⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmin...

De yourdevotioncalum

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Seguramente escuchaste sobre el "café pendiente" que están practicando las cafeterías. Consiste en dejar paga... Mai multe

☓Nota antes de leer☓
☓Introducción☓
⇢Capítulo 1.
⇢Capítulo 2.
⇢Capítulo 3.
⇢Capítulo 4.
⇢Capítulo 5.
⇢Capítulo 6.
⇢Capítulo 7.
⇢Capítulo 8.
⇢Capítulo 9.
⇢Capítulo 10.
⇢Capítulo 11.
⇢Capítulo 12.
⇢Capítulo 13.
⇢Capítulo 14.
⇢Capítulo 15.
⇢Capítulo 16.
⇢Capítulo 17.
⇢Capítulo 18.
⇢Capítulo 19.
⇢Capítulo 20.
⇢Capítulo 21.
⇢Capítulo 22.
⇢Capítulo 23.
⇢Capítulo 24.
⇢Capítulo 25.
⇢Capítulo 26.
⇢Capítulo 27.
⇢Capítulo 28.
⇢Capítulo 29.
⇢Capítulo 30.
⇢Capítulo 31.
⇢Capítulo 32.
⇢Capítulo 33.
⇢Capítulo 34.
⇢Capítulo 35.
⇢Capítulo 36.
⇢Capítulo 37.
⇢Capítulo 38.
⇢Capítulo 39.
⇢Capítulo 40.
⇢Capítulo 42.
⇢Capítulo 43.
⇢Capítulo 44.
⇢Capítulo 45.
⇢Epílogo I
⇢Epílogo II
⇢Extra #1
⇢Extra #2

⇢Capítulo 41.

134 27 21
De yourdevotioncalum

Todo comenzó a derrumbarse aquel día que parecía ser uno bueno.

Después de su pequeño escape a la playa, en el que ambos disfrutaron de la compañía, el mar, la arena, el viento revolviendo su cabello y de sentirse únicos en el mundo, todo comenzó a caerse.

Habían pasado unas semanas difíciles, Luke ya tenía una citación a la corte para ceder la parte que le corresponde a Andrew como inversionista, aquel préstamo que le hizo a Liz lo hizo en el nombre de su empresa. Y Luke estaba pensando en comprar la parte que le corresponde a su padre pero el dinero no es suficiente y los bancos se ríen en su cara cuando ven la cantidad que está pidiendo. Así que no había mucho que hacer más que ceder y eso lo tenía destrozado.

—Muchas cosas van a cambiar desde ahora, Mike. —le había dicho el rubio en una de sus conversaciones de madrugada. —Tendrá control sobre este lugar y estoy seguro de que lo usará para llevarme a la ruina.

Michael no supo que decir porque tenía razón y no creía que las palabras serían suficientes para todo lo que estaba pasando así que solo tomó su mano y estuvo despierto hasta que Luke se durmió.

Después de esa noche todo fue distinto. Luke se iba a dormir mucho después que Michael, quien a veces no soportaba el sueño y para evitar llorar, se dormía. Apenas lo miraba al desayuno y ya no lo esperaba para el almuerzo o la cena, Michael sabe que no está haciendo mucho para ayudar y si tuviera el dinero se lo daría sin pensarlo, pero no sabe qué hacer a parte de escucharlo todas las noches, estar ahí cuando llora, darle ánimos o sentarse en silencio cuando la vida está golpeándolo demasiado fuerte. Y quizás eso no es suficiente para el rubio, quien necesita soluciones reales y no palabras que se desvanecen en segundos junto a abrazos que se enfrían.

Así como la taza llena de café se enfría frente a él cuando su dueño no aparece durante el desayuno. Sus ojos tristes viajan por la cocina buscando alguna distracción de la sensación que lo tiene al borde de la desesperación. No encuentra mucho, todo grita el nombre de Luke y duele tenerlo cerca pero lejos, entonces se da cuenta de que el rubio ni siquiera durmió en su cama aquella noche, despertó sintiéndose un poco más frío de lo normal, extrañado su respiración suave y sus brazos cálidos envolviendo su torso.

Quizás estaba exagerando, pudo haberse levantado un poco más temprano y no era necesario que durmieran abrazados toda la noche. Y entiende que Luke necesita su espacio pero, ¿por qué se siente como si estuviese haciendo todo lo posible por alejarlo?

—Hola.

