Lauren's POV
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Desperté sobresaltada, sentándome de inmediato. Mis ojos revolotearon por toda la habitación tratando de descifrar en donde estaba, eso, antes de que aterrizaran en la chica que estaba a mi lado. Camila estaba durmiendo pacíficamente, una sábana cubría su cuerpo desnudo.
Suspiré, mi mano voló hasta mi frente en un intento por aliviar mi repentino dolor de cabeza. Eso se supone que no debía pasar. Eso era todo lo opuesto a lo que se supone debía pasar! La peor parte es que fue mi culpa. Ya no podía culparla a ella por completo.
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"Cuando volvimos a tener quince años de nuevo?"
Desvié mi atención de la película para mirar a Camila quien me estaba sonriendo. "A qué te refieres?"
"A que estamos sentadas en mi cama, comiendo helado en pijama y mirando esta patética película-"
"Hey!" interrumpí, "High School Musical no es patética!"
Ella rodó sus ojos de forma juguetona. "Todos piensan que tú eres muy cool. Esto podría arruinar tu reputación, sabes?"
"Mi reputación?"
"Sí, la de la seductora más solicitada y sexy."
Arrugué mi nariz, divertida. "La seductora más solicitada y sexy, huh?"
Camila asintió, tomando una cucharada llena de helado. Noté que le quedó un poco en un lado de su boca, traté de no reírme.
"Tienes un poco..." hice una seña para que me entendiera.
"Oh" dijo, colocando el recipiente en la mesa de noche, sus mejillas estaban rojas.
"Ven" me acerqué. "Déjame ayudarte" moví mi mano hacia su rostro, no pasó desapercibida la forma en la que ella contuvo el aire. Sus orbes chocolate me miraron sin perder un solo movimiento. Cuando mi pulgar tocó su piel, cerró los ojos, como si estuviera saboreando el pequeño contacto y a mi mente regresó la imagen de unos días atrás cuando estaba haciendo lo mismo, excepto que no estaba untada de helado sino de mi labial. "Listo" susurré, sus ojos se abrieron nuevamente al sonido de mi voz.
No pude evitar ver lo cerca que estaba mi rostro al suyo. En un rápido movimiento podía tener esos suaves labios en los míos. No recordaba haber deseado algo tanto en mi vida. Todo lo que tenía que hacer era inclinarme un poco.
Así que eso hice.
Su labio inferior tembló cuando la besé, y rápidamente establecimos un ritmo lento. Mi dedo índice acarició la parte inferior de su barbilla y ladeé mi cabeza, profundizando el beso. Cuando ella colocó su mano en la parte trasera de mi cuello, rompí el contacto. Por qué tenía que permitirle a mi mente pensar?
Camila me miró, confundida, pero no tardó mucho en darse cuenta que estaba en conflicto conmigo misma. No gastó tiempo y me acercó a ella nuevamente, reavivando el fuego.
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Gruñí. Por lo visto nunca iba a superarla; por qué me molestaba incluso en intentarlo?
Mi cabeza cayó de nuevo sobre la almohada mientras miraba al techo, un suspiro salió de mis labios. Ya nunca podía controlarme a mí misma. Esas reglas que establecí cuando tenía quince años se estaban desvaneciendo frente a mis ojos- las mismas reglas que establecí para protegerme a mí misma.
Fruncí el ceño, me era difícil creer de verdad estaba en esta situación. Giré mi cabeza hacia el reloj y vi que marcaba las 6:37 A.M. y me pregunté cuando se iba a despertar Camila.
Sólo necesitaba ocupar mi día. No podía estar pensando en esta situación mientras estaba trabajando, en especial no cuando casi arruino las cosas con mi pequeño ataque emocional. Cuidadosamente me deslicé fuera de la cama, asegurándome de no despertar a la pequeña morena que estaba a mi lado, me puse una camiseta y ropa interior antes de caminar hacia la puerta.
La vi por última vez antes de salir de la habitación, caminando en la punta de los pies mientras me dirigía a la mía como si alguien fuera a descubrirme en cualquier momento. Tan pronto entré, fui al baño y abrí la ducha para que así el agua comenzara a calentarse. Necesitaba quitar su esencia de mi cuerpo.
