán, ya sabes —fanfarronea.

—Tienes razón.

—Anda, entra —me anima y él se queda en el mismo punto.

—¿No vienes?

—Creo que me iré.

¡Pero claro que quiere irse! Es una ridícula fiesta de adolescentes. Adam es un hombre, uno que por alguna extraña razón es inmensamente dulce conmigo. No quiero que se marche, no podré entrar sin él.

—No te marches —le pido—. No me dejes sola, sé que lo que diré sonará extraño. Creo que has llegado a mi vida como un ángel o algo así. Nadie me ha hecho sentir tan bien conmigo misma como tú. Nadie nunca me ha defendido como tú y nadie me ha protegido como tú y también sé que soy una niña con cientos de problemas de la cual te has apiadado, pero has logrado en cinco días lo que Becca ha intentado en más de diez años. Estoy iniciando a creer en mí.

Me observa detenidamente y rompe con la distancia que nos separa, toma mi cintura con una de sus manos y la otra acaricia mi cuello. Por un instante creo que me besará y no lo hace. Sus suaves labios se posan en mi frente algunos segundos. Mi cuerpo ha vibrado, cada partícula. No entiendo lo que me sucede cada vez que tenemos un acercamiento como éste.

Entramos nuevamente a la casa y encontramos a Becca bailando de una forma poco usual en ella con unas chicas a las que jamás les ha hablado. Poco después ella misma me explica que les ha prometido asientos en la primera planta del bar en el que Adam pelea. De esa forma me doy cuenta de que la siguiente pelea es la próxima semana. Adam escucha nuestra conversación con mucha atención y aunque creo que se molestará, termina riéndose y le asegura a Becca que tendrán asientos en primera fila si promete llevarme. Hacen un trato frente a mí como si realmente no estuviera. He sido ignorada monumentalmente.

—Creí que ese no era un lugar para mí —pronuncio sus propias palabras.

—Sé que irás de todas formas y prefiero tenerte cerca y poder vigilarte.

Voy a refutar su argumento. ¿Vigilarme? No es mi padre, ni mi hermano, y, a ciencia cierta no es mi amigo, o ¿sí? ¿Qué es lo que somos realmente? Mis intenciones de contraatacar se van a la basura al sentir la calidez de su mano sobre la mía. Me lleva hasta la barra. Esta vez no pide una botella con agua para mí y me extiende un vaso con cerveza.

Es la segunda vez que tomo, el sabor amargo sigue presente. Quizás con el tiempo me acostumbre a su sabor. Adam me observa cada vez que me llevo el vaso a los labios. Prefiero mirar a las personas que bailan y no a él. Es más sencillo actuar como amigos cuando no nos miramos con intensidad.

Termino mi primer vaso de cerveza mientras miro cómo Tyler y Amelia se pasean por todo el lugar; saludando, besándose, riéndose. Es demasiado duro para mí, sobre todo después de lo que él confesó. Uno no siente celos por una persona que no te interesa, tampoco sientes celos por una persona a la que quieres como amiga y nada más.

Sin decirnos una sola palabra, Adam y yo bebemos nuestro segundo vaso y al terminarlo mi vista está un poco turbia. Pierdo el miedo que me da intercambiar miradas con él y me posiciono frente a su fornido cuerpo. No quiero aceptarlo, pero a pesar de que lo que ha dicho Tyler me llenó de esperanza y me recordó que no hay nada en este mundo que desee más que estar con él, no puedo dejar de pensar en el beso que me di con Adam, puede que para él haya sido un beso más de la larga lista que seguro colecciona. Para mí fue toda una bomba de emociones corriendo enloquecida por todo mi cuerpo. Termino mi tercer vaso y me siento la chica más valiente de todo el lugar. Quiero hacerle muchas preguntas, deseo conocerlo más.

—Todas te están viendo —le digo para iniciar la conversación y porque ciertamente es la verdad.

—¿Tú también? —pregunta.

—Sí, yo también —respondo y me arrepiento al instante. Creí que ya había llegado a un trato conmigo misma en donde Adam no era más que el amigo más guapo que alguna vez creí tener y solo eso. La cerveza está haciendo su trabajo.