La voz de Ashton lo sorprende desde el marco de la puerta, no se ve mucho mejor que él. Asiente en su dirección y continúa bebiendo de su taza aunque el contenido esté frío.

—¿Dónde está?

—Lo vi en la cocina. —le responde el rizado—. Mike, no es bueno que sigas aquí.

Michael asintió. Ha hablando mucho con Ashton desde que las cosas comenzaron a cambiar, ninguno se explica el comportamiento del rubio y a ambos les duele la distancia que ha tomado, porque no es solo Michael al que ha estado alejando, Ashton también ha sido ignorado e incluso los escuchó discutir.

—No puedo dejarlo solo, Ash.

Sus ojos se cristalizaron, ¿no quiere dejar solo a Luke o no quiere esta solo? Tiene la respuesta, Michael simplemente no quiere estar solo porque alejarse de Luke significa volver a la vida miserable que tenía antes de conocerlo.

—Te estás haciendo daño. Calum y yo hablamos, pasaremos por ti el viernes. —le dijo cuidadosamente, las palabras dejaban sus labios de una forma dolorosa, está alejando a la persona que le devolvió la sonrisa a Luke, pero no le queda otra opción. —Tienes tiempo de hablar con Luke y pensar en lo que harás.

Michael asintió nuevamente, pero sin saber qué hacer.

Y Luke tampoco sabe qué hacer. Sentado en la oscuridad de su despacho, la cabeza entre sus manos y obligando a las lágrimas no abandonar sus ojos. Porque ha tomado una decisión difícil, de la que ya no puede arrepentirse, una decisión que va a dañar a muchas personas, entre ellas al hombre que ama y que se prometió no lastimar jamás.

Pero rompió su promesa. Lo está lastimando y pronto se irá para siempre de su lado. Se quedó sin opciones, pero se condenó a una vida infeliz, alejando a la única persona que lo supo querer a pesar de todo. Siente la necesidad de correr a sus brazos y llorar por todo lo que ha hecho, sintiéndose seguro en aquellos brazos que lo consuelan, pero no puede porque eso sería aún más doloroso cuando deba alejarse nuevamente.

—Luke.

Un golpe en la puerta y el llamado de su nombre lo hicieron abrir sus ojos de golpe, aunque no era la voz que esperaba, se levantó a abrir la puerta.

—¿Qué haces?

Volvió a sentarse en el pequeño sillón que tenía en su oficina al tiempo que Annie tomaba asiento en las sillas frente a su escritorio, volteando una para quedar frente a él.

—Tomo un descanso, Ann.

Ella negó.

—Dime qué está pasando contigo para buscar la forma de ayudarte ¿si?

—No pasa nada. —arrastró las palabras, conteniendo las ganas de gritar todo lo que estaba pasando. —Vuelve a tu lugar de trabajo, por favor.

—Tu no sabes cuánto me duele verte así, Luke, dime qué hacer para ayudarte y lo haré. —casi suplicó con sus ojos llenándose de lágrimas al ver como el labio inferior de Luke temblaba. —Por favor.

Pero fue como si de pronto se transformó en otra persona.

—Ve a tu lugar de trabajo, Annie. Lo que me pase no es de tu incumbencia y agradecería que dejes de preocuparte como si fuese un maldito niño pequeño. —Luke endureció su mirada y a pesar del temblor en sus manos, abrió la puerta.

Ella lo miró como si no lo reconociera mientras caminaba a paso lento hacia la salida, en realidad, no lo reconocía, los ojos de Luke estaban vacíos y oscuros, jamás lo había visto así, ni siquiera cuando David se fue, la calidez que lo caracteriza seguía iluminando esos ojos azules, pero en ese momento no reconocía nada de ellos y aunque se asustó, no le dijo nada a Liam cuando la vio salir pálida y con sus ojos inundados de lágrimas.

Así pasó otro día, las cosas estaban tensas, todo estaba cambiando y nadie sabía qué estaba pasando. Luke se encerró por el resto de la tarde en su oficina y Michael salió a trabajar con Joy. Pero la hora de volver a casa llegó.

Durante el camino recordó el escape a la playa, los días mágicos que vivieron en aquel lugar hermoso siguen reviviendo en su memoria para no olvidar la felicidad, el sentirse querido.

—Me quedaría aquí por siempre. —le había dicho Luke recostado en su pecho, Michael pasaba sus dedos perezosos por su espalda desnuda, las sábanas cayendo majestuosas por sus caderas y la luz de la mañana bañando su piel en oro. —¿Podemos quedarnos aquí y escondernos de todos?