Me miré en el espejo un momento, mis ojos se enfocaron en los oscuros y extremadamente notorios chupones que ahora estaban presentes en mi cuello. Genial, pensé. Justo lo que necesitaba.
Entré a la ducha, el agua caliente rodaba por mi piel, borrando a Camila de ella. Borraba cada toque sensual que ella había dejado ahí; cada suave beso que recordaba de la noche anterior se iba desvaneciendo.
Tomé el jabón líquido, enjabonando todo mi cuerpo. Qué se suponía que debía hacer? No quería ser la amante de Camila pero no tenía más opción. Nosotras ya no podíamos ser simplemente amigas y tampoco podía vivir mi vida sin ella- no cuando ella había contribuido tanto a la mujer que soy hoy. Era demasiado importante para mí; muy necesaria.
Froté mi piel con fuerza mientras trataba de quitarme ese horrible sentimiento de encima. La amaba pero odiaba esto. Yo no era así.
La peor parte es que no podía hablar con nadie del tema. Ni siquiera podía acercarme a Normani, Dinah o Ally para pedirles un consejo, porque ninguna de ellas sabía lo estúpidas que Camila y yo éramos.
Una opción que no había considerado mucho, era decirle cómo me sentía- decirle que estaba enamorada de ella. Sentí nauseas de solo pensarlo. Era muy arriesgado. Que tal si sonaba desesperada? Que tal si ella no me amaba ya? Que tal que yo solo estuviera ahí para completar su perfecta vida con Adam?
Mi cabeza estaba palpitando con todas esas preguntas, todas exigían respuestas que yo no tenía. Traté de relajarme, de simplemente disfrutar mi baño pero eso parecía una tarea imposible.
Rápidamente terminé de ducharme. No podía pensar aquí ni en ningún lado.
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Una vez estuve vestida, saqué mi portátil, sabiendo que debía tener millones de correos electrónicos de parte de Richard. No había duda que estaba fallando en mi tarea de mantenerlo informado y él no estaba acostumbrado a eso. Quizás la próxima vez no debería traer a un viaje de negocios a la chica con la que me estoy acostando.
Mientras redactaba un nuevo mail, escuché que alguien golpeó a mi puerta. Miré el reloj, eran casi las 8 de la mañana, me levanté para abrir pero antes observé a través de la mirilla y vi que era Camila. Tomé una pausa, respiré profundo. Podía hacer esto. Podía.
Giré la perilla, notando que ella llevaba la misma pijama que tenía anoche, seguramente se acababa de levantar. Cómo era posible que alguien se viera tan bien en la mañana?
"Buenos días" me dijo dibujando una sonrisa.
"Días" murmuré.
Camila acercó su brazo a mí, frotando su pulgar contra mis cejas fruncidas. "Te ves tensa, pasa algo?"
"No" intenté desestimar su preocupación. "Sólo estaba pensando"
"Oh" sonrió, inclinándose para besarme.
Inhalé profundamente por mi nariz cuando sus labios tocaron los míos. Era como si cada beso me prendiera fuego. Sus gentiles manos se posaron en mis mejillas antes de que un "mmm" se escapara de su boca.
Mis ojos se abrieron al escuchar pasos acercándose y pude ver a una mujer mayor que pasaba cerca mirarnos con desprecio y levantar sus cejas como si nos estuviera juzgando.
Rápidamente la halé para que entrara a la habitación y cerré la puerta. "Tenemos que ser más cuidadosas"
"Fue por eso que te fuiste de mi cama esta mañana?"
De inmediato me encontré con sus ojos, estudiándola. Se veía un poco molesta y no entendía por qué. "Esperabas que me quedara? Quiero decir... pensé que era solo sexo"
Ella asintió. "Sí, claro. No, no quería que te quedaras" Ouch. "Y además, estamos lejos de cualquier persona que conozcamos. Creo que estaremos bien." una suave sonrisa se plasmó en sus labios mientras comenzaba a desvestirse.
"Qué estás haciendo?" susurré, como si alguien fuera a escucharnos.
"Voy a tomar una ducha"
Giré mi cabeza, evadiendo su cuerpo desnudo. "Aquí?"
Camila solo rió. "Sí" vi que brasier cayó al piso y mordí mi labio. Contrólate Lauren. "A menos que haya algún problema con eso..."
