Capítulo XXXIII

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7 días después.

—¿Por qué Andrew tiene qué hacer la comida ahora? —Preguntó Alianna un poco indignada—. Y recuerdo que ni es el mejor cocinero del mundo.

Alison me observó esperando algo de mí, y volvió a nuestra hermana.

—Porque papá está de viaje y mamá trabajando, y por eso Andrew tiene que cocinar ¿entendido? —Aclaró Alison, tranquila.

Alianna ni Anne sabían aún lo que pasaba con papá. Quedamos en que le diríamos que se encontraba de viaje por su trabajo. Pero en realidad se encontraba en coma desde el choque, había recibido un fuerte golpe en la cabeza y aún permanecía en el hospital.

Le sirvo el desayuno a Anne.

—No, yo no quiero. Quiero cereal —Reclamó la pequeña de 3 años en pucheros.

Suspiré, me devolví y busqué el cereal. Tomé un tazón, le serví cereal y leche, y esta vez no chilló.

Volví a la cocina.

—¿Te encuentras bien? —Averiguó Alison al quitarse uno de sus auriculares.

Asentí y volví a lo mío.

Alison era la única que sabía lo de papá, ella no se veía tan preocupada como mamá ni yo. Mamá ya no dormía aquí en casa, pasaba la mayoría de las noches en el hospital con papá. Y yo, yo tenía todo el peso de la culpa sobre mis hombros...

—¿Y Andrew nos va a llevar al instituto otra vez? —Inquirió Alianna revisando uno de sus libros.

Alison blanqueó los ojos con fastidio en su dirección.

—¿Acaso tú sabes conducir, Alianna? —Interrogó mientras le daba un mordisco a su panecillo.

Alianna la observó y frunció la boca.

—¿Cómo voy a saber? Tengo nueve años, ni siquiera llego a los pedales —explicó.

—¿Entonces? Obvio Andrew nos llevará, es el único que sabe conducir —Aclaró Alison.

Mamá nos había dejado su auto para facilitarnos el trasporte hasta el instituto.

—Yo opino que deberíamos irnos caminando —comento Alianna cabizbaja. Se acercó a Anne y le habló al oído—, porque Andrew conduce horrible, ¿no es así Anne? —Le preguntó a la pequeña al oído.

—Sí —confirmó Anne sin ganas concentrada en su cereal.

—¿Por qué le hablas al oído? —Objetó Alison a Alianna—. Primero: si le vas a decir algo a alguien en el oído no permitas que te escuchen los que están a tus alrededores. Segundo: tiene apenas tres años, solo sabe decir que “sí” para seguirte el juego —explicó con razón.

Reí cuando servía mi comida y escuchaba las tontas peleas de mis hermanas.

—¿Verdad qué no? —Preguntó Alianna mientras le hacía pucheros a Anne y le pellizcaba las mejillas para que no la dejara mal.

Anne la observó de mala gana con esos ojos azules oscuros y dijo:

—Sí.

—Te lo dije —Soltó Alison orgullosa y victoriosa.

Negué y reí.

***

—¿Ya se abrocharon los cinturones? —Me aseguré antes de arrancar el auto.

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