SONES AL COMPÁS Y ESPERANZA ENTRE CANCIONES

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¿Alguna vez has sentido que la música te llama? Cuando estás en una fiesta tan eufórica que al escuchar la música dices "esa es mi canción" o cuando estás despechada y tu reproductor te dice escucha esto y sorpresivamente es la letra con la que te identificas, es el sonido que necesitabas escuchar.

A mí me pasó por primera vez con una canción en casa de los abuelos, el sonido de una guitarra llamó mi atención, era diferente a todas las que había escuchado, dejé de lado las muñecas con las que estaba jugando, para seguir la melodía que me llamaba, como si las notas marcaran el camino que debía seguir, recorrí la sala y pase de largo algo que mi mamá dijo, mis pies cortos empezaron a correr hasta que llegue al jardín.

Mi abuelo se mecía con tranquilidad en su silla, su vista perdida en los árboles, su fiel grabadora estaba a un lado de él y de ahí provenía tan maravillosa canción. Disfruté escucharla, un cosquilleo recorrió mis manos y tome mi vestido moviéndolo un poco como si bailara, estaba nerviosa, quería acercarme más pero tenía miedo de interrumpir lo que sea que estuviera pensando.

La canción era magnífica según iba avanzando, tanto que me imaginé a mi misma tocando esas melodías, no pude contenerme más y puse mis manos imitando una guitarra, como a veces hacía él cuando escuchábamos heavy metal. No sabía qué hacía, de todas maneras seguí moviendo mis dedos creyendo que estaba haciendo lo que los músicos hacen en sus guitarras, sin darme cuenta, la mirada del abuelo estaba sobre mí.

De inmediato baje mis manos sintiéndome avergonzada, él sonrió y con una seña me dijo que le acercara. Caminé rápido hasta que llegue a su lado y antes de que hablara bajó un poco el sonido de la grabadora.

—¿Era una guitarra lo que estabas haciendo con tus manos? —preguntó ladeando su cabeza, como solía hacer cuando de verdad le interesaba lo que preguntaba.

—¡Sí! ¿Lo hice bien?

—Hay que afinar algunos movimientos, pero en lo que a mí respecta lo haces bastante bien ¿Lo hacemos juntos? —Colocó sus manos en posición a la espera que yo hiciera lo mismo y así lo hice.

Él cantaba mientras yo tocaba la guitarra sintiéndome toda una estrella de rock, era bastante chica para saber si era un sueño de niños o de verdad el cosquilleo de mis manos lo sentiría cada vez que tocara una canción. La voz de mi abuelo se asemejaba al canto de muchos artistas de rock de los 80tas, yo sabía tanto de música porque él era el mejor mentor que pude tener.

Cuando la canción terminó aplaudió alabando mi increíble actuación, tomé el borde de mi vestido e hice una reverencia para mostrar mi agradecimiento, sonreía tanto que las mejillas me empezaron a doler, estaba tan feliz en ese momento.

—Deberías intentar con una guitarra de verdad —dijo acomodándose de manera que quedáramos a la misma altura, su mirada intentaba decirme algo que en ese momento no entendí, a veces hablamos creyendo que él mensaje oculto que queremos transmitir de verdad el oyente lo entenderá, pero a veces pasan años para que lo entendamos y puede ser bastante tarde.

—¿Me comprarías una guitarra? —pregunté confundida, hasta ese momento jamás me habían interesado, a pesar de que el abuelo tiene toda una habitación llena de instrumentos.

—Si quieres intentarlo claro que sí

—No creo que sea muy buena —dije con una mueca.

—No pierdes nada con intentarlo y tienes la posibilidad de ganar algo más

Me quedé en silencio pensando mi respuesta.

—Abuelo la canción me gustó mucho

—¿Te gustó? —preguntó sorprendido y asentí con la cabeza -pero qué sorpresa ¡Tenemos una artista en la familia! —acarició mi cabello e hizo que me despeinara un poco.

—¿Cómo sabes eso? —pregunté quitando su mano de mi cabello.

El abuelo sonrió, me le quedé viendo esperando su respuesta, estaba ansiosa por saber lo que fuera que pasara por su cabeza, era la persona más sabía, buena, inteligente y con un corazón de oro que jamás había conocido. Me encantaba verlo por los rincones de la casa cantando y poniendo su música a todo volumen para que bailáramos juntos, la abuela a veces se quejaba al igual que mi madre, pero a mí nunca me molestó, me encantaba su música que ahora hizo mía también.

—Hora del almuerzo —dijo mi madre interrumpiendo el momento con mi abuelo.

—Ya vamos —contestó poniéndose de pie, lo vi alejarse, pero no quería que se fuera sin decirme una cosa.

—Abuelo, ¿Qué debo hacer para tener esa melodía? —le pregunté con interés

—Convertirte en una grandiosa artista

Ari.
Sí te ha gustado esta pequeña parte quédate a descubrir todo el camino que le falta a Sofía para cumplir su sueño, déjame tu opinión en los comentarios y tu apoyo en los votos. ❤️

Gracias por leer.

Melodías del CorazónWhere stories live. Discover now