Aunque no me prefieras

By ddposse

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Fran no sabía en lo que se metía mientras caminaba a paso lento por los pasillos de su nueva secundaria, pero... More

-Prólogo-
-Capítulo 1 "De nuevos y acostumbrados"-
-Capítulo 2 "Amistad es igual a locura"-
-Capítulo 3 "Cupido nunca descansa"-
-Capítulo 4 "¡Viva la comunicación!"-
-Capítulo 5 "La coordinación es para los aburridos"-
-Capítulo 6: "Averno"-
-Capítulo 8: "La diversión duele"-
-Capítulo 9: "Sólo corre"-
-Capítulo 10: "Problemas en el paraíso"-
-Capítulo 11: "Nota 1"-
-Capítulo 12: "Mejor amigo"-
-Capítulo 13: "Chicas bien habladas"-
-Capítulo 14: "El arte de saber divertirse"-
-Capítulo 15: "El dolor no es opcional"-
-Capítulo 16: "¡Cancún!"-
-Capítulo 17: "¿Escapar de los problemas? ¡Nunca!"-
-Capítulo 18: "Si la vida te da limones..."-
-Capítulo 19: "Madurez"-
-Capítulo 20: "Los amigos también se hieren"-
-Capítulo 21: "Final inevitable"-
-Capítulo 22: "El Retorno"-
-Capítulo 23: "Nota 6"-
-Capítulo 24: "Nota 7"-
-Capítulo 25: "Nota 8"-
-Capítulo 26: "Nota 9"-
-Capítulo 27: "Nota 10"-
-Capítulo 28: "Nota 13"-
-Capítulo 29: "Nota 16"-
-Capítulo 30: "Nota 21"-
-Capítulo 31: "Hogar,agrio hogar"-
-Capítulo 32: "Reencuentros Embarrados"-
-Capítulo 33: "¡La vejez se acerca, Feli!"-
-Capítulo 34: "Viajando hacia el destino"-
-Capítulo 35: "Hospital, mi viejo amigo"-
-Capítulo 36: "Agónica realidad"-
-Capítulo 37: "¿Otro adiós?"-
-Capítulo 38: "Recuerdos"-
-Capítulo 39: "Paradojas"-
-Capítulo 40: "La ebria y el caballero"-
-Capítulo 41: "Lo que uno se propone"- (¡NUEVO!)
-Capítulo 42: "Fuegos Artificiales"-
-Capítulo 43: "Confesiones"-
-Capítulo 44: "Todo tiene un final. Bueno o malo"-
-Epílogo-
-"Carta dirigida a mis amigos"-
Agradecimientos
¡En edición!
¡IMPORTANTE!
Premio👇🏼💕🏅
Capítulo navideño

-Capítulo 7: "Operación Idiotez"-

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By ddposse

— ¡Un guante! ¡Dulce de leche! ¡Cuchillo y platos!

Esas eran las órdenes que gritaba Alma. Con un repasador rodeando su mano derecha para evitar quemarse, la chica intentaba salvar la torta bajo la mirada de siete atentos pares de ojos.

—Les dije que ya no serviría —comentó una resignada Lara, con una toalla enroscada en su cabeza.

— ¡Ey! No está tan quemada —habló Guido con la boca llena —. El dulce de leche reduce mucho el sabor a chamuscado.

Fran realizó una mueca de disgusto.

—Tú porque eres una máquina de tragar comida.

—Yo lo llamo "vivir la vida" —contraatacó el chico que acababa de terminar una porción y comenzaba a cortar otra.

—Lara mucha cocina, mucha cocina y la salva tortas termino siendo yo —rió Al.

—También eres la causante de que se quemara, así que yo que tú no hago comentarios.

La cocina se sumió en un pesado silencio, lo único perceptible a los oídos eran los ruidos de Guido, quien estaba ensimismado con su trozo.

— ¿Puedes cerrar la boca al comer? —explotó Marian —. No me interesa en lo absoluto ver tu esófago.

El aludido se ruborizó.

—Eh —balbuceó Pau, tratando de salvar el momento —, ¿y Felipe?

Todos voltearon a mirarla, con la advertencia brillando en sus ojos.

— ¿Dije algo malo?

