'Pintor' [ErrorInk] #premiosE...

Galing kay Marinagamer27YT

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La vida de pintor callejero que lleva Ink cambia de un día para otro, cuando el esqueleto del que llevaba ena... Higit pa

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Epílogo
Preguntas y respuestas :D
Aviso
Respuestas
Extra 1| Cumpleaños
Curiosidades de la historia
Extra 2| Halloween
Extra 3| San Valentín
Extra 4| Día de los inocentes

Capítulo 15

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Galing kay Marinagamer27YT


En la casa ya nada era silencio, no había nadie que durmiera, todo estaba lleno de gritos, ordenes por parte de Toriel, que ordenaba a todas las limpiadoras que trabajaran con ganas para limpiar todo antes de las diez de la mañana, los cocineros trabajaban en un desayuno de bienvenida y unos cuantos mayordomos controlaban y ordenaban la futura habitación de los señores Crayon.

—Vayan de prisa, por favor, son las ocho y media, llegarán dentro de dos horas. —Decía Error mientras miraba hacia todos los lugares con nerviosismo, había decidido cambiarse de ropa, ponerse una ropa mucho más formal que daría una buena impresión a sus padres, y el pintor hizo lo mismo, colocándose un traje elegante de color caramelo, con una camisa color crema, era una combinación de colores bastante extraña para el tipo de traje y tela que lo constituía, pero lo prefería, ya que esos colores eran sus favoritos. Por otra parte, el empresario se había puesto un traje negro con una camisa roja, era su traje particular, siempre lo llevaba en eventos importantes.

—Lo sabemos, señor. Haremos todo lo posible para acabar rápido. —Contesta con una voz cansada Toriel, ser cocinera y encargada de las limpiadoras, debía hacer más trabajo que lo normal. Ahora, cocinaba un poco de tarta de caramelo y canela, la favorita de su hijo, Asriel, para poder recibir a los señores Crayon y poder caerles bien, pues nadie de la mansión había visto nunca a los padres de Error, solo él.

—Eso espero. —Dice el empresario antes de salir por el pasillo, quería descargar su furia de manera normal, y sería hablando con alguien, así no recordaría a sus padres y podría comportarse bien, intentar mantener una conversación civilizada, pero no sabía con quien ir.

Llegó al pasillo, donde muchos trabajadores se hallaban, y entre ellos estaban sus hermanos y los amigos de Ink, que hablaban con un poco de preocupación.

A Fresh y a Geno no les importaba la visita repentina de sus padres, pero Error no era igual, él fue el más afectado de los tres hermanos, el que más odiaba a sus padres, no quería recibir a sus padres, pero si no lo hacía los enfadaría, y eso significaría su fin.

—¿Y son simpáticos? Vuestros padres, digo. —Pregunta el pintor, que estaba sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la puerta de su habitación junto a Geno y Fresh. Y claro que al lado de Geno estaba Reaper, que lo miraba todo el rato, sin importarle que Geno lo descubriera, que es lo que hacía todo el rato, e incómodo intentaba mirar hacia otro lado, intentando ignorar a su acosador.

—No sé, la verdad nunca pasé suficiente tiempo con ellos, brah. —Contestó Fresh mientras miraba fijamente al pasillo, no se llevaba mal con sus padres, pero ellos fueron muy irresponsables con él, dejando que se fuera a otro país sin preocuparse, por aquella razón no se entusiasmaba mucho con la visita.

—Yo solo sé que cambiaron mucho, demasiado. —Añade Geno mientras baja la cabeza, recordaba cómo habían tratado a su hermano menor, Error, y como le habían quitado la libertad, como le habían quitado el tiempo llevándolo a distintas clases particulares, quitando la mayoría de su vida, del tiempo en el que pudo haber socializado y olvidar sus problemas. Eso le dolía en el alma por ser el hermano mayor y por no poder haber hecho nada por Error. —Al principio eran buenos pero... El dinero cambia a todos, ¿no creen?

La plática cesó cuando Error llegó allí, en el pasillo, observando a todos los presentes sin decir nada, solamente se quedaba mirando. Todos, y cuando digo todos es todos, se quedaron mirando sin decir nada a Error, que caminó con pasos lentos hacia donde se encontraba Ink.

—Ink—dice mientras se acerca poco a poco hacia donde se encontraba el pintor, que lo miró con una mueca preocupada. —¿Podemos hablar? —Pregunta mientras Ink asiente, pensaba de que era algo malo, pero ese mal presentimiento se disipó cuando llegaron a su habitación.