—Los amigos no se dicen cosas así —me imita muy bien y me suelto a reír exageradamente—. Creo que ya fue suficiente de esto. —Me quita el cuarto vaso de cerveza y se lo arrebato. Me bebo todo el líquido en un solo trago—. Maya, creo que no debes tomar tanto.

—¿Por qué? Dijiste que me divirtiera.

—Sí, pero estoy tratando de controlarme.

—¿Qué es lo que quieres controlar? —Me acerco mucho a él y su rostro se convierte en seriedad pura.

¡No sé qué demonios estoy haciendo!

—Maya... —habla entre dientes.

—¿Crees que solamente tú puedes coquetear? —Vuelvo a reírme exageradamente y me cuelgo de su cuello. Al principio no me toca y después de algunos segundos me envuelve en sus brazos y dejo de ser la Maya atrevida para convertirme en un manojo de nervios al percatarme de la intimidad del momento—. ¿A cuántas chicas has besado?

—¿Quieres saber a cuántas chicas he besado?

—Déjame reformular la pregunta... ¿Con cuántas chicas has estado? —Sonríe y junta nuestros cuerpos aún más.

—Los caballeros no tenemos memoria.

—¡Oh por favor! —suelto carcajada tras carcajada.

—Estás ebria, Maya Green —comenta y yo sigo riéndome.

—Sí, tengo mucho que celebrar. Tyler me ha dicho que siente celos de ti —confieso. Me suelta y pone distancia. Pide otra cerveza y no responde nada.

—Necesito un minuto —dice al fin perdiéndose entre la gente y mis pies se mueven enseguida detrás de él—. Maya por favor, un minuto —repite al ver que no respeto su espacio.

Se mezcla entre las personas que bailan y no se detiene hasta abrir unas puertas corredizas que separan el estudio del padre de Tyler con la sala principal. Miro a todos lados nerviosa antes de entrar y encontrarlo apoyado sobre el escritorio. ¿Qué le pasa? Me acerco lentamente y pongo mi mano en su hombro izquierdo.

—¿Qué pasa Adam?

Una risa sarcástica sale de su boca. Gira y ahí está otra vez, la misma sensación que experimento cuando me mira de esta forma. Me derrito. La música llega como eco y estoy hipnotizada por él, por la oscuridad de sus ojos. Respiro agitadamente antes de que me tome sin sutileza e impacte sus labios con los míos. Juro que saben a gloria, su aroma resulta una droga para mí.

Sus manos me presionan con fuerza la cintura y como si pesara menos que una pluma me levanta en el aire y me sienta en el escritorio, sin interrumpir el beso se ubica en medio de mis piernas. Me siento extasiada, una corriente eléctrica recorre cada parte de mi piel. Toca mis piernas alterando mi ritmo cardíaco. Sus manos suben con lentitud hasta mis caderas y aprieta mi piel a través de la tela de mi vestido. Mis dedos que tiemblan descontrolados se entierran poco a poco en su cabello. Necesito aire o voy a morir.

—Esto tampoco lo hacen los amigos, Maya —susurra en mi oído y deposita besos pequeños desde el lóbulo de mi oreja hasta mi clavícula—. ¿Quieres que pare? —vuelve a susurrar. No puedo articular palabra alguna, simplemente tomo su rostro con ambas manos y asalto sus labios.

Quiero tocarlo, en serio deseo tocar su perfecto abdomen e introduzco mis manos debajo de su camisa. La respiración vuelve a ser inexistente al sentir su piel bajo la palma de mis manos. Sonríe sobre mi boca ante la torpeza de mis movimientos. Sé con certeza que voy a arrepentirme de este pequeño desliz y no me importa, quito los botones de los ojales de su camisa y ahora tengo el espacio para poder acariciarlo como deseo.

Me besa con mayor intensidad. Espero no estar haciendo el ridículo. Sus manos viajan hasta mi espalda baja y en un segundo entro en contacto con su zona íntima. La dureza de su miembro me asusta. Lo empujo, ha sido involuntario. Voy a explotar de la vergüenza. Si antes pensaba que era una niña, seguro ahora lo pensará con mayor razón. No puedo controlarme, es la primera vez que tengo un acercamiento de esta índole.

—¡Dios mío! —musito y me llevo las manos a la boca.

—Lo siento —la preocupación en su voz es evidente.

