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Jane se arreglaba para ir a la boda de Harry con Ginny, estaba muy feliz por su amigo y no podía esperar para verlo y abrazarlo con fuerza.
Salió de su hogar e hizo una aparición donde la invitación indicaba. Ya habían llegado algunos invitados pero reconoció a Neville y corrió hasta él. El chico estaba sólo y parecía muy incómodo.
-¡Neville!- le llamó y el azabache sonrió al ver a su amiga.
-Jane, me alegra tanto verte. No sabía qué hacer.
La chica sonrió mostrando los dientes y lo abrazó.
-¿Sabes dónde esta Harry?
-Te llevaré con él.
Caminaron juntos y vieron a Harry caminando en círculos muy nervioso.
El chico dejó de hacerlo cuando vio a sus amigos y corrió a abrazar a la chica.
-Felicidades- le dijo Jane sin soltarlo.
-Me alegra que llegaras, estaba a punto de desmayarme.
La chica dejó salir una larga carcajada.
-Harry, venciste a Lord Voldemort, ¿pero te asusta casarte?
-No me asusta... tal vez sólo un poco.
-Todo saldrá bien, lo peor que podría pasar es que te dejen plantado aunque Ginny te ama desde que nació por lo que dudo que eso pase.
Harry asintió, sabía que Jane tenía razón.
-Por cierto... invité a Malfoy.
La chica miró perpleja a Harry y le golpeó el brazo.
-¿Y hasta ahora me lo dices?
Era obvio que estaba molesta.
-No sabía si vendría e hizo su confirmación de ultimo momento.
-Te detesto, Potter. Tienes suerte de que sea el día de tu boda o ya te habría asesinado.
El chico ahogó una risa y vio a su amiga irse junto a Neville.
Había sido una maravillosa ceremonia, bastante emotiva y que sacó lágrimas a más de uno.
Enseguida llegó el momento de la celebración, todos los invitados bailaban y reían.
Jane estaba sentada tomando algo de una copa, ni ella esta segura de qué era pero tenía un agradable sabor.
Entonces vio a Draco, junto a su prometida Astoria. La chica miró con tristeza a la pareja. Aún amaba a Draco y le dolía verlo junto a alguien más.
Desvió la mirada cuando el platinado la miró.
Draco se acercó a ella y le sonrió débilmente cuando sus miradas se reencontraron.
-Hola- saludó el chico.
-Hola, Draco. No sabía que vendrías.
-La verdad es que ni yo. Astoria me convenció de venir.
-Entiendo. Que bueno que vinieras.
-Escuché que tu ayudaste mucho con la organización.
Se encogió de hombros.
-Sólo un poco. Ginny me pidió ayuda.
Comenzó a sonar una canción, el corazón de Jane se encogió pues era aquella que había bailado con Draco en su cuarto año en el baile de navidad. Y esa canción significaba mucho para ambos.
Ambos se miraron fijamente a los ojos. Y entonces, Draco extendió su mano. No había nadie más en el mundo con quien pudiera bailar aquella canción.
-¿Bailas?
Jane lo miró perpleja.
-¿No se molesta Astoria?
-No.
Asintió suavemente y tomó la mano del platinado. No se había dado cuenta de cuánto había extrañado su tacto.
Caminaron hasta la pista y comenzaron a bailar. Muchos recuerdos pasaron por la mente de ambos.
La canción terminó y se dirigieron una ultima mirada. Ambos sabían que en cuanto se separaran cada uno seguiría con su vida. Sin el otro.