—¿Qué ocurre, Error? —Pregunta mientras se sienta en uno de los sofás que habían en su habitación, mientras veía como Error tenía una mueca de mucha preocupación, temía por lo que se avecinaba y necesitaba tener una charla coherente con alguien.

—Estoy preocupado, Ink. —Confiesa mientras pone sus manos en su cabeza, estaba estresado y sentía que todo se iba a desmoronar en unas horas. Y era posible que sucediera. —Quiero hablar y quitar estos pensamientos, pero...—Ink lo interrumpió, tomando sus manos y dedicándole una gran sonrisa que logró calmar de cierto modo a Error.

—Hablemos. —Dice firme, no gustaba de ver así a su enamorado, no le gustaba que él estuviera mal, quería que fuera feliz y no se preocupara por nada, como cada día hacía. Y es verdad, Error era alguien que no solía preocuparse por cosas insignificantes, solo por las cosas que de verdad podrían cambiar su vida, no le gustaba complicarse los días por cosas que no valen para nada o no lo influencian para nada.

—Gracias, eres alguien bastante amable, Ink. Me alegra contar con tu apoyo—suspira—no sé qué haría sin ti, la verdad...—susurra mientras Ink cierra los ojos, pensando en cómo de malos deberían ser sus padres para preocuparlo de tal manera.

—No debes agradecerme, solo hago lo que debo. —Explica con los ojos entrecerrados, mientras seguía tomando las manos de Error, que lanzó un suspiro, estaba cansado, no durmió bien y aquel día no sería prometedor, además sería bastante movido por las reacciones de sus padres, cosa que le cansaría bastante.

—Um... Sigues siendo un trozo de pan. —Ink rió ante el comentario del empresario

Y así, entre pequeños halagos, pequeños diálogos, y unas cuantas bromas, sonaron las campanas de las nueve y media, y eso significaba que en media hora llegaría el matrimonio Crayon, que daba a entender que la casa debía estar impecable.

Con rapidez, se levantaron de los sofás donde se encontraban sentados, para con grandes pasos llegar al pasillo, donde ya no había nadie, estaba todo vacío, parecía el pasillo de un hospital abandonado o alguna cosa parecida.

—¿Dónde tendremos que ir a buscar a tus padres, Error? —Pregunta mientras camina al costado derecho del empresario, que iba a paso firme, mientras comprobaba cada rincón, y me refiero a TODOS los rincones, para ver si había alguna mancha. Y como pensaba, no había ni una mancha. Toriel era buena en su trabajo, y no deseaba fallar en nada, si perdía el trabajo no podría cuidar a sus hijos.

—Sí se toman en serio eso de limpiar. —Dice para romper el silencio el pintor, mientras mira a su alrededor, asombrado por lo brillante que se veía todo y pensó en el duro trabajo que tuvieron las limpiadoras, así que pensó que el matrimonio Crayon era bastante estricto por las medidas que había tomado Error.

—Mi madre ama la limpieza, es bastante estricta en esos casos. —Sí, punto para Ink, había acertado sobre los padres de su enamorado, y por ello empezó a temerlos. A él también le gustaba ser limpio, pero si debía limpiar hasta el último rincón de su habitación le daría algún ataque, no era muy paciente en algunos casos.

—Ya veo. Espero que no le importe hallar alguna mancha en mi traje—ríe mientras señala una minúscula imperfección color crema en su camisa caramelo, y Error rió también ante las ocurrencias de su compañero.

Después de cinco minutos, llegaron al salón, donde como el pintor pensaba, todos los que vivían en la mansión se hallaban, algunos de pie, hablando entre ellos, otros sentados, viendo la televisión o leyendo y otros que simplemente... se encargaban de limpiar cualquier mota de polvo.

—Demasiados perfeccionistas. —Murmura Ink sin que nadie lo escuchara, pero era la cruda verdad, era increíble que buscaran incluso bajo los sofás, donde no se podía ver nada a simple vista, se debería de retirar el sillón y mirar a fondo. Pero se ve que las amenazas de Error funcionan bastante bien.

Ink se sentó en una de las barras donde a veces se comía, mientras dejaba caer su cabeza en el frío mármol, lanzando un gran y sonoro suspiro, mientras miraba el ambiente, pensando en que tan malos podrían ser los padres de Error.

Un gran escalofrío recorrió la espalda de Ink y Error cuando las campanas tocaron las diez menos cuarto. No sabían por qué, pero notaban un gran miedo que los consumía inconscientemente, sin enterarse.

