Capítulo XXVI

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Museo


—Apuesto a que no sabes apreciar el arte. —Comento cuando estamos a punto de llegar al museo de la cuidad.

Se detuvo y me observó.

—Apuesto a que tú no sabes peinarte. —Contraatacó señalándome el cabello. La miré de mala gana y se echó a reír—. Es cierto, siempre andas despeinado, con una de maseta de cabello —se burla de mí cabello.

Fingí estar enojado.

—Ya que no te gusta, mañana voy a la peluquería y me afeito pelón. —aclaré—. No no no, mucho mejor, le digo a Ali que me afeite ella, así quedare mejor.

Megan sonríe y hace pucheros.

—Nunca dije que no me gustara. Solo dije que no te sabías peinar, y eso me encanta, te ves hermoso con tú cabello despeinado.

—Ay, pero que linda Megan, le gusta mi cabello despeinado. Megan blanquea sus ojos y aprieta sus labios para no reír—. Llegamos al museo mira. —Le informó al ver la entrada.

Megan se queda un momento contemplando.

Estacionamos el auto y nos dirigimos al museo. Entramos y era increíble, olía como súper viejo, pero totalmente majestuoso; el piso era de una especie de mármol, la entrada era un pasillo gigante, a los lados reposaban garrones y de las paredes colgaban cuadros.

—¿Caminamos o solo nos quedamos aquí? —pregunta Megan al pararse a mi lado y tomarme de la mano.

El lugar era tan..., majestuoso, esa era la palabra perfecta para describirlo. Sentía como si ya hubiese estado aquí antes, pero estoy seguro de que nunca lo estuve.

—Quiero admirar un poco —aclaro.

Noté como Megan sonrió apenas y asintió.

Comenzamos a caminar por el pasillo mientras observábamos todo lentamente.

—¿Crees que esto es arte? —Comenté al ver una pintura con muchos colores sin patrón alguno.

Megan sonrió y me miró.

—¿Por qué lo dices?

—No sé, solo mirala —señalé la pintura que colgaba en la pálida pared.

Megan ladeó la cabeza y puso sus manos en la cintura. —A mí me parece linda. Me gusta.

—No digo que no sea linda, ¿solo que por qué está aquí? No tiene nada en especial, son solo rayones.

—¿Que quieres decir? Es arte, está en el museo —frunció la nariz.

—Yo..., —Pauso y me acerco al cuadro—. ¿Crees que sea arte solo por estar aquí? Yo creo que allí afuera, en el mundo, hay pinturas mucho mejores que esta, —le señalé el nombre del supuesto pintor—. Está tiene el apellido de un pintor emblemático, ¿pero solo por eso está aquí? De no ser por ese nombre que tiene no lo estaría colgando en esta pared.

Megan se encoge de hombros.

—Pero por algo está aquí. Seguro pintó algo increíble cuando estaba joven y se ganó esa fama. —Debatió Megan.

—O no pintó nunca nada bueno. Estos pintores actuales tienen el apellido de artistas pasados, teniendo el crédito de sus antepasados —añadí sin dejar de ver la pintura.

SUICIDE NOTE -∆-Where stories live. Discover now