Severus no le dirigió una segunda mirada al patético hombre atado y prestó casi toda su atención al adolescente angustiado.
Mientras Dumbledore se dirigía a interrogar a Pettigrew con la ayuda de Lucius y el Veritaserum, Severus se tomó una muy poco recomendable segunda poción calmante en menos de dos horas y guió a Diggory con una mano en el hombro hacia una silla, en una esquina de la oficina y evitando que el chico viera a los otros dos hombres y a Pettigrew.
Diggory se dejó mover con facilidad, y tomó la poción calmante que le dio sin pensarlo demasiado. Luego de un momento, Severus también le dio un calmante para el estómago, que tomó de la misma forma: preferiría evitar que el niño dejara sus intestinos en el suelo. Transformó una baratija de Dumbledore de un estante cercano en un pequeño banco y se sentó a la altura del niño, examinándolo. Tenía el rostro sucio y pálido, había algunas marcas rojas formándose alrededor de su cuello, y a parte del brazo que aún se agarraba levemente, no parecía tener otras heridas físicas. Suspiró un poco, convocando a un elfo del castillo y pidiéndole un recipiente con agua y un paño: el brazo parecía estar sangrando, y prefería limpiar alrededor sin magia antes de aplicar algún ungüento.
—Señor— susurró Cedric cuando el elfo dejó lo pedido a un lado, sus ojos un poco más claros pero igual de pálido mientras lo miraban con una mirada de completo terror. Severus evitó fruncir el ceño para no asustarlo y levantó lentamente una mano para tomar el brazo izquierdo del niño. Diggory negó con la cabeza—, yo no quise...
—Solo quiero curar tu brazo, Cedric — dijo amablemente. Cedric volvió a negar con la cabeza, alejándose de Severus tanto como podía aún en la silla.
—Él solamente— Cedric pareció pensar en algo un momento antes de tomar aire y enderezarse, sus ojos aún aterrados pero pareciendo determinado—. Riddle le dijo que tenía que mandarme con una prueba de que realmente ha vuelto. Yo no... yo no quería, lo juro.
Severus parpadeó cuando la comprensión de lo que estaba pasando lo golpeó como una ola helada. Tragó saliva y volvió a acercarse al brazo del niño y, esta vez, el niño lo dejó. Levantó la manga de la camiseta con cuidado y apretó los dientes con fuerza cuando, a pesar de la sangre y de algunos cortes poco profundos, la Marca Tenebrosa estaba cruda y muy viva, la tinta negra resaltando dolorosamente en la piel del antebrazo y todo el cuerpo de la serpiente pareciendo vibrar. Era igual a todas las demás marcas.
Severus tomó el paño, humedeciéndolo y luego comenzando a limpiar el antebrazo del niño mientras buscaba qué decir. El interrogatorio de Dumbledore y el balbuceo desesperado de Pettigrew apenas era captado por alguna parte de su cerebro, el dolor en su propio brazo aún era más que tolerable, apenas una llamada del Señor Oscuro. No sabía qué decir, realmente.
—¿Tienes alguna otra herida?— cuando Cedric negó con la cabeza, Severus dejó el paño sucio y sacó un pequeño frasco con esencia de murtlap y comenzó a cubrir levemente por los cortes. Cedric lo miró cuando ignoró deliberadamente la marca—. Si tratas de aliviar el quemazón, curar o sacar la marca, dolerá el doble.
Lo sabe por experiencia y más.
El rostro cetrino de Cedric fue lo único que le advirtió que el calmante para el estómago fue insuficiente. Suspiró levemente y convocó una cubeta para que el niño dejara de ensuciar sus zapatos, y palmeó levemente su espalda temblorosa. Con un movimiento de su mano limpió el suelo y los zapatos salpicados y miró hacia atrás, donde Dumbledore miraba con tristeza al niño. Lucius estaba frente al ventanal y con un vaso de lo que parecía ser ron en la mano, también mirando al niño, aunque se encogió levemente de hombros cuando vio que Severus lo notaba.
Pettigrew, por otro lado, estaba quieto en su asiento, su barbilla contra su pecho y sus ojos cerrados.
—¿Es... permanente, entonces?— Cedric susurró, aún con su rostro contra el balde y sin parecer querer levantarse de su posición. Severus limpió el balde e hizo un pequeño ruido de confirmación—. ¿Y siempre me dolerá así? E-está ardiendo como el infierno ahora mismo...
—Esa es la sensación común, sí— Severus puso sus manos sobre sus rodillas y miró al chico—. Puedes tomar alguna poción para aliviar el dolor, pero no dejarías de sentirlo. Solo... puedes acostumbrarte a él.