—Un cuarto de hora para que lleguen—murmura el empresario mientras se levanta del suelo y fulmina a todos con la mirada, dando a entender que se debían dar prisa para ir al patio principal donde se hallaba la verja por donde entrar en la mansión. —¡Vamos! Hay que estar allí. ¡Ya! —Ordena mientras todos se sobresaltan por la impresión.

De dos en dos fueron saliendo del salón donde todos se encontraban, dejando la mansión vacía del todo. El ruido que antes reinaba allí desapareció, al igual que las risas, al igual que todo. Esa alegría que había hace unos momentos sería la última de la semana.

A fuera, todos estaban impacientes, mirando el jardín y de vez en cuando la carretera, por donde miles de coches lujosos pasaban con velocidad, esa calle era una de las mejores de la ciudad, y por eso solían ir allí solo gente adinerada, junto a coches grandiosos y costosos, y si no eran coches eran limusinas más o menos buenas que la que consignaba Error.

Las campanas sonaron una vez más, las diez de la mañana, y un fuerte ruido chirriante pero a la vez suave sonó, mientras una gran limusina, que a excepción de otras era blanca, aparcó en la zona designada para eso.

La blanquecina puerta del aquel alargado coche se abrió, mientras dos personas bajaban: una mujer de unos cuarenta años y un hombre de unos cincuenta. Eran dos esqueletos, el hombre de color negro y la mujer del color blanco, un color igual al de Fresh y Geno.

Error, al verlos, empezó a hiperventilar, estaba muy nervioso, y el escalofrío de antes recorrió ahora todo su cuerpo. Tragó saliva mientras intentaba mantener una posición firme, pero su cuerpo empezaba a flaquear, tenía mucho miedo a lo que pasaría después.

Ink tuvo una reacción similar, aunque no tan dramática. Solo sintió un gran escalofrío y un suave y frío sudor escurrió por su frente, mientras observaba como la pareja Crayon se dirigía a la puerta por donde entrarían al jardín.

Error, aún parado en el lugar de antes, reaccionó bruscamente, mientras corría a la puerta para abrir a sus padres, que le lanzaran una sonrisa hipócrita que le heló la sangre.

—Buenos días, cariño. —Saluda de forma amistosa su madre, mientras lo abraza una vez su 'querido' hijo le abre la puerta. Error fuerza una sonrisa y corresponde el abrazo, avergonzado, no quería abrazarla, pero debía hacerlo si no quería preguntas.

—Buenas, muchacho. ¿Cómo te ha ido en el trabajo? —Ahora era el turno de preguntar de su padre, que como no, pregunta por el trabajo y no por su bien.

—Estúpidos. —Piensa mientras mira con odio a su padre que le da la mano mientras se saludan estilo padre e hijo. Pero Error no los consideraba sus padres, sino todo lo contrario, nunca llegarían a ser unos padres para él. Simplemente eran conocido de hace mucho más tiempo. O eso es lo que pensaba el empresario.

—Espero que estés muy bien, querido. —Recalca de nuevo su madre, mientras le da unas palmadas en la espalda, mientras sigue con una sonrisa cínica y arrogante.

—Sí... No suelo ponerme enfermo. —Contesta de mala uva viendo como su madre le lanza una mirada de 'no me importa y solo pregunto para quedar bien' y continúa con su elegante vestido rojo caminando hacia la entrada, ignorando la mirada de todos los presentes. Pero su arrogante mirada se fijó en una persona: Ink.

El pobre pintor empezó a temblar, pensando en si lo había reconocido, pero suspiró de alivio al ver como pasaba de largo con un destello en su ojo derecho. Quizás lo había reconocido, quizás no. Pronto se sabría, incluso si costara saberlo, las verdades siempre salen a la luz.

Todos se quedaron observando lo descarada que había sido la señora Crayon al entrar en la mansión de un golpe, sin saludar a nadie, mientras su esposo lo seguía con el paso apresurado, con la misma personalidad que su esposa.

—¿Crees que me ha reconocido? —Preguntó Ink mirando a Error con temor. Éste se limitó a negar con la cabeza, estaba esperanzado a que no lo reconocieran. Aunque Ink no había cambiado mucho estos últimos años, solo unos cambios en su estatura y en su cuerpo, pero su cara era la misma que de pequeño. Solo que era un poco mas adulta.

Todos murmuraban sobre los visitantes, mirando con temor la puerta, pensando en tomarse el día de vacaciones para no tener que soportar a los padres de su jefe, pues parecían bastante engreídos y superficiales.

Diez pasos hicieron falta para que Ink llegara al lado de Error, que mantenía la cabeza gacha, aguantando las lágrimas. Se sentía muy mal, sentía que sus padres estaban allí para quitarle la única libertad que le quedaba en ese entonces, y esa libertad era poder ir a sitios extras que no fueron su trabajo.