—Tranquila, amorcito. Solo cierra la boquita —Mar le acarició la cabeza con un falso cariño.

Una hora atrás...

— ¿Qué? —gritó Lara, empujando lejos a Felipe.

—No te avergüences de tu novio —reclamó Marian.

— ¡No es mi novio! —gruñó furiosa —. Es el idiota del primo de Alma.

Los recién llegados pasaban la mirada desde Lara, hasta Felipe; y de allí a Alma y Julia, que seguían riéndose disimuladamente.

—Está bien, de acuerdo. No soy su novio, aún. Pronto tal vez —levantó ambas cejas.

— ¡Agh! —se enervó la rubia —. Eres un idiota, te odio. ¡Te odio!, ¿oíste? —y, con esto, entró a la casa.

—Bien, creo que la diversión terminó —el muchacho que acababa de ser parte de la escena, también se dispuso a ingresar —. Estaré en el cuarto de huéspedes por si me extrañan —sonrió. No obstante, antes de entrar, susurró a Marian —: Hay cerveza en la heladera, ¿por qué no se relajan un poco? —guiñó un ojo y retomó su rumbo.

¿Acaso es un tic nervioso? farfulló la mente de Lara, quien observaba el suceso desde la ventana de la cocina. Odio que guiñe el ojo... ¿Por qué todo le queda tan bien?

Luego de ese pensamiento, la chica se regañó mentalmente:

¿Quedarle bien? Ya quisiera; ni siquiera es lindo.

Bueno, tal vez un poco. Pero no se lo diré nunca.

En ese momento, Felipe pasó por su lado y, tras lanzarle un beso, desapareció.

Lara suspiró.

No otra vez, Ari...

No otra vez.

~

Fran, ajeno a la escena de "recuperación de tortas", miraba hacia la ventana. Llevaban sesenta minutos en la casa de Alma y desde que había entrado, no había podido evitar sentirse fuera de lugar.

¿Quién era él para disfrutar de esos momentos? ¿Qué había hecho de bueno?

Alma lo sacó de sus pensamientos.

—Fran, ¿vamos afuera? Voy a pedir una pizza, nadie más que Guido puede comer ese bizcochuelo —rió —. Pongamos música y nos divirtamos un poco.

—Creo que ya es un poco tarde para mi, Al.

Y no hablo precisamente de la hora.

—Anda, son las cuatro. Te prometo que te soltamos antes de las ocho.

Fran pensó en su cuarto, y lo abandonado que lo tenía desde que había empezado la escuela. ¿Hubiese sido posible esto dos meses atrás?

El joven negó con la cabeza. Ante la extraña mirada de su acompañante, esbozó una sonrisa.

—De acuerdo.

~

Canciones movidas resonaban a un volumen bastante alto. Sus compañeros bailaban y se divertían, incluyendo a Alma, quien había olvidado su problema de tobillo hacía rato.

Fran estaba sentado en un costado, observando el panorama completo con una extraña sensación en su pecho.

¿Soledad?, ¿incomodidad?

Ni él mismo lo sabía.

Todo se echará a perder pronto, no te ilusiones advertía su mente, sacando a relucir su lado pesimista.

Franco, en el fondo, sabía que su cabeza no se equivocaba. La felicidad era un estado temporal, al menos en su vida.

—Ven a bailar — le pidió Alma, con unas copas de más encima.

Él hizo un ademán en señal de negación.

¿Cómo podían estar borrachos a las seis treinta?

—Hola —era Guido, el cual se sentó a su lado. Para variar, arrastraba las palabras.

—Además de comer como animal, tomas como si no hubiera un mañana. Que por cierto si hay, ya que es miércoles y tenemos escuela —suspiró.

— ¿Escuela? —el amigo de Fran arrugó la nariz, en seguida se encogió de hombros.

— ¡Guido! —llamó Paula desde lo lejos —, ven con nosotros.

El de los anteojos sonrió y se despidió de Fran con una mirada de disculpa.

Tan fuera de lugar.

¿Qué diablos haces aquí?

—Alma —se acercó al lugar donde la había visualizado —, debo irme. ¿Estarás bien?

—Sí —afirmó con la cabeza y luego se carcajeó, haciendo ese típico sonido que hacen los borrachos cuando intentan parecer sobrios —. Felipe y yo lo tenemos todo controlado.