"Nope!" casi grité. "Niguno"
Mi mejor amiga no se molestó en responder antes de correr hacia el baño, permitiéndome por fin respirar adecuadamente al escuchar que la puerta se cerró.
Mi teléfono sonó al mismo tiempo que Camila abrió la ducha y froté mis sienes, tratando de no pesar sobre el hecho de que ella estaba en mi baño.
La primera vez que traté de hablar, nada salió de mi boca. Aclaré mi garganta. "Hola?"
"Lauren?"
Me estremecí al escuchar la voz cortante. Era Richard. "Hola, Rich-"
"No quiero escucharlo. En dónde has estado? Estuve tratando de contactarte toda la noche y ahora me entero de que te vas a quedar un día más? Me encantaría que me lo hubieras dicho porque así habría podido reservar sus habitaciones por una noche más, pero ahora no tienen a dónde ir y tendrás que conducir de vuelta toda la noche. Como se supone que vas a estar presente en las videoconferencias que ya te programé? Esperas quedarte dormida en plena reunión?" maldijo, obviamente frustrado. "Dime Lauren: qué carajos estuviste haciendo anoche que fuera tan importante que no pudieras tomarte un segundo para hablar con tu jefe?"
Titubeé, tartamudeando un poco. "La cliente... ella quería que nos tomáramos un día más, así que yo- nostras, Camila y yo... regresamos al hotel y- era un poco tarde así que... perdí la noción del-"
Richard suspiró. "Suficiente. Sabes? Pensé que había tomado la decisión correcta al escogerte para enviarte a Portland. No quiero alguien que no quiera el puesto."
"Yo quiero esto señor. Créame, lo quiero. Y lo lamento mucho. No volverá a suceder"
"Muy bien" dijo. "Espero que estés de vuelta mañana en la mañana."
tragué pesadamente. Al parecer no iba a poder dormir esta noche. "Sí señor"
"Quiero que estés aquí a las siete" hizo una pausa. "Y que la señorita Cabello también venga."
Eso era dos horas antes que la jornada laboral comenzara, y tenía que conducir seis horas para poder regresar. "... Sí señor."
"Soluciona el problema hoy. Y por Dios santísimo, mantenme al tanto de lo que suceda." y así colgó el teléfono.
Tiré mi celular en el escritorio antes de sentarme, mis dedos presionaban mis sienes para tratar de aliviar el dolor. Ni siquiera había pensado en Portland desde que regresé. Que tal que el me pidiera que regresara nuevamente? Que le diría a Camila? Que tal que ella quisiera que me quedara? Que tal que tuviera que rechazar la oferta?
Gruñí. Esto era demasiado en qué pensar.
Sentí que pasaron horas antes de que Camila terminara de ducharse, saliendo por fin del baño envuelta en una toalla blanca. "Quién era?" preguntó mientras secaba su cabello.
"Era Richard. Aparentemente, estuvo tratando de comunicarse conmigo anoche cuando yo... no estaba disponible y ahora quiere que viajemos esta noche y estemos en el trabajo mañana a las siete de la mañana."
La morena detuvo sus movimientos y fijó sus ojos en mí. "Qué?"
"Sí, lo sé. Creo que también va a querer una explicación. No puedo decirle la verdad."
Camila debió haber visto una expresión de horror en mi rostro porque estaba tratando de reconfortarme con frases como "No te estreses por eso" y "Ya se nos ocurrirá algo" Cuando me encontré con su mirada, un poco insegura, se acercó a mí y se sentó en mi regazo, mis brazos instintivamente envolvieron su cintura. "Hey" dijo, obteniendo mi atención. "Necesitábamos ese tiempo juntas anoche. Se sintió como nosotras de nuevo" asentí ligeramente, calmándome un poco. "Además, tú eres como su niña dorada. El no va a estar enojado por siempre" susurró mientras colocaba un mechón de cabello detrás de mi oreja. "Nadie puede estar enojado contigo por mucho tiempo."