—Tranquilo, yo te protegeré... —Dice Ink mientras da unas cuantas palmadas en la espalda de Error, con intenciones de ayudarlo, pero notó como el empresario que parecía tener un caparazón alrededor de su corazón lloraba. Estaba llorando delante de un montón de empleados y de él.

—Me siento inútil, ¿sabes? —Pregunta con la voz quebrada. —Sé que ahora me separarán de ti, sé que quitarán mi única libertad restante, que solo es poder ir a sitios extras después del trabajo, y que me quitarán el dinero.

—Error...

—Quisiera hacer algo, ¿Sabes? Siempre pensé que mis padres cambiarían pero... —suspira —es inútil, imposible que cambien. Me gustaría... —su voz sonaba cada vez más quebrada y débil —nunca haber mostrado mis talentos. Así ahora viviría feliz, en una casa normal, media, podríamos vivir juntos como pareja y... —Fue interrumpido por un abrazo de Ink.

—No te culpes, Error. Tú no tienes la culpa de nada, tú eres como eres, si eres bueno con los negocios no es tu problema, solo es un don concedido para ti. —Error sorbió la nariz al escuchar esas palabras. —Yo no quiero tu mal, sabes que nunca te vi llorar. —Eso era cierto, de pequeños Error era muy orgulloso, pensaba que las lágrimas eran para débiles y las evitaba a toda costa. —Y ver como derramas lágrimas que no deberían ser derramadas me duele, no me gusta que sufras.

Así, con esas palabras de ánimo, se quedaron solos en el jardín. Todos los trabajadores habían entrado ya, dispuestos a servir al matrimonio Crayon, sin darse cuenta de la situación sentimental de su amo.

Cualquiera pensaría que Error estaba mejor después de esos ánimos, pero no, seguía con el corazón roto, seguía con temor a todo, y ahora estaba en el suelo, con los pantalones embarrados y con Ink rodeándolo. Unas simples palabras no cambiarían su manera de ver el mundo. Aunque en las películas sirva, en la vida real no.

No todo es un cuento de hadas, existen los problemas.

—Agradezco tus palabras, pero no sirven de nada, Ink. Me gustaría poder ver el mundo desde otra perspectiva, pero es imposible, y lo sabes, el mundo lleva años derrumbado para mí. —Explica Error quitando las pocas lágrimas que quedan en sus pómulos.

—Solo... —Murmura Ink. —Solo no llores, por favor, no sabes lo que me duele verte llorar. —Una gran carcajada llena de sarcasmo lo interrumpió, una carcajada proveniente de Error, que miraba a Ink como si lo fuera a matar con los ojos.

—¿Dolerte? No sabes cómo es que tus padres te traten como un juguete, como un muñeco al que pueden manejar —escupe de golpe mientras Ink lo mira con los ojos abiertos. Error reflejaba furia, y lo demostró al abrir sus brazos de golpe, tirando a Ink al suelo, llenando su traje color caramelo de tierra y piedras que se clavaron en sus huesos, provocando un agudo dolor. —Tú solo has perdido a tus padres, pero ellos te quisieron. Tú desaprovechaste la oportunidad de vivir la vida que ellos te concedieron, pudiste haberme hablado, yo te hubiera ido entregando dinero para sobrevivir. —De nuevo ríe. —Pero no, me dejaste solo. Me dejaste en la más horrible soledad, sin preocuparte por visitarme. Tú nunca me comprenderás, y nunca te dolería verme llorar.

Dichas esas palabras, el empresario se levantó, empujando 'sin querer' a Ink, que ya se había levantado y nuevamente se cayó, golpeando su cabeza con una gran piedra que servía de decoración.

Y allí se quedó, mirando como su amigo, que ahora le había restregado por la cara su egoísmo, entraba en la mansión.

—Quizás... —Dijo con una media sonrisa cargada de tristeza. —Quizás tiene razón. Debí haber ido con la persona que siempre me apoyó. —Ahora, lágrimas caían por su rostro, mientras se hacía ovillo en el suelo, mientras con la vista nublada observaba el cielo, que como aquella mañana y ayer, estaba inundado de gotas de lluvia.

CONTINUARÁ

Por favor, no os enfadéis con Error, comprendan su situación. 

Sí, desde hoy las cosas se complican, no todo es rosa en este mundo.

Pero para alegraros debo decir que ya tengo el diseño de Ink llevando la ropa de la 'cita' que tuvo con Error. Aquí el dibujo :D

No sé dibujar :v (las deportivas dan miedo D:)

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