Nathan se mete en sus vaqueros después de una larga ducha en tina, esas le encantaban tanto y mas si era tibia.
—Cariño,tengo algo importante que decirte —dice tratando de buscar las palabras correctas para decirle que tiene una hija de cinco años.
—¿Qué es tan importante? —muestra interés. Cuando Nathan estaba por responder el celular de la modelo empezó a sonar. —Un momento amor —se lleva el celular al oído para contestar. Nathan se pone una camisa negra de polo y baja para cenar, esto le era tan difícil y la forma en la que tomaría la chica lo de la pequeña le aterraba.
***
—¡MAMI LILIA HOY LLEGA PAPÁ! —exclama la niña con la boca llena de comida.
—Elizabeth,habla despacio, ¿quieres? —reprocha su abuelo mientras lee el periódico.
—Sí linda, ya lo sabemos, sabes que hoy van a cantar en California y quizá lleguen mañana —su abuela le limpia la cara con un pañuelo blanco.
—Ya quiero que lleguen —dice con tanto entusiasmo, no ver a su padre y a sus tíos por dos meses es lo peor que le podía pasar a ella.
—Vamonos pequeña, no querrás llegar tarde —el abuelo se levanta y ayuda a bajar a la niña de la silla alta. Elizabeth toma su mochila floreada y agarra la mano de su abuelo para poder irse, no sin antes besar la mejilla de su adorada abuela, su esposo se despide de su mujer para salir. Liz ve por el vidrio el parque que esta cerca de su colegio,estaban por llegar.
Su colegio era grande, tenia inmensos arboles frescos al rededor y mucha seguridad lo que mas le gustaba a Nathan. El colegio en el que estudiaba Elizabeth era el mejor de todo Texas,lo único malo que estaba lleno de niños mimados y malos que solo pensaban en ellos, aunque no todos eran así.
El señor West ayuda a bajar a su pequeña nieta de la camioneta y la ve entrar al colegio. Cuando Liz estaba por entrar se le había olvidado algo, despedirse de su abuelo. Corre hasta donde estaba el hombre y le da un fuerte apretón diciéndole cúanto le quería.
La pequeña rubia ve a su mejor amigo Mattias y lo abraza.
—¿Hiciste la tarea? —pregunta ella camino a su salón.
—No. —mueve su cabeza en negación —, mamá y papá discutieron ayer y no podía concentrarme en los números.
—Si quieres puedes vivir con nosotros, mi papi llegara pronto y podremos salir juntos.
—No puedo Liz, es lo que mas quisiera pero no dejaría a mamá sola —se sientan juntos y la maestra empieza a hablar.
Mattias era un niño muy bueno y Liz odiaba cuando en su hogar peleaban, sabía que el niño era muy valiente como también cuanto sufría por tener un padre alcohólico que lo único que hacia era maltratarlo física y psicológicamente. No era justo, era una crueldad, era lo que pensaba la pequeña sobre su mejor amigo.
La campana sonó y era hora de salir al recreo, mientras el pequeño castaño compraba algunos dulces para él y su compañera, Liz se acerca a esa niña morena que leía una revista.
—¿Te gusta Numen Four? —dice la pequeña al ver como la morena leía una página de ellos, estaba tan contenta de verlos, ver a su papá y a sus tíos poner muecas divertidas.
—Eso no te interesa —hablaba la niña con frialdad.
—Mi papá regresara mañana.
—¿Quíen es tu papá?
—Nathan, él es mi papá y vendrá mañana —apunta al castaño en la revista, las risas de la morena y sus amigas se hicieron presentes.
—¡No inventes! Nathan no tiene hijos, ya deja de fantasear —dice la niña eufórica. El pequeño Mattias llega rápido e intenta alejar a Liz de esas niñas, sabía cuanta rabia le tenia la morena a la pequeña. Nathan nunca asistía a una reunión, y cuando la iba a buscar estaba en su camioneta oscura, no porque no quisiera a su hija, solo por seguridad y para no atraer a los paparazzis.
—¡Mejor hazle caso al niño raro! -empieza a soltar carcajadas — dice que su padre es Nathan West y él nunca la ha buscado, aleja a la rubia de aquí Thompson o quieres que mi hermano te deje un ojo morado como tu padre lo hizo —la morena Jasmine había llegado al extremo, meterse con ella y su amigo le colmo la paciencia —, larguense de aquí,tontos —dice dándole la espalda. Elizabeth hace lo inevitable.
