CAPÍTULO VIII

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—Andrew, esa fue mi fiesta.

Me encontraba acostado en la acera mirándola y tratando de entender lo que había dicho.

—¿Qué?

—Era mi fiesta —repitió.

¿Por qué no me acordaba de casi nada de lo ocurrido aquél día? Los recuerdos eran borrosos, nada en concreto, solo pequeños fragmentos de esa noche.

—Lamento lo que pasó —me disculpé sin estar muy claro.

Sonrió e hizo un gesto de indiferencia.

—Tranquilo, además sé que estabas muy ebrio ese día —añadió y después volvió a fijar su vista en el cielo estrellado.

¿Ebrio? Claro que no, yo no recuerdo estar bebiendo en exceso en su fiesta, solo unos pocos tragos y ya. Cierro los ojos e intento encontrar mas de lo que me decía pero se me hacía muy raro, ya que solo eran pequeños destellos de esa noche.

Lo miré un momento y pude verla en la fiesta y un poco más en mis recuerdos...

Megan repitió el mismo gesto que yo y dijo:

—¿Qué miras? —dudó entre suaves risas al darme más atención.

—Es que... Creo que eres...

¿Qué estaba haciendo? ¿Eso quería? ¿Decirle que me parecía la chica más linda que había visto? Seguro solo me lo agradecería o me rechazaría de alguna manera como lo hizo en el parque. Y yo no quería arruinar lo que había conseguido.

Dejé de observarla y miré de nuevo hacia arriba mientras me acomodaba en la acera.

Por alguna extraña razón al pensar en cómo o qué decirle empecé a contener mucho aire mientras miraba las estrellas, estaba tornándome nervioso. La observé antes y ella esperaba fijándome con esos ojos grisáceos.

¿Qué era esto? El estómago se me tensó y cosquilleó ¿Eran las famosas mariposas?

—¿Crees que soy... qué? —inquirió ante el silencio que yo había creado; sonriente y curiosa de mi respuesta.

Solté un poco de aire al escuchar su pregunta.

No me sentía así desde… desde que le pregunté a la primera chica que si quería ser mi novia. Y eso había pasado hace mucho tiempo. No era que había tenido una sola novia, todo lo contrario, pero Megan transmitía algo diferente que era inexplicable.

Abrí la boca para hablar pero ella se movió y nuestras manos se rozaron e hizo detenerme. Me torné nervioso, temblaban un poco mis manos y me recorría una extraña sensación.

Aclaró la garganta al ver que yo no tenía pensado decir nada y eso me impulsó de alguna manera.

—Sabes Megan —me sorprendí cuando las palabras salieron de mi boca sin ningún tartamudeo, frías y sinceras—. Creo que eres la chica mas linda que he visto.

«¿Qué dije?» pensé. Y sí, me quise matar por decirle algo tan tonto e infantil. ¿Pero que diablos había hecho? Es tan tonto ese cumplido, todos se lo decían, ella sabía que era la chica mas linda, no necesitaba que se lo recordaran...

—Creo que tú también eres lindo —opinó al levantar la vista.

¿Qué?

La observé y estaba con la mirada baja; sus manos me llamaron la atención, ellas temblaban un poco y, sus mejillas tenían un tono rojizo. Por un instante pensé que ella se pudo haber sonrojado por lo que había dicho, pero después entendí que el colorado fue por su cumplido hacia mí.

SUICIDE NOTE -∆-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora