Contrato

Od Eli-Harasho

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-Debe el cielo sentirse realmente agradecido por ser digno de ser observado por vuestros ojos. -Demasiado dig... Více

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55

Capítulo 11

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Od Eli-Harasho

Al día siguiente la vi en el campus de la universidad, el rector personalmente le estaba dando un recorrido, eso era algo bueno pero hubiera preferido ser yo la que se lo diera, así tendríamos tiempo de calidad juntas.

—Creí haberte dicho que no fueras muy obvia cuando la vieras. —escuché una molesta voz junto a mí, era Dia.

—Y yo creí haberte dicho que no quiero disimular. —repuse.

—Pensaba que su belleza era debido al vestido y al exagerado pero bien distribuido maquillaje que traía en aquella ocasión, veo que estaba en un total error.

—Efectivamente, su belleza no se le atribuye a cosas tan vanas como esas. —pensé en voz alta, pues no tenía intención de decirlo.

—Totalmente de acuerdo. —dijo con una sonrisa típica de ella.

—Buenos días. —nos saludó de manera alegre.

—Buenos días. —respondimos Dia y yo.

—Mi nombre es Dia, la amiga y posiblemente la persona más cercana de Kanan. —se presentó, tomó la mano de Mari y la besó.

Rodé los ojos, no puedo creer que tan temprano por la mañana ya tenga activo su modo galante y conquistador. Ella era una buena persona, muy atenta y aplicada, trataba a todas las chicas como si de unas princesas se trataran, pero no salía con nadie, a pesar de que candidatas no le faltaban, aunque no me sorprendía, después de todo ella...

—Encantada de conocerte, mi nombre es Mari, soy la prometida de tu mejor amiga. —dijo y sonrió pícaramente.

Ese inocente, pero perspicaz comentario, hizo que Dia curveara sus labios y se formara una bribona sonrisa en ellos, mientras que yo, bueno yo no terminaba de asimilar lo que acababa de escuchar.

—El placer ha sido todo mío, estimada Mari. —le dijo. Luego se excusó con nosotras y se retiró para dejarnos a solas.

—Es bastante agradable. —comentó.

—Lo es. —le confirmé. —Y bien ¿Qué tal amaneciste?

—Bastante bien, pero no dormí mucho. —exhaló con cansancio.

—¿Por qué? —sonreí al ver cómo había dejado caer sus hombros.

—Ansiedad, me supongo.

Era comprensible, debía ponerse al corriente con las materias, acoplarse con los demás estudiantes, con los maestros, en fin.

—Préstame tu celular. —La forma en que me lo pidió me causó cierta gracia, porque ni siquiera era una pregunta, era préstamelo sí o sí.

—¿En serio vas a confirmar que tu fotografía siga ahí? —inquirí mientras lo sacaba del bolsillo de mi pantalón y se lo entregué.

—Por supuesto.

—Lo mismo hiciste ayer ¿no? Cuando fuimos a cenar y muy discretamente desbloqueaste la pantalla de mi celular. —era cierto, la noche anterior había puesto el celular sobre la mesa y ella deslizó su dedo por sobre la pantalla, le dio un vistazo y sonrió.

—Te dije que lo verificaría todos los días.

—No hay necesidad, en verdad no pienso cambiarla por nada del mundo.

—Lo sé.

Sonrió.

Mari.

Era mi primer día de clases, pero curiosamente tenía la sensación de que no era así. Kanan se había encargado de hacerme sentir cómoda y familiarizada con todo. Aunque en algunas clases no me tocaban con ella ya que estudiábamos carreras diferentes, algunas de las clases me tocaron con Dia y una chica llamada Riko, ambas son amigas de mi prometida, tanto ella como Riko me facilitaron mucho el entendimiento de éstas, ambas se mostraron muy amables y pacientes conmigo al mostrarme sus apuntes y explicarme las cosas en las que estaba perdida.

En total tuve cinco clases ese día; cuando yo ya había terminado a Kanan le quedaba todavía una clase más, decidí esperarla para irnos juntas. Parte de mí estaba aliviada de que los muebles aún no llegaran pero otra parte estaba ansiosa de comenzar a vivir con ella. Así que la esperaría de ahora en más para ir juntas a casa... Es extraño decir eso, aún si sólo lo digo en mi mente.

Saqué mi celular y marqué su número en cuanto la vi caminar por uno de los pasillos del campus, no iba sola, estaba acompañada por una chica de cabello castaño, era atractiva, me pregunto si Kanan también pensara lo mismo de ella.

—"Hola" —escuché su voz decir, desde donde estaba pude ver como se había compuesto una sonrisa en su boca, tan tierna, pensé.

—"¿Has terminado ya todas tus clases?" —sabía que ya habían finalizado pero la pregunta era más bien para saber si tenía planes de hacer algo más, no habíamos quedado en ir juntas después de clases así que era mejor averiguarlo de una sutil manera.

—"Sí, recién salí del aula, ¿Qué hay de ti?"

—"Terminé hace poco más de una hora, así que decidí dar una vuelta por los alrededores, es un campus muy agradable pero creo que estoy perdida". —mentí.

Había sido una mentira inocente, al menos para mí, la reacción que tuvo valió la pena.

—"¿En qué parte estás? Dime e iré inmediatamente por ti". —decía preocupada, Kanan, en serio eres adorable.