Se tira encima de Jasmine para golpearla, ella no era de golpear pero cuando se metían con él no le importaba ensuciarse la ropa o ir a castigo por las personas que en verdad quería.
Ni siquiera Mattias podía detener esa furia dentro de Liz. Solo la directora podría.
***
—Esto que hizo la niña West es totalmente prohibido en este colegio, tenemos una ética que proteger —dice la directora mirando a la niña que tenia la cabeza gacha —, sus donaciones a nuestro colegio son muy importantes para nosotros, por eso, solo pediré que se lleve a la niña y hablen sobre lo sucedido hoy. —la gran cantidad de dinero de Nathan le había evitado una expulsión.
—Hablare muy fuerte con Elizabeth hoy,no se preocupe, muchas gracias directora —se levanta de su silla para irse.
Ya afuera, la pequeña ve a su amigo que está viéndola.
—Vendré mañana Matt —pone una amplia sonrisa en su rostro para dejarle claro que todo estaba bien.
Caminan hasta llegar a un parque, su abuela no quería preguntarle nada hasta que estuviera mas tranquila, ya era la segunda vez que su nieta se metía en problemas con esa niña.
—¿Qué fue lo que sucedió allá, Liz? †cruza los brazos y la mira molesta —, te hemos criado bien para que des golpes de esa forma.
—¡MAMÁ LILIA!
—Necesito una muy buena explicación, Danielle.
—La hay, esa niña se estaba metiendo conmigo, no quería hacerle daño hasta que tocó el tema del padre de Mattias, dijo que le diría a su hermano mayor para que lo golpeara como su padre lo hace —a Lilia se le encoje el corazón al escuchar a su pequeña nieta hablar, ella no era hija de Nathan pero se parecían tanto, como cuando su hijo se metía en problemas por proteger a sus amigos.
—Mi pequeña —la abraza fuerte —, sé que no querías hacerlo, pero nunca mas lo hagas, ¿Vale? —la niña sonríe creyendo que no estaba en problemas —, no creas que te has librado del castigo, mañana le contare todo a tu padre.
—Mami, ¿puedes ir a comprarme un helado? —dice apuntando la tienda con dibujos de helados pegados.
—Bien, vamos —habló pero Liz no se quería levantar.
—Queda ahí mismo, ve tú, ¿sí?
—No Danielle, no te dejare sola, vamos.
—Porfi,no quiero caminar.
—Iré yo, no te muevas de aquí y no hables con nadie.
—Si mami.
—¿Chocolate? -ella asiente, era su sabor preferido. Liz ve caminar a su abuela a la tienda que no estaba tan lejos, estaba cerca y podía verla desde ahí mismo. Un hombre se sienta a su lado, vestía de negro y usaba lentes. Liz sonríe y recuerda lo de su abuela, sobre no hablarle a nadie.
—Hola, soy Andrés Feckman. ¿Cómo te llamas pequeña? —dice y Liz no le responde. —, al parecer no te gusta hablar, no soy un chico malo, ¿cómo te llamas princesa?
—Soy Elizabeth West.
Lilia ve como Andrés se acerca a su pequeña nieta, Nathan le había contado de él y de sus amenazas, también sabia lo peligroso que era. Cuando está por salir de la tienda y gritarle a Liz que corra dos hombres altos la detienen.
—Si gritas, torturamos a la niña y luego la matamos frente a tus ojos —habló uno con frialdad. A Lilia le recorren algunas lágrimas al ver como su niña corría peligro, los hombres con una pistola apuntando su espalda la alejan de la niña, cuando están alejados y frente a un arbusto empiezan a golpearla dejándola inconsciente en el suelo.
—Mi mami dice que no puedo hablar con desconocidos.
—Pero tú sabes mi nombre y yo el tuyo, ¿eso no nos hace conocidos? —ella pensó que tenia toda la razón. —, yo conozco a tu papá y a tus tíos, incluso vienen conmigo, ¿quíeres verlos? -pensó por unos segundos, no sabía que hacer.
—Le diré a mi mami que voy contigo.
—Vamos,será rápido y antes de que venga tu mami ya estarás aquí —sonríe.
—Esta bien, pero rápido Andrés —dijo para tomar la mano de aquel hombre.
Andrés estaba suelto y tenía a Elizabeth y ahora Nathan no estaba para proteger a su pequeña de aquel hombre que tanto daño les había hecho en el pasado.