SUICIDE NOTE -∆-

CAPÍTULO ESPECIAL

2 Años atrás

Gran parte de su familia anima la pequeña reunión. Es increíble como todos los tragos distintivos de Dániel, predominan en su parientes tanto cercanos como lejanos.

Ellos cuentan algunas anécdotas y ríen de ellas, y admito que se oyen increíbles, pero a Dániel no le parecían la gran cosa, no porque su sonrisa no se mostrara, claramente reía de las anécdotas, pero su mirada, era notable la ausencia de brillo en sus oscuros ojos azules.

Claro, era George. Él dejó esta joven familia cuando eran muy chicos, abandonando a sus dos hijos; una joven niña de 3 y un niño de 5 años.

Dániel rie con su familia pero se nota a leguas que el nudo en su garganta no lo elimina ni los litros de saliva que traga.

Y lo entiendo muy bien, George le prometió que vendría hoy pero como era de esperarse no asistió, nunca lo hace.

Dániel me contó que quería arreglar todo con él, quería continuar y vivir en paz con su otra familia, conocer a sus medios hermanos y llevarse bien con su nueva esposa...

Pero su padre siempre encontraba la manera de excluirlo.

Tal vez no lo quiere porque le recordaba a su pasado.

La noche pasa y pasa hasta que la casa está casi vacía, terminó la fiesta y solo están los familiares más cercanos charlando sobre sus felices infancias.

—Maldición... —masculla Dániel enojado, porque su tío Trevor no deja de hablar de la niñez con su hermano George.

—Y George dijo: ¡Fué el conserje! —contó su tío y dos mujeres rieron fuertemente—. Es el sujeto más gracioso que conozco.

El ambiente se hundido en carcajadas y alegría, era hasta agradable pero Dániel había estado bebiendo más de lo debido, lo suficiente como para dejar salir todo lo que atormentaba su calma.

Desde mi posición en el sillón, podía ver cómo su mano apretaba con fuerzas, dejando ver su venas y tendones tensados hasta doblar la lata de cerveza.

—Siempre fue un gusto compartir mi infancia con él —alegó una señora regordeta desde un sillón.

—Es un gran sujeto después de todo.

De golpe Dániel se levantó de su asiento y le hizo frente a su tío.

—¿Gran sujeto? —inquirió Dániel con fuerza después de tirar su lata aplastada al suelo—. ¿Lo dice en serio tío Trevor?

La reacción de ese hombre robusto y de contextura ancha fue enderezar su columna y desprender una risa graciosa e ingenua al acercamiento de su sobrino. Las dos mujeres también hicieron lo mismo. Pero esto no tenía buena pinta, nunca había visto a Dániel de esta manera.

Me levanté y traté de detenerlo.

—Dániel, vamos viejo...

—No Andrew, no te metas en esto.

En esa mirada por encima del hombro dejaba ver el sufrimiento en sus ojos, lo que sentía; ser despreciado y alejado, como si fuese un animal, como si fuese humano hacedor de un crimen atroz.

Sabía que si no intervenía él iba a sacar todo sus problemas con su tío, pero su súplica me lo impidió.

—Por favor Andrew —Un tono totalmente opuesto a como le había hablado a su tío.