Intento dar una explicación coherente de mis actos y la puerta se abre interrumpiéndome. Tyler me mira totalmente decepcionado y Amelia saca su teléfono, no sé si me ha tomado una foto o quizás un video. La escena es suficientemente clara. Adam tiene su torso prácticamente desnudo. Bajo del escritorio y huyo del estudio. Me encierro en el baño desesperada y me dejo caer al piso.

Apenas y logro controlar los latidos alborotados de mi corazón. ¿Qué hice?, ¿por qué me he besado con Adam?, ¿qué estará pensando de mí Tyler? Voy a ser la comidilla de todo el instituto. Paso mis manos varias veces por mi cabello y trato de calmarme. Miro la ventana y pienso seriamente escapar por ahí, no quiero que todas esas personas me miren como una zorra. Mi otra <<yo>> me grita que no hay nada de malo en lo que hice. Adam no está con nadie o eso creo y yo también estoy sola.

Logro ponerme de pie y me miro en el espejo, limpio mi rostro y lavo mis manos. Cierro los ojos unos segundos y la puerta impacta con la pared. Por un momento creo que es Adam y al abrir mis ojos me doy cuenta de que no es él. Es Albert, uno de los mejores amigos de Tyler y primo de Amelia. Sus ojos están inyectados en sangre, sin duda está drogado. Me mira y da pasos agigantados hasta que me acorrala en la pared. Intento empujarlo y no logro que se mueva un centímetro.

—Déjame salir, Albert —musito.

—Oh no, no vas a irte, princesa. Primero voy a desahogarme —responde y me besa a la fuerza.

Intento apartarme y es imposible. Sus grandes manos me sostienen junto a la pared y besa mi cuello y mi boca con agilidad. Comienzo a llorar y a gritar, pero dudo mucho que alguien me escuche. Albert cierra la puerta empujándola con el pie y trata de quitar mi vestido. No dejo de luchar.

—Amelia te manda saludos.

No puedo creer que Amelia le haya pedido que hiciera esto. Su asquerosa mano toca mis piernas y grito aún con más fuerza. Pone una de sus manos en mi boca y mis gritos son anulados.

<<Piensa, Maya. Piensa>>

Me tranquilizo y cuando baja la guardia le doy una patada en su entrepierna y salgo corriendo del baño. Bajo mi vestido como puedo y trato de no llorar más, algunas personas me miran como si me hubiese vuelto loca y busco a Adam con mis emociones a punto de colapsar, el alivio llega a mí al encontrar su mirada igual o más desesperada que la mía.

—¿Estás bien?

No respondo y me lanzo a sus brazos.

—Maya, tranquila. No tienes que avergonzarte. No pasa nada. —Acaricia mi quijada. Tiemblo y se preocupa más—. ¿Qué pasa, Maya? Lo siento, no volverá a ocurrir. Deja de llorar.

—Me han intentado hacer daño en el baño —suelto y acuna mi rostro.

—¿Qué tipo de daño?

—Oye, zorrita —grita Albert detrás de mí—. Aún no termino contigo.

Mis palabras se congelan al ver la forma asombrosa en la que el rostro de Adam cambia por completo. Su entrecejo se frunce y sus ojos son dos círculos totalmente negros llenos de furia y rabia. Las venas en su cuello se resaltan al igual que las de sus brazos. Camina hacia a Albert, lo toma del cuello y lo estrella contra la pared. Abro los ojos como platos y aunque quiero detenerlo, estoy paralizada.

Albert lo empuja y Adam pierde el control. Vuelve a tomarlo del cuello y sin piedad golpea su rostro tantas veces que he perdido la cuenta. La gente se acumula y detienen la música. Tyler no tarda en descubrir que están prácticamente moliendo a golpes a su amigo. Se involucra en la pelea y Adam levanta el puño listo para atacarlo a él también.

—Adam —lo intento una vez y descubre que sus puños están completamente llenos de sangre y que todas las personas están observándolo.

Puedo ver el desconcierto en su mirada. Está igual o más sorprendido de su reacción que yo. Amelia llama a una ambulancia porque Albert está inconsciente en el suelo, también llaman a la policía. Adam es mayor de edad, Albert no.

¡Joder!


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Capítulo nuevo <3 ¿Creen que es normal la reacción agresiva de Adam?

Fortsätt läs

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