De repente, el pensamiento de decirle a Camila que la amaba cruzó mi mente. Este era el momento perfecto. Ella estaba en mis piernas, tranquilizándome y viéndose absolutamente hermosa, pero seguía pensando en que quizás me rechazara. La menor pudo ver que quería decir algo porque no interrumpió, esperando que alguna palabra saliera de mi boca pero no podía decírselo. "Me gustó lo de anoche" sonrió un poco. "Y no debí haberte dejado sola en tu cama"
"Está bien-"
"No" la interrumpí. "No estuvo bien. Y lo supe mientras me iba, yo solo-" suspiré, tratando de explicarle mis caóticos pensamientos. "Siempre estoy muy abrumada cuando estoy cerca de ti, a duras penas puedo pensar o incluso respirar y no sé qué se nos metió adentro pero al parecer no podemos salir de ahí y-"
"Lauren-" trató de detenerme.
"Me dije a mí misma que nunca más haría esto" dije finalmente. Camila se alejó un poco, tragando con dificultad. "Esto va en contra de todo lo que pienso que es correcto. Sigo imponiéndome reglas y luego rompiéndolas, como si no significaran nada"
"No puedo estar lejos de ti Lauren."
"Entonces deja a Adam" Camila bajó la mirada, cerrando sus ojos momentáneamente. "Por qué no lo dejas?"
"Porque el nunca me dejaría" bufé ante su respuesta y su intento de defenderse. "El no lo haría pero tú sí."
"Yo no te dejé"
La morena sacudió su cabeza en objeción. "Tú terminaste conmigo. Y luego te fuiste con esa chica.!"
"Yo no me fui con ella!" respondí pero ella permaneció calmada.
"Como sea Lauren. Ya pasó, no es así? Tú saliste de eso. Eso era lo que querías"
"Yo te quería a ti"
"Y yo te quería a ti. Pero ambas sabemos en lo que terminó" se levantó de mis piernas, caminando hacia mi maleta para encontrar algo que ponerse. "Yo tengo la seguridad que necesito y tú tienes la... libertad de hacer lo que quieras. Y al final del día aún seguimos perteneciendo a la otra."
No podía creer que mi Camila estuviera diciendo esto. Mi Camila- la misma que creía en todo lo opuesto a su actual discurso. "Es eso lo que en verdad quieres?"
"No" dijo simplemente, levantando la mirada. "Pero qué otra opción tengo?" permanecí en silencio. "Quiero decir, crees que podamos tener un futuro juntas?"
"No lo sé" murmuré.
"Exacto. Ya hemos hecho esto antes- hemos pasado por esto" tomó un vestido y se acercó a mí. "Me pondré este" dijo con una pizca de desinterés en su voz hacia el tema que estábamos tratando. Dejó un pequeño beso en mis labios antes de regresar a su habitación, dejándome sola con el pensamiento de lo que quedaba de nosotras... si es que quedaba algo.
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La reunión con el cliente fue mucho mejor que la de ayer, considerando que Camila y yo estábamos con una mejor actitud. Cada hora le enviaba pequeñas actualizaciones por correo a Richard, asegurándome de no meterme en más problemas.
No parecía trabajo cuando estaba con Camila y el día se acabó antes que pudiera notarlo. Al rededor de las ocho de la noche, empacamos las cosas y nos dispusimos a regresar. No fue hasta las nueve que pudimos salir del trancón.
"Adam se va a enojar mucho."
La miré "Por qué?"
Camila señaló la hora. "No vamos a estar de vuelta en casa hasta tipo tres de la mañana."
"Lo lamento" fruncí mi ceño. "Debí haber hecho mi trabajo correctamente. Es mi culpa que estemos metidas en este lío. Quizás no debí haberte traído."
"No, no. Fue divertido"
Una risa escapó de mis labios ante su afirmación. "Sí, claro"
"Lo fue!" insistió. "Me alegra que me hayas invitado"
"Todo lo que hicimos fue trabajar y discutir"
Ella tomó mi mano libre. "Estoy agradecida por cada momento que puedo pasar contigo"
Traté de no sonrojarme. "Bueno, me alegra que hayas venido."
"Oh, lo hice. Muchas veces"
Mis ojos se abrieron y giré para verla sonriente. "Camila!!"
Soltó una carcajada ante su inapropiado comentario y después de un momento me uní a su risa, disfrutando de su compañía.