—"No es necesario, creo que me las arreglaré por mí misma". —no podía decirle que había mentido, eso me causaría cierta vergüenza.

—"Mari..." —no le di tiempo de decir nada más, me despedí de ella, le dije que no se preocupara y colgué.

—Eres una personita muy traviesa y juguetona. —Volteé a mis espaldas para ver quien era la persona que había dicho eso, aunque por el tono de voz lo había descubierto incluso antes de verla. — Mira que decirle que estás perdida cuando estás a solo unos metros de distancia de ella, y para acabar la estás observando y divirtiéndote con sus reacciones.

—¡Vaya! Me has atrapado. —guiñé mi ojo derecho y saqué un poco la lengua haciendo una divertida mueca.

Resopló y movió su cabeza hacia los lados.

—Me sorprende mucho la cercanía que demuestran, han sido sólo unos cuantos días pero cualquiera que las viera pensaría que llevan toda una vida estando juntas. —comentó y yo sonreí ante lo que había dicho. —Debo disculparme contigo, al principio creí que era todo una actuación, pero luego me di cuenta de que nadie es tan buena actriz.

—Kanan es una persona muy honesta y directa. Gracias a ello he podido sentirme a gusto a su lado sin necesidad de aparentar, debo deducir que debido a su relación sabes bajo qué circunstancias nos conocimos, pero dejando a un lado esa razón, creo que ella y yo podemos llegar a ser muy buenas amigas. —declaré, quería que estuviera consciente de que yo por nada del mundo fingiría ante ellas.

—O quizá algo más. —dijo en un quedo susurro que apenas y pude distinguir, luego de eso sonrió, aunque para ser sincera no logré entender qué había querido decir con eso. —Incluso tu cara de confusión es hermosa. —agasajó mi rostro, "hermosa", a pesar de que había logrado ruborizar mis mejillas, no tenía ese mismo sentimiento de cuando lo decía Kanan. Qué inusual, me pregunto a qué se deberá. Tal vez sea la forma en la que lo dicen, el tono de voz, pero en especial la mirada... —Si sigues haciendo ese tipo de gestos frente a mí, no te sorprenda que llegue a enamorarme.

—Me veo con la obligación de recordarte que estoy comprometida... Con tu mejor amiga. —repuse sagazmente.

—Lo tengo muy presente, como también tengo presente tus increíbles dotes femeninos, por no mencionar también ese vivaz carácter que posees. —resaltó la palabra "increíbles", y más que sentirme alagada o apenada, me causaba gracia lo que decía, como si estuviese leyendo un libreto de alguna obra, o como si hubiese sacado esa línea de alguna película.

—Eres buena hablando, debo admitir, pero no he de ser yo la afortunada merecedora de tan elocuentes e insólitas palabras. Me temo que alguien más ya está en ese puesto, ¿no es verdad? —quizá me equivocaba, pero casi podía asegurar de que no era así.

—Veo además tienes un excelente don de la observación, estimada Mari. —había acertado.

—Y, ¿Quién es la afortunada?

—Eso es... Un secreto. —me dijo misteriosa. —Pero si de algo te sirve, no es Kanan. —aclaró.

No niego que su nombre se pasó por mi mente, y la verdad agradecía que me hubiese evitado el tener que debatir mentalmente en si podía ser posible o no.

—¿No has pensado en confesarle tus sentimientos? —Espero que no me tache de entrometida, pero no puedo imaginar a alguien que rechazara a una persona como Dia.

—Es complicado. —contestó. —Para eso primero tendría que hablarle, dudo que acepte una confesión de mi parte, seguro pensará que tengo segundas intenciones.

—¿No le hablas? —mi curiosidad aumentó, era como uno de esos casos que pasan en las novelas de romance juveniles.

—Pues... Una vez estornudé y me dijo salud, por ende yo le dije gracias. —la audaz Dia de buenas palabras se había esfumado, y en su lugar había aparecido una cándida e inocente versión de ella. —Ya te he entretenido demasiado y hay una cierta impaciente persona esperándote.

—No ha sido nada, me agradó conversar contigo, y sobre esa persona...

—El amor es una trampa muy peligrosa, Mari, estoy embelesada y completamente enamorada de su apariencia, existen dos variables posibles si yo le hablo; que su personalidad sea tan cautivadora y terminé perdidamente enamorada de ella, o también que termine llevándome una total decepción y el amor que ahora siento hacia su belleza se esfume.

—No lo sabrás si no lo intentas.

—En cualquiera de las dos opciones yo salgo perdiendo. —hablábamos mientras bajábamos por las escaleras y nos acercábamos a Kanan.—Me encontré a esta chica linda, debes tener cuidado de no perderla o alguien más podría encontrarla, no todas las personas son tan consideradas como yo, podrían ya no devolvértela. —habló de nuevo dirigiéndose a Kanan.

—Debo alegrarme y agradecer de que hayas sido tú, entonces. —repuso, Kanan.

—Ni tanto, la verdad es que dude mucho en si traerla de vuelta o llevarla lejos de ti. —dijo, Dia. —La próxima vez no sé si...

—No habrá próxima vez. —la cortó Kanan.

Dia se limitó a sonreír, la verdad, por un momento llegué a pensar que estaban hablando en serio.












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