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Todos en el colegio sabían que Aylin era una chica increíblemente hermosa. Nunca se le había visto en alguna clase de relación con nadie y eso resultaba ser bastante sorprendente para muchos.
Había chicos que se habían acercado con la esperanza de invitarla a salir, pero sólo se habían ganado un amable rechazo.
La chica Slytherin llegó al comedor junto a sus amigas, era mitad de año y todo resultaba más agotador, sexto año era probablemente el más pesado de todos.
A unos cuantos lugares, se encontraba Draco y pese a que estaba junto a sus amigos, se sentía muy solo. Sin querer, su vista viajó a Aylin y la miró un largo momento mientras esta reía junto a sus amigas.
Inclinó su cabeza a un lado cuando un chico de ravenclaw se acercaba a ella bastante nervioso. El platinado llevó su mano a la barbilla para recargarse y miró con interés la escena, pese al ruido del comedor, lograba escuchar con cierta claridad.
—Aylin— la llamó el chico de cabellos negros.
La nombrada volteo a mirarlo con una pequeña sonrisa, aunque enseguida frunció el ceño al notar que no lo conocía.
—Lo siento, ¿nos conocemos?— habló con suavidad.
Las chicas a su lado murmuraron emocionadas, sabían que ese chico la estaba por invitar a salir y se emocionaban por su amiga.
—Ah... yo soy de séptimo— dijo ligeramente nervioso— me llamo Joe.
—Mucho gusto, Joe— dejó salir una pequeña risa— ¿te puedo ayudar en algo?
Joe se llevó una mano a la nuca con nerviosismo, abría y cerraba la boca sin poder pronunciar palabra alguna.
—Yo, me gustaría invitarte a una cita.
Aylin sonrió un poco, Draco conocía aquella sonrisa. Estaba a punto de rechazarlo, era su parte favorita.
—Claro, ¿te parece el sábado?
Fue como si de pronto todo el colegio se quedara en silencio. ¿Aylin había aceptado? Incluso Joe parecía sorprendido por no haber sido rechazado.
—¿Cómo?— preguntó sorprendido el ravenclaw.
La chica dejó salir una risa.
—Que acepto tener una cita contigo— repitió con gentileza— ¿el sábado está bien?
La miró fijamente y apenas logró asentir.
—Ella no saldrá contigo— se escuchó la fría voz de Draco Malfoy.
Estaba junto a ellos, Aylin se puso rápidamente de pie y miró con sorpresa al platinado.
—Draco— usó tono de advertencia.
Pero este sólo miró a Joe con gran frialdad.
—Vete de aquí, aguilita. Ella no saldrá contigo nunca.
El chico entornó los ojos y finalmente media vuelta. Draco tomó a Aylin de la muñeca y la llevó fuera del comedor hasta un salón vacío.
—¿Qué rayos te pasa?— preguntó molesta la chica soltandose del agarre.
Malfoy se cruzó de brazos.
—Se supone que lo debías rechazar, no aceptar salir con él.
La chica rió, aunque no había ni una pizca de gracia en su tono.
—¿Y quién eres para decirme con quién puedo o no salir?
Draco se acercó peligrosamente a ella, pasando una mano por su cintura y colocando la otra en su mejilla.
—Creí que tu y yo teníamos algo— susurró cerca de su oído.
La piel de Aylin se erizó por completo, pero sus piernas comenzaron a temblar cuando el platinado comenzó a dejar suaves besos en su cuello.
—Sólo me buscas cuando tienes ganas— habló ella entre jadeos, disfrutando de los toques de su contrario— eso no es tener algo.
—Quiero que seas sólo mía.
El platinado besó con fuerza los labios de la chica, la apretó más contra su cuerpo y la mano que antes había estado en su mejilla, la llevó hasta el borde de su falda que lentamente comenzó a subir.
Draco comenzó a caminar hasta que Aylin quedó sentada en una mesa. Se separaron sólo un poco para recuperar el aire.
Las mejillas de la chica estaban de un intenso color rosa, el cabello de Draco era un desastre.
—Y yo quiero ser sólo tuya.
La chica tomó a su contrario de la camisa para jalarlo a ella y estampar sus labios una vez más.
