Capítulo XXXII

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Dos semana después.

Risas y la musica inundaban mis oídos. La música y las luces estereoscópica del lugar me hacían saltar y bailar con desesperación.

—¡Vamos A, vamos! —Gritaba la chica que bailaba conmigo.

Mi cabeza saltaba al ritmo de la musica.

Llevé a mi boca la bebida que tenía en mi mano, bebí y sabía tan dulce e increíble, no, todo lo que bebía ya me sabía igual.

El trago y el alcohol se había vuelto mi mejor compañía estos últimos días. Me sentía cansado y mareado, pero quería más, necesitaba más. Era lo único que me hacía olvidar, olvidar toda esa mierda que pasaba últimamente en mis días.

Mis oídos parecía que reventaría con lo fuerte que sonaba la musica de fondo. La mirada la tenía perdida, veía esas personas divirtiéndose al igual que yo, y eso era lo único que importaba.

La chica con la que bailaba me tomó del cuello y nos besamos.

—¡Sí! —Exclamaron los chicos con los que me encontraba. Salimos de la pista y nos sentamos en la barra.

—Esto ha sido increíble —dije al levantar mi trago. No reconocía ni mi voz, pero ¿importaba?—. ¡Son increíble!

Todos levantaron sus tragos y celebramos. Cierro los ojos y los presiono con la palmas de mis manos, el cansancio era evidente. Miro el cartel verde fluorescente que estaba arriba en la barra.

Plushard.

Ese era el nombre del club.

Bajé la mirada cuando me concentré en la una sensación de mareo que me recorría, me di otro trago, se sentía tan dulce lo que bebía, ¿qué bebía?

¿Cuánto tiempo tenía aquí? Giré la cabeza a mi alrededor y todos reían, pero ¿de qué reían? ¿De dónde conocía a todas esas personas?

Me levanté como pude, no sabía hacia donde me dirigía, pero me sentía mareado... Llegué a lo que debía ser un baño, abrí la puerta de uno de los cubículos, me incliné en el escusado y dejé salir todo lo que tenía en mi estómago.

Con cada arcada sentía que mi estómago se vaciaba, mi garganta ardía con el alcohol que volvía a salir, el olor a licor era tanto que impregnaba todo el baño. Las arcadas disminuyeron después que no tuve nada que vomitar.

El vomito cesó.

Me levanté y tuve que tomarme de la pared para no caer, estaba muy mareado. Pasé la mano por mi boca para limpiarla, y me di cuenta que tenía un brazalete VIP del Club, ¿cómo había conseguido esto? Cuesta mucho dinero tenerlo.

Me dirigí al lavamanos, miré el espejo y era yo. Suspiré con mi propia imagen; mi cabello azabache vuelto un desorden. Mis ojos negros al igual que mi cabello se veían cansados y ojerosos. Mi boca se encontraba pálida, perdió su color, al igual que todo mi rostro, estaba un poco delgado. Quité la mirada porque no parecía que estuviese en mi cuerpo.

Tomé agua con mis ambas manos y me mojé la cara para quitar el sueño.

Salí del baño y volví a la barra.

—¡A! —Gritaron todos al verme.

Sonreí y me entregaron otro trago. Lo miré y de alguna forma obvié que había vomitado hace segundos.

El tiempo transcurrió y el alcohol volvía a recorrer mi cuerpo. Sinceramente ya no circulaba sangre, solo alcohol.

Las miradas desconocidas me hacían creer que estaba en el lugar indicado.

SUICIDE NOTE -∆-Where stories live. Discover now