—¿Y si me corto el brazo?— en cualquier otra situación, Severus podría haber tomado la pregunta como un intento de aliviar la tensión; sin embargo, Cedric sonaba desesperado.
—Estarías igual, solo que con un brazo menos— Cedric levantó la cabeza de la cubeta lo suficiente como para verlo a los ojos—. La marca es un hechizo, o más bien maldición para los portadores, que vincula al marcado favoreciendo al Señor Oscuro. Córtate el brazo, sentirás el dolor fantasmal hasta que la marca vuelva a aparecer en otra parte de tu cuerpo, y no es algo que tarde mucho. La marca en sí, el tatuaje, es solo algo... ornamental.
—Típico del Señor Oscuro— se burló suavemente Lucius. Cedric lo miró un momento antes de volver la vista hacia Severus.
—El hechizo vinculante está en tus venas, ya es parte de ti— Severus colocó una mano sobre el hombro del chico y apretó suavemente—. Cortarte un brazo no servirá de nada. No eres el primero que lo piensa o, en un extremo, que lo intenta.
—Así que ahora tendré esto por el resto de mi vida.
Dumbledore suspiró y decidió tomar el control viendo que ya no había nada que Severus pudiera hacer por la salud del niño. Sacó a Cedric de la oficina, posiblemente llevándolo con sus padres, dejándolo con Lucius y el cuerpo inconsciente de Pettigrew.
—Apuesto lo que quieras que pensaste que lo peor de mí— dice Lucius, una pequeña sonrisa irónica en sus labios y una mirada de sabelotodo que Severus odia ver dirigida hacia él. Severus se sirve a sí mismo un vaso del whisky que tiene Dumbledore guardado en un armario y se sienta pesadamente en la silla a un lado de Pettigrew. Lucius se sienta frente a él—. Dime, ¿cómo pudiste caer en esa distracción tan malditamente mala?
—Estoy teniendo un día complicado— gruñe, lo que logra que Lucius alce las cejas levemente—, y con toda la maldita razón del mundo. Además, Harry ha hecho lo imposible para hacerme creer y confiar que ese mocoso del infierno se suicidaría frente a todos si cree que es necesario.
—No ha estado en eso desde la última vez— el tono de Lucius es amable—. Y creo que está comenzando a pensar que realmente no tiene que morir por algún tipo de deber con nadie. Tom ha-
Lucius se calla abruptamente y Severus se toma el whisky de su vaso de un solo trago, dejando el vaso vacío con un golpe sobre el escritorio. Lo piensa un momento antes de convocar la botella y servirse mucho más de lo aceptado socialmente.
—No sabemos lo que realmente está sucediendo— dice. Suena patético, escuchándose a sí mismo. Lucius suspira.
—Creo que todos lo sabemos— Lucius mira hacia Pettigrew—. Dumbledore dijo que le... pidieras amablemente que entregue algunos recuerdos para que su encarcelamiento sea adecuado.
Severus se detuvo y miró a Pettigrew con nuevos ojos.
—¿Sabe ya el Ministerio de él?
Lucius lo mira fijamente antes de darle una pequeña sonrisa. Niega con la cabeza.
Sin embargo, antes de que pueda siquiera pensar demasiado sobre cómo matar al maldito cómplice del asesinato de su mejor amiga (... y el de uno de los mejores amigos de Remus), el dolor en su brazo izquierdao aumenta a tal punto que siente que todo su cuerpo se está incendiando por completo. Jadea y se inclina hacia adelante, tanto que su cabeza está rozando sus rodillas, mientras sostiene su brazo contra sí con fuerza. Se siente mareado con cada nueva oleada de dolor que recibe, y lo último que piensa es que si Remus se atreve a dejar a los niños solos, Severus volverá de entre los muertos para matarlo.
x . x . x
Teddy estaba sentado en el suelo frente a la chimenea del salón, la cabeza de Duque sobre su regazo y acariciándolo con cariño, aunque su mirada estaba perdida en el fuego. Harry y Draco estaban sentados detrás de él, en el sofá, y Ron, Hermione y Luna habían sido llevados por sus respectivos jefes de casa mientras todos trataban de adivinar qué había sucedido para que todo terminara tan abruptamente. Harry había visto al padre de Cedric discutir con la profesora Sprout sobre querer ver a su hijo: sonaba completamente preocupado, y con razones.
