Hoy he tenido una crisis: lloré mucho y golpee mi almohada sin parar.
Por primera vez no me avergüenzo. A lo mejor es porque la doctora me dijo que no tenía que darme pudor; que era normal que las personas tuviésemos crisis.
Pero yo no creo que sea del todo normal lo que me pasa a mí.
Quiero gritar, gritar muy fuerte; romper cosas y hacerme oír. Quiero importarle a alguien, que se interesen por mí y no que me ignoren, pensando que todo está bien.
Nada está bien, y nadie se da cuenta.