Remus Lupin

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Créditos a @http_roma escribió el capítulo y yo sólo le hice unas pequeñas modificaciones. Si ves esto, te amo beibe

La sala común de Gryffindor estaba bastante cálida gracias al ardiente fuego de la chimenea, sin embargo, también estaba muy solitaria para ser una noche común de invierno, y más específicamente de un día nevado

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La sala común de Gryffindor estaba bastante cálida gracias al ardiente fuego de la chimenea, sin embargo, también estaba muy solitaria para ser una noche común de invierno, y más específicamente de un día nevado. (T/N) estaba leyendo un libro de pociones para poder memorizar algunas cosas, pues no quería fallar en sus exámenes finales. 

—¡Estoy harta!—habló tan alto, que pareció que hubiese gritado. Por poco y lanza los libros al suelo.

—¿De qué estás harta?—la voz de Remus, su mejor amigo había sonado rompiendo su tranquilidad y asustándola en el proceso— lo siento, pero James y Sirius están hablando de chicas y…—

—No pasa nada, ven y ayúdame por favor—le pidió, palmeando a su lado.

—¿Pociones?—preguntó el más alto, junto a una risita— pensé que Snivellus, digo tú novio iba a…—

—Terminamos y Lily vino a consolarme—confesó la chica— y se fue hace un rato con Marlene, ya sabes… no me llevo con ella y Lily se la llevó hace..—miró su reloj de muñeca— dos horas.

Y así pasaron un par de horas más, donde Lupin le ayudaba a memorizar y a entender para que servía cada ingrediente para las  pociones.

—Y… dejando los estudios de lado—la menor por unos meses, dejo los libros a uno lado y aflojó su corbata, llamando la atención del más alto— ¿qué tal estás?

Estaban muy cerca el uno del otro, sus rodillas chocaban y ninguno hizo nada para evitar aquel contacto. La mano de la chica terminó en la pierna del hombre, más arriba de lo que debería pero Remus no hizo nada por alejarla.

—Feliz—confesó, mirándola— ahora que la chica que me gusta esta libre, puedo mirarla sin culpa

La mano de (T/N) se movió con suavidad, haciendo estremecer al hombre.

—¿Es así?— las mejillas del castaño estaban coloreadas de un fuerte color rosa.

La chica dirigió su mano libre a la de su contrario y la llevó hasta su pierna, donde su falda no cubría su piel. El hombre tembló un poco y se ganó una risa por parte de ella.

Remus miraba fijamente los ojos de su contraria, aquellos bellísimos ojos de los que había estado enamorado desde hacía tiempo.

El hombre comenzó a deslizar su mano cada vez más arriba, listo para detenerse en caso de que su contraria se lo pidiera.

Pero ella no le iba a pedir semejante cosa.

En cambio, se sentó a horcajadas sobre él, y lo miró de frente mientras recorría su pecho con sus manos. Los dedos de Remus se deslizaron por las caderas de su acompañante y la acercó más a él.

—(T/N)— comenzó Remus, con el pulso cada vez más acelerado— ¿estás segura de...—

 Y lo interrumpió besándolo. El beso era apasionado, caluroso, que decía muchas cosas. Las manos de ambos recorrían el cuerpo del otro, como si ya lo conocieran y apretando sus lugares favoritos.

La ropa sobraba y estaba regada en el suelo, y ambos cuerpos estaban juntos, uno arriba del otro.

—(T/N)…—la voz del licántropo sonó ronca— estas segura de… santa mierda—gruñó al sentir como la chica se sentaba sobre él y en el proceso, entraba en ella.

—No sabes cuanto… desee hacer esto—jadeo, comenzando a moverse de arriba abajo, dando saltos— pero estabas con Alice y yo con Sev.

El castaño aferró sus dedos a las caderas de la pelinegra, ayudándola a marcar un ritmo bastante placentero para ambos.

—Estás tan estrecha (T/N)—ronroneó contra sus labios.

La muchacha bajó sus besos desde su boca hasta su clavícula, dejando una pequeña mordida y sus dedos acariciaron las cicatrices del más alto.

—Me gustan tus cicatrices… te hacen ver rudo—jadeo cuando el castaño subió la intensidad de sus embestidas— y más tierno.

Luego de una sesión de besos, mordidas y marcas, junto a embestidas y saltos, llegaron al orgasmo uniendose en un beso para silenciarse.

—¿Deberíamos intentar algo?—se preguntaron al mismo tiempo mientras Remus la tapaba con su capa.

—Yo digo que si—la pelinegra concordó— y pido siempre estar arriba, me gusta montarte—soltó una risa cuando vio a Remus sonrojarse ante su comentario.

Lo abrazó del cuello mientras dejaba un beso en su mejilla. El chico sonrió embobado y la tomó de la barbilla para plantarle un sensual beso en los labios junto a una mordida antes de separarse.

One shots ⇝ Harry Potter ✔Where stories live. Discover now