Cuando Remus llegó a ellos, Draco le había dado su pañuelo para evitar que la sangre de su cicatriz creara una escena de terror en medio de todos los estudiantes, pero Remus definitivamente había reaccionado mal, sin dejar de mantenerlo cerca suyo a pesar de que Harry le había afirmado con paciencia que, en realidad, no le dolía mucho. Lo suficiente para recordar que estaba allí, pero no tanto como para que lo distrajera del resto de las cosas.
Como por ejemplo, que Tom faltaba.
Remus estaba haciendo té para todos en ese momento, cuando la puerta de entrada sonó, y rápidamente se acercó a abrirla cuando vio que era Charlie. El pelirrojo parecía angustiado mientras recorría con la mirada el lugar, y decepcionado cuando no encontró lo que buscaba. Remus lo hizo pasar luego de un pequeño abrazo y Charlie se sentó en uno de los dos sillones, escondiendo su rostro entre sus manos.
Harry hizo una pequeña mueca de lástima, mirando a Draco, que parecía más preocupado por él que por Charlie.
—Estoy seguro de que está bien— dice Harry, rompiendo el silencio que se había formado en la sala. Teddy voltea levemente la cabeza para verlo, pero cuando Harry le sonríe un poco, el chico vuelve a mirar hacia el fuego. Mira a Charlie, y aprecia el asentimiento optimista que recibe del Weasley.
—¿Seguro no te duele, Harry?— Draco pregunta, y la única razón por la que no puso los ojos en blanco es porque sabe cuánto se preocupa el rubio, y aunque se avergüenza un poco, Harry sabe que tiene todas las razones para preocuparse tanto. Mira los ojos grises y niega con la cabeza.
—Todo bien, de verdad— Harry se apoya contra él, pero evita besarlo con Charlie tan angustiado a un lado de ellos. Sería como comer delante de un pobre. Draco parece pensar lo mismo, porque solo toma su mano con más fuerza. Harry le sonríe y se gira para mirar a su padre—. ¿Y papá?
—Con Albus— responde Remus, saliendo de la cocina con la bandeja de té y dándole una taza a cada uno antes de sentarse en el sillón restante. Mira a Teddy con el ceño fruncido antes de suspirar y mirar a los otros con preocupación—. Estoy seguro de que vendrá lo más pronto posible.
—¿Pero qué pasó?
Remus mira a Harry, de la misma forma que siempre lo mira cuando está tratando de saber qué tanto puede decirle a Harry.
—Creo que debo esperar a Severus para decirles algo, la verdad— dice Remus luego de unos momentos. Harry se queja un poco, pero Remus lo calla con una mirada seria—. Esto puede ser mucho más delicado de lo que parece, Harry. Si Tom no aparece en las próximas horas... Bueno, tendremos que esperar a ver lo que hará Albus.
—Al profesor Dumbledore nunca le gustó Tom— Charlie parece molesto mientras deja la taza equilibrándose en el apoyabrazos del sillón—. Si a Tom le sucedió algo, el director no hará mucho.
—Pues Severus y yo sí, Charlie— la voz de Remus era acero, y Harry pensó que parecía indignado—. Hemos cuidado de él desde que Harry lo ayudó a tener un cuerpo físico, y lo hemos visto progresar y crecer desde ese momento. Es tan importante para nosotros como lo son Harry y Teddy.
Harry, Draco y Teddy ahora estaban viendo a Remus con sorpresa, aunque Teddy se sonrojó con una pequeña sonrisa, y Harry está seguro que es porque Remus ha dicho en voz alta que él es tan importante como el Tom o Harry. Charlie parecía avergonzando.
—Lo siento, Remus— el dragonologista soltó un suspiro cansado mientras se pasaba una mano por el rostro—. Sé que se preocupan por él, yo solo...
—Por el momento, solo podemos esperar— termina diciendo Remus, su voz mucho más suave ahora que hace un momento—. Si Tom está en problema, Severus y yo seremos los primeros en buscar ayudarlo.
—Y yo estaré con ustedes— declara Charlie, sonando mucho más determinado y menos angustiado.
—Y yo-— comienza Harry.
—Y tú— lo interrumpe Remus, señalándolo con el dedo— estarás sano y salvo, bajo la vista de otro adulto de confianza y ocupándote de tus deberes escolares y de practicar defensa. Cualquier otra cosa que hagas será un mes de castigo con Dobby vigilándote y sin Quidditch.
Harry lo miró con la boca abierta. Teddy sonrió un poco a Remus y Draco asintió, satisfecho.
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toretto: muy cierto remus
muy rápida la actualización, pero para el drama interminable mi creatividad está full ;)
espero les haya gustado!