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Cuando finalmente llegamos a Nueva York, el ánimo había cambiado. El aire era pesado a nuestro alrededor, el recordatorio de nuestra infidelidad pesaba. Era más sencillo pretender que no estábamos haciendo nada malo mientras estábamos solas, pero era una historia completamente distinta cuando su prometido estaba a solo unos minutos de distancia.
"Podemos ir al apartamento primero?" preguntó Camila, rompiendo el silencio. Eso me tomó un poco por sorpresa. Pensé que no quería que Adam tuviera que esperarla por más tiempo.
"Por qué?"
"No quiero ir a casa aún"
Dudé un poco pero decidí que no era una buena idea. "No creo que esa sea una buena idea Camila, de seguro que Adam ya está lo suficientemente enojado porque lleguemos tan tarde, no crees?"
La menor bufó, acomodándose un poco en el asiento para estar más lejos de mi. "No puedo visitar mi propia casa?"
"Yo nunca te pedí que te mudaras"
La chica a mi lado dejó salir una risa sarcástica y pude sentir que no me miraba de muy buena forma. "Bueno, tu tampoco me diste muchas opciones"
Aquí íbamos de nuevo. "Podemos pasar al menos cinco minutos sin que tú traigas eso a colación?" gruñí, molesta. Sentía como si nunca nos fuéramos a librar de esa noche.
"...Lo siento"
"Está bien" respondí con hostilidad, conduciendo directamente hacia la casa de Adam. Si pasábamos la noche juntas, de seguro íbamos a pelear sobre algo que yo nunca hice. No tenía energía para eso.
Tan pronto como me detuve frente a su casa, notamos que todas las luces estaban encendidas como si él hubiera estado esperando despierto toda la noche a que nosotras llegáramos. De repente, me di cuenta que yo iba a tener que ir a casa sin ella y padecer otra noche de completo insomnio.
Camila frunció sus cejas, sus ojos marrones estaban llenos de tristeza. "Quiero besarte, pero creo que el nos está observando."
"Acabas de describir mi vida a la perfección" dije, sosteniendo sus manos en las mías. Mis ojos se fijaron en el horizonte en dónde Adam venía corriendo, su bata gris hondeaba con el viento. Camila notó mi expresión y giró para mirar, alejando sus manos de las mías al verlo. De inmediato salió del carro y yo me quedé dentro, mirando como Adam comenzaba a gritarle y apuntaba su dedo índice a su cara.
Traté de controlar mi ira- esto no era de mi incumbencia- pero no podía presenciar esto. "Hey!" grité saliendo del carro y cerrando la puerta con fuerza. "No le hables así!"
El hombre giró para dirigirse a mí. "Esto no es asunto tuyo. La última vez que supe, ella era mi prometida"
Apreté mi mandíbula. Su prometida. Odiaba esas palabras. Comencé a caminar en su dirección, un intimidado Adam retrocedía un poco con cada paso que daba. Cuando llegué a su lado, Camila me miraba como si yo estuviera loca. Quizás lo estaba. "Si le sigues hablando de esa forma y yo me entero, vendré por ti"
Adam rió exageradamente. "Oh si? Y que me vas a hacer?"
"Aw, ya olvidaste lo perra que piensas que soy?" pregunté, sonriendo ante su confusa expresión. "Hablemos de mis contactos, sí? Exactamente con cuantos tipos piensas que me he acostado?"
"Una cantidad innumerable"
"Okay, y exactamente cuantos de ellos crees que podrían herirte de gravedad solamente usando sus manos?" él cruzó sus brazos, incómodo. "Olvídate de los hombres. Que hay de mi? Qué crees que soy capaz de hacer con mis propias manos?" Adam no respondió, así que continué. "Creo que lo averiguarás si sigues tratándola de esa forma"
"Es una amenaza?"
Sonreí sinceramente. "Es una advertencia, eso es todo" mis ojos se movieron hacia sus pies. "A propósito, lindas pantuflas"
"Son cómodas" murmuró con inseguridad.
Reí mientras giraba para regresar al carro, de repente lo escuché decir. "Bueno, al menos yo no soy solamente una fase"
Camila lo regañó silenciosamente pero yo continué caminando. Necesitaba aparentar que era fuerte- que no estaba rota.
Pero cada paso que daba lejos de ella se sentía como una daga más atravesando mi corazón.