— ¿Y dónde está él?

Ella dudó. Después de escanear el lugar con la mirada, señaló hacia una esquina.

—Se está besando con alguien. ¿Es Lara? —Franco se encontraba incrédulo.

—Ajá —Alma le dio un trago a su bebida —. Llevan allí un rato.

Un paso adelante por parte de la chica.

Un paso adelante por parte de Fran.

— ¿Sabes? Creo que eres lindo —dijo Al, sin una pronunciación muy clara.

—Y yo creo que tú estás muy ebria.

Otro movimiento algo tambaleante por parte de ella.

Otro movimiento algo inseguro por parte de él.

Estando a unos centímetros de que sus labios se rocen, la chica bostezó.

—Lo siento —bajó la cabeza, con el rubor extendiéndose por sus mejillas.

Fran ignoró lo sucedido y volvió a donde habían quedado.

Un nuevo bostezo.

A esa altura ya se reían de la ridícula situación.

—Creo que el destino nos está diciendo algo —murmuró el ojiazul.

—Al demonio el destino.

Y así fue como Alma tomó a Fran de la nuca y unió los labios de ambos de forma rápida y brusca.

Así no es como uno se imagina su primer beso reflexionó él.

Qué más da. Carpe diem.

Sin previo aviso, Franco decidió separarse. No se abusaría de una chica borracha.

—Nos veremos mañana, ¿okey?

— ¿En serio debes marcharte ahora? —un gracioso puchero se formó en sus labios.

—Sí. Lo siento, mi madre va a matarme.

—Está bien. Hasta luego —consintió Alma, dejándose caer en el pasto de su jardín con la mirada totalmente perdida en un punto desconocido.

Al voltear dispuesto a marcharse, observó cómo su pelinegro amigo también la estaba pasando bien: bailando feliz y cercanamente con Paula.

Vaya noche.

Y, por primera vez en su vida, fue lo único que acotó su mente hasta llegar a la casa.

— ¿Franco? —farfulló su madre —, ¿qué hora crees que es? ¡Mañana tienes clases! No puedes hacerme esto todos los días.

—Fui a la casa de Alma Lécaris con unos amigos —argumentó —. Pedimos unas pizzas y la hora se nos pasó volando, perdón.

La señora Sárter suavizó la mirada y relajó la postura de sus hombros.

—Trata de que no se repita. Tus estudios son primero.

Fran se despidió con la mano y comenzó a subir peldaño tras peldaño hasta su habitación.

Luego de cerrar la puerta, se permitió el lujo de girar los ojos.

¿Cuándo sería el día en el que lo dejasen tranquilo?

Se recostó en la cama y una serie de imágenes de lo sucedido esa noche lo invadió.

La felicidad no es eterna, dura sólo un momento le advirtió su mente por segunda vez en la jornada.

Aunque a Fran no le importaba...

Deseaba dejarse llevar por la ilusión sin importarle las consecuencias.

Quería ser Ícaro, y volar muy cerca del sol, sin que las quemaduras lo afectasen.

Deseaba con todo su ser mirar de nuevo la sonrisa de Alma, aquella que podría haber evitado la extinción de Constantinopla, y traer nuevamente a la vida a Cleopatra; esa sonrisa que era envidiada incluso por los actores de los comerciales de crema dental; esa sonrisa que deseara que fuera sólo para él.

La dependencia que había adquirido de sus nuevos amigos lo asustaba.

No era bueno encariñarse rápido. Esas partidas eran las que más dolían.

No obstante, Fran no tenía modo de saber el futuro, y si lo supiera tampoco cambiaría nada.

Podrían sucederle muchas cosas y lo mismo nunca se arrepentiría de haber conocido a Alma.

Aunque, quizá, debería.


Palabra que proviene del latín y cuyo significado es "disfruta el momento".

Personaje de la historia "Dédalo e Ícaro", presente en el libro número VIII de "Las Metamorfosis" del poeta romano Ovidio.  

———————————————-

GLOSARIO

(1) Carpe Diem: palabra de origen latino que significa "disfruta el momento".

(2) Ícaro: Personaje de la historia "Dédalo e Ícaro", presente en el libro número VIII de "Las Metamorfosis" del poeta romano Ovidio.  


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