Draco Malfoy

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Era insoportable, desagradable e incluso un tanto desesperante. O al menos eso es lo que Draco Mlafoy pensaba sobre Grace. Aquella chica de Hufflepuff, que conocía gracias a que era parte del equipo de quidditch de su casa. 

La detestaba bastante y la verdad era que no estaba muy seguro de la razón. Era normal para él detestar a la gente sin razón aparente, pero con ella era diferente. Realmente no entendía por qué la detestaba tanto. 

Por su parte, a Grace no es que le agradara del todo aquel platinado. De hecho, no soportaba que siempre se estuviera burlando y humillando a los demás, aún así trataba de evitarlo en lo más posible pero no perdía la oportunidad de hacerlo molestar durante los partidos cuando sus casas se enfrentaban en partido. 

Aquel sábado iniciaba la temporada de quidditch, el primer partido del año donde slytherin se enfrentaría contra hufflepuff. 

Grace despertó muy temprano, emocionada por poder vencer a las serpientes, y no era por presumir, pero todos sabían que Grace era una de las mejores cazadoras de todo el colegio. Era algo que había demostrado desde que hizo las pruebas, sin dudad alguna la aceptaron de inmediato. 

Al adentrarse en el comedor, sonrió al ver al equipo reunido y estuvo a punto de ir corriendo hacia ellos pero algo la detuvo... o más bien alguien. 

Draco Malfoy la tomó del brazo y le dirigió una tenebrosa mirada. Grace no se dejó intimidar por aquella situación y también lo miró fijamente. 

Ver aquellos ojos grises le hizo sentir un escalofrío que le recorrió el cuerpo entero. Se soltó del agarre y se cruzó de brazos. 

—¿Se te ofrece algo?— preguntó la chica. 

—No realmente, sólo quería decirte que te destrozaré en el campo. 

Grace sonrió de lado y lo retó con la mirada. 

—Ya veremos eso. 

Antes de que Draco pudiera decir algo más, Cedric Diggory apareció, había visto a su compañera de casa con aquella serpiente y rápidamente se acercó a ellos para evitar que hubiera alguna pelea. 

—¿Está todo bien, Grace?—le preguntó a su amiga. 

Sin dejar de mirar a Draco, le contestó.

—Sólo hablábamos. 

Draco miró con odio a Cedric y luego siguió con su camino hasta su mesa, no sin chocar su brazo con el buscador de hufflepuff. 

La chica lo vio alejarse y luego caminó junto a Cedric hacia el resto del equipo. 

Cerró los ojos con fuerza y dejó salir un largo suspiro, en un par de minutos daría comienzo el partido y se sentía llena de energía y emocionada. Jugar era algo que realmente le apasionaba. 

Entonces, salieron al campo, donde escucharon el bullicio de los estudiantes emocionados por disfrutar del partido. 

Como siempre, Grace dio lo mejor de sí, había sido un partido muy largo pero al final lograron ganar. La casa de los tejones estaban eufóricos por tan aplastante victoria. 

Grace fue de las últimas en salir de los vestidores, se había torcido la muñeca y gracias a que no era la primera vez se quedó a hacerse un vendaje que la señora Pomfrey le había enseñado a hacer. 

Al salir, se dio cuenta de que Draco estaba allí, esperando por ella. 

No pudo evitar burlarse de su derrota. 

—Creo que fui yo quien te destrozó—dijo con voz bastante clamada pero sin perder el tono de burla. 

Draco la miró con enfado. 

—Fue suerte— contestó. 

La chica frunció el ceño. 

—De todas formas, ¿qué haces aquí? 

Fue una sensación muy extraña. 

Draco acorraló a Grace contra la pared, dejando sus rostros muy cerca el uno del otro. La chica quería empujarlo y alejarlo, pero no tuvo la voluntad para lograrlo. Le gustaba la cercanía del platinado y una intensa necesidad de besarlo en ese momento llegó a ella. 

Sus labios se juntaron, fue una extraña sensación para ambos. Pero sin duda alguna lo estaban disfrutando. 

Malfoy se separó un poco y la miró a los ojos, al notar que la chica no saldría huyendo, volvió a besarla pero esta vez pasó sus manos por la cintura de Grace y la apegó más a su cuerpo. 

El beso se volvía cada vez más intenso y era mejor parar antes de que alguien los viera, pero no podían. Comenzaban a necesitar el uno del otro. 

Al separarse, sus respiraciones eran agitadas. Se miraron nerviosos, ninguno entendía lo que acababa de ocurrir.

—Esto no cambia nada, sigues sin agradarme— dijo Draco mientras daba media vuelta. 

—Lo mismo digo—contestó Grace nerviosa.  

Cada uno siguió por caminos diferentes. Sin duda alguna será incómodo verse por los pasillos. 

One shots ⇝ Harry Potter ✔Where stories live. Discover now