—Desearía poder quedarnos aquí por siempre. —admitió en un susurro. —Pero disfrutemos de esto ahora, no pienses en lo que pasará en unos días.

Luke asintió, su cabello le hizo cosquillas en la barbilla.

Aún podía oler el shampoo de aquel baño que tomaron juntos, el sabor de sus besos y las fresas que comieron al desayuno, la sal del mar en su piel y la brisa en su cabello.

Toda esa sensación agradable que le hacía creer que todo iba a estar bien se esfumó junto a los recuerdos cuando cruzó la puerta y lo vio en la sala mirando sus maletas, las había dejado ahí porque pensó que estaría hasta tarde en la oficina. Se equivocó.

—¿Ya te vas?

Una punzada de dolor le recorrió el cuerpo completo.

—Si.

—Creo que es lo mejor. —sorbió su nariz y secó sus mejillas.

—¿Quieres que me vaya?

No. Pensó por un momento, ¿cómo podía dejar ir aquellos hermosos ojos verdes que lo miraban con tanto cariño? Pero no podía ser tan egoísta, lo estaba lastimando.

—Es lo mejor...—repitió, pero no para Michael, trataba de convencerse a sí mismo. —Recuerda cerrar cuando salgas.

Entonces se levantó y caminó sin mirarlo a su habitación. Su corazón terminó de romperse y sollozó contra la manga de su sudadera mientras rogaba con su mirada a que la puerta se volvería a abrir y su Luke estaría allí para sostenerlo, entonces lloraría en su pecho hasta juntar las piezas rotas de su corazón y volver a reconstruir lo que tenían, pero no fue así.

Cerró la puerta tal como lo ha hecho desde que comenzaron a vivir juntos, el conductor del taxi que lo esperaba no hizo preguntas al verlo en aquel estado miserable, lo cual agradeció porque si seguía recordando lo que había pasado haría llorar a un país entero.

Calum lo esperaba en la acera, estaba fumando y eso no era una buena señal. No dijo nada mientras bajaba su mochila y su maleta del taxi, tampoco cuando lo llevó a su habitación y le dio una taza de té de canela.

—Él simplemente me dejó ir. —susurró con sus manos aferradas a la cerámica caliente, el olor dulce impregnado en su nariz. —Ni siquiera volteó a verme.

—Deberías dormir, estás cansado.

Michael negó.

—¿Crees que debería hacer algo?

—No. —Se apresuró en responder. No quería ver como su mejo amigo seguía lastimandose por alguien que no lo merece. —No harás nada, Michael. Luke fue el que quiso esto, él se alejó y te dejó ir, no debes ser tú quien lo busque.

Quizás sus palabras fueron muy duras porque vio los ojos verdes inundarse de lágrimas y suaves sollozos sacudieron su cuerpo, agachó la cabeza y se aferró aún más a la taza entre sus manos. Con un suspiro de cansancio mezclado con una mirada de preocupación, pasó un brazo por sus hombros.

—Mañana veremos que hacer ¿si? Ahora debes descansar, tuviste un mal día y recuerda que hiciste lo correcto.

Michael asintió, solo por la parte en la que le decía que debía descansar, no sabe si realmente hizo lo correcto al huir de su lugar feliz, pero de todos modos se recostó en la cama y cerró los ojos hasta que los brazos de morfeo lo envolvieron.

Calum cerró la puerta de la habitación y caminó hasta la cocina, donde Ashton se encontraba preparando algo para comer, moría de hambre.

—¿Cómo está?

El rizado lo miró, la mirada preocupada en sus ojos le dijo que no estaba bien.

—No quiere que vaya. Dice que cuides de Michael y que no le des mucho café o tiene pesadillas. —rió y ahogó un sollozo contra la palma de su mano. Habló nuevamente cuando recuperó su voz, pero sus ojos seguían botando lágrimas silenciosas. —Y que va a estar bien.

—¿Por qué lo hizo? Pudo hablar con él y hacer esto menos doloroso. —habló con algo de enojo en su tono de voz. —Pero lo alejó hasta lastimarlo.

—No lo sé, Cal. —pasó una mano por su cabello con desesperación. —No sé qué está pasando con él y tampoco me permite acercarme. Estoy asustado.

Calum suavizó su mirada y tomó sus manos temblorosas a través de la barra del desayuno.

—Tranquilízate, Ash, estoy aquí y yo no te voy a dejar solo. Vamos a resolver esto.


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