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Me dirigía rumbo a la biblioteca pues tenía que terminar un trabajo para pociones, di vuelta en un pasillo y vi a los gemelos Weasley.
-Hola chicos- dije estando frente a ellos.
-Hola, Mia- saludaron los dos a la vez.
-¿Qué hacen por aquí?
-Te estábamos esperando.
-¿Por qué?- dije con un poco de miedo.
-Fred tiene problemas con historia de la magia y quería pedir tu ayuda- dijo George.
-¿Por qué no le pidieron ayuda a Hermione?
Los hermanos se miraron preocupados.
-Está ayudando a Harry con un trabajo de... Transformaciones.
-Bueno, en ese caso creo que puedo ayudar. Sólo tengo que terminar algo para pociones.
-Perfecto.
-Entonces yo me voy, tengo que ir a ver a Lee para... algo...- dijo George mientras salía corriendo, aunque no sin antes levantando los pulgares y sonreír.
Comencé a caminar con Fred a mi lado.
-¿Es mi imaginación o George está muy raro?
Fred me miró con una pequeña sonrisa.
-Estoy seguro que es tu imaginación.
Llegamos a la biblioteca, no habían muchas personas, dejé mis cosas en una mesa.
-¿En qué tienes duda?
-Guerras de los Gigantes, no entiendo muy bien por qué fue- dijo apresurado, como si lo hubiera ensayado muchas veces.
-Bien, no hay problema. Iré a buscar algunos libros y enseguida regreso.
Sin escuchar su respuesta me di media vuelta y fui a buscar los libros que yo necesitaba para pociones y los que podría necesitar Fred para historia de la magia.
Tomé unos 20 y regresé a la mesa, Fred estaba sentado y me miró con sorpresa al notar todos los libros que llevaba.
-¿Te molesta si primero hago mi trabajo de pociones?
-Para nada.
Tomé asiento, saqué un poco de pergamino, mi pluma y el tintero.
Abrí un libro y mientras leía escribía lo que me parecía más importante.
Por otro lado, Fred tomó algunos libros y se recargo en ellos mientras me miraba fijamente.
-Se que soy hermosa, pero no es para tanto- dije bromeando.
-No puedo evitarlo, podría verte todo el día sin aburrirme.
Me sonroje un poco, no esperaba esa respuesta. No dije nada más y me centre en mi trabajo.
Cuando terminé, miré a Fred. Para mi sorpresa, estaba dormido sobre la pila de libros. Me causó bastante ternura.
Quité un pequeño mechón de cabello de su frente y solté un pequeño suspiro.
-Fred- hablé con suavidad para despertarlo. Toqué su hombro y lo moví un poco.
Lentamente abrió los ojos, le sonreí.
-Lo lamento, me quedé dormido.
-No importa. Ya casi es hora de la cena, si quieres mañana te puedo ayudar con esto.
-Claro, me parece bien.
Recogí todas las cosas y al final salimos de la biblioteca para caminar al gran comedor.
Estábamos por llegar, pero Fred me tomó de la mano, lo miré confundida.
-¿Está todo bien?
No contestó nada.
Cálido y suave, así se sentían sus labios. Era agradable.
Por un segundo le seguí el beso, pero lo separé de mi con un empujón.
-Fred... tu... tu... sabes que estoy saliendo con Cedric- dije en un susurro.
Fred me abrazo con fuerza, no lo separé.
-Perdón- fue lo único que dijo.
Nos separamos y entramos al gran comedor.
Lo primero que vi, fue a Cedric, me sonrió y desde su mesa levantó su mano en forma de saludo. Sonreí.
Fred se dirigió con su hermano y yo con Cedric. Miré a Fred, que estaba con la mirada baja y su hermano tenía una mano es su espalda en forma de apoyo.
Toqué mis labios, había algo en el beso que me dio Fred que nunca había sentido.
Cedric pasó su brazo por mis hombros haciéndome reaccionar. Lo mejor será olvidar lo que pasó.
