Bill Weasley

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Sólo una cosa: amo el ✨d r a m a✨

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Grecia caminaba apresuradamente de un lado a otro con los dedos de sus manos enterrados en su cabello. Tenía el pulso acelerado y le costaba trabajo respirar con regularidad.

Se detuvo en seco mientras un largo suspiro escapaba de sus labios tratando de calmarse. Caminó hasta su armario y sacó uno de sus más lindos y elegantes vestidos.

Enseguida se dirigió a su tocador y comenzó con su peinado y maquillaje. Una vez lista, seleccionó su collar más lujoso, un collar de oro blanco con incrustaciones de diamantes simulando unas hojas pequeñas y un rubí como dije principal acompañado de unos aretes a juego.

Grecia se miró en el espejo fijamente, levantando la barbilla, orgullosa de su impecable aspecto.

Se puso de pie y se acercó a su mesita de noche, donde, desde hacía poco más de un mes, había permanecido la invitación para la boda de Bill Weasley.

Aquel pelirrojo que seguía robando suspiros. Y Grecia Lestrange estaba dispuesta a impedir esa boda. Aún amaba con locura a Bill y sabía que él sentía lo mismo, o al menos eso se obligaba a creer.

Aliso su vestido con las manos antes de salir de su habitación y sus zapatos hicieron eco mientras avanzaba por el pasillo.

Una vez fuera de la casa, le bastó mirar la dirección en la invitación para hacer una rápida aparición a algunos metros de la Madriguera. Grecia realmente no entendía por qué Bill le había mandado una invitación para su boda, habían tenido "algo" en el pasado pero había quedado como amigos, o al menos algo parecido.

El sol comenzaba a ocultarse a sus espaldas y el frío comenzaba a congelarle la nariz y la punta de los dedos. Caminó a paso apresurado hasta la carpa que se iluminaba con lindas luces cálidas.

Sintió que el estómago se le encogía y el sulo bajo sus pies dejaba de ser firme. Estaba mareada y tenía muchas náuseas pero aún así se armó de todo el valor que pudo reunir y entró con la mirada en alto.

La ceremonia había comenzado y todos estaban en silencio mirando a la futura pareja, sin embargo, Grecia captó la mirada de los invitados cuando comenzó a caminar a paso firme, aunque lento, hacia Bill Weasley.

El mago que los estaba casando detuvo sus palabras y miró con curiosidad a la recién llegada. Bill y Fleur se miraron desconcertados y se sorprendieron al ver a Lestrange irrumpiendo la ceremonia.

—¿Grecia?— fue Bill el primero en hablar.

La nombrada sintió que las piernas le temblaban pero se mantuvo firme. Sus ojos se comenzaron a cristalizar y sintió un ardor recorrer su garganta.

—No te cases con ella, Bill— su voz recorrió los oídos de cada invitado.

Sin embargo, nadie se movía y apenas respiraban. Aquello había sido más que inesperado y querían estar atentos a lo que pudiera pasar.

—Grecia...— el tono de Bill era de advertencia.

—¡No Bill!— interrumpió— aún te amo y se... sé que tu también me sigues amando.

Su vista se dirigió a la mano del chico, en su muñeca había una delicada pulsera que hacía juego con la de ella. Una promesa del pasado pero que ninguno había olvidado.

El pecho de Bill subía y bajaba apresuradamente, aún tomaba las manos de su prometida pero por alguna razón, deseaba soltarla e ir a abrazar a Grecia. Se contuvo lo más que pudo para no moverse.

—Grecia, debes irte— dijo bastante sereno, aunque el pecho le dolió al decir aquellas palabras.

La chica parpadeo repetidas veces para evitar que sus lágrimas escaparan.

—Dime que no me amas, William. Dime que ya no te importo y me iré.

Los ojos de los invitados viajaron de la chica al pelirrojo esperando escuchar su respuesta. Molly se llevó ambas manos a la boca mientras su cuerpo temblaba ligeramente.

Bill y Grecia se miraron directamente a los ojos, ambos aún recordaban aquellos hermoso momentos que habían pasado juntos.

El pelirrojo abrió la boca para hablar, pero las palabras se quedaron atoradas en su pecho. Aún amaba a Grecia y no era capaz de decirle lo contrario.

Pensó que Fleur le ayudaría a olvidarla, pero tenerla allí de pie frente a él, hacía que sus sentimientos olvidados volvieran a flote.

—¿William?— la dulce voz de Fleur llegó a los oídos del pelirrojo.

El chico la miró nervioso, era cada vez más complicado respirar. Tomó a su contraria de las mejillas y besó con suavidad su frente.

—Lo siento— susurró sin separar los labios de su frente— lo siento.

Los ojos de la rubia se llenaron de lágrimas que rápidamente se deslizaron entre los dedos del pelirrojo al momento de escuchar esas palabras pues entendía lo que significaba.

—Te amo, William— murmuró, cerrando los ojos con fuerza— y quiero que seas feliz.

Bill sonrió un poco y unió su frente con la de ella por un momento antes de separarse.

Miró a Grecia, que tenía los ojos rojos y cristalizados. Sonrió un poco y comenzó a caminar hacia ella.

—Es cierto que nunca dejé de amarte— comenzó, se escuchó un murmullo de los invitados— pero tu familia nunca nos permitirá estar juntos.

Ahora estaban a un par de pasos.

—No estaría aquí si eso me importara— las lágrimas se deslizaron en silencio.

Bill sonrió ampliamente y sin poder evitarlo un poco más, terminó con la distancia que los separaba y besó a Grecia.

Se separaron un momento y sonrieron un poco.

—Pudiste haberme buscado antes y no irrumpir la boda— dijo riendo.

Grecia dejó escapar una risa.

—Sabes que el drama y yo somos uno mismo.

—Claro que lo sé.

Se volvieron a besar, casi olvidando que estaban rodeados de personas. Los invitados estaban confundidos e impactados por lo recién ocurrido.

Fleur se retiró con su madre pues no soportaría estar allí ni un minuto más.

—Vámonos de aquí, Bill.

El pelirrojo tomó la mano de su contraria y comenzaron a caminar hacia la salida, dejando a todos aún más impactados y confundidos.

La pareja hizo una aparición, ahora podrían comenzar una nueva vida juntos.

One shots ⇝ Harry Potter ✔Where stories live. Discover now