Un Trabajo Bien Hecho

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Un Trabajo Bien Hecho

Largas túnicas negras ondeaban al nivel de sus talones mientras los dos hombres caminaban hacia el campo, en dirección a la línea de los árboles, hacia donde acababan de ver a James Potter y su perro correr. Uno de ellos rió profundamente en un sonido grave, similar a un gruñido, sus dientes se expusieron mientras caminaba hacia adelante, en casi completo silencio. Tras él, el hombre más alto tenía un andar rápido, y su capucha echada hacia atrás, su cabello platinado flotando sobre sus hombros. Llegaron a los árboles y Abraxas Malfoy miró alrededor, sus ojos oscuros notando la botella derramada en el suelo, cerca del tronco en el que James Potter había estado sentado cuando aparecieron en el campo.

-Puedo olerlos –murmuró Fenrir Greyback, respirando profundamente. Dejó escalar un bajo suspiro, como un hombre oliendo una deliciosa comida- Mmm... Sí, el chico Potter y su pequeño perro. Están por aquí –Fenrir caminó, adentrándose en el bosque, acelerando sus pasos de acecho, olfateando el aire y exhalando fuertemente por la boca- Mmmm... Sí... Deliciosos bocadillos... -murmuró Fenrir.

Abraxas lo miró, y habló con voz severa:

-Recuerda, Greyback, no nos comemos lo que encontramos.

Fenrir miró atrás por encima de su hombro, a Malfoy, con una mueca de desdén en sus labios.

-Sí, lo sé, lo sé. Estoy consciente de que no debo morder al chico Potter, pero... Bueno, su perro también huele jodidamente bien.

-Haz lo que quieras con el perro.

Entraron al claro, bordados de algunos arbustos, y Fenrir pausó su caminar. Malfoy también se detuvo, esperando a que el hombre lobo olfateara el aire.

-Tan cerca que casi puedo saborear la sangre –siseó Fenrir, juntando sus labios lentamente. Se relamió los labios y dientes, con los ojos entrecerrados. Volteó la cabeza, mirando alrededor, y luego miró muy intensamente a un arbusto debajo de un árbol, ubicado a pocos pasos. Una sonrisa lentamente apareció en su rostro, sus labios estirándose aún más, sus dientes en completa exhibición.

-Hola, pequeño –suspiró, avanzando lentamente, de manera amenazadora, hacia el arbusto- ¡Holaaaa! –estiró una mano hacia el arbusto, a punto de agarrar el cabello de una cabeza que él sabía que estaba ahí.

Con un gruñido que salió de lo más profundo de su pecho, Sirius saltó fuera del arbusto, con sus colmillos afuera, y los cerró en el antebrazo de Fenrir con ferocidad. Cerró su mandíbula tan fuerte como pudo, se escuchó el crujido de un hueso y su boca se llenó con el cobrizo sabor de la sangre, y aún así no soltó.

Fenrir Greyback soltó un potente gruñido y se echó para atrás, el gran perro negro aún aferrado a su brazo, el cual sacudió, intentando liberarse.

Abraxas estaba tan impactado por el ataque repentino que le tomó un momento entrar en razón, y ese momento tuvo su precio.

Desmaius! –gritó James, apuntando con su varita al mismo tiempo que saltaba fuera del arbusto. Las chispas rojas golpearon a Malfoy, dejándolo en el suelo- ¡Desmaius! –la segunda vez, apuntó al hombre lobo, quien ahora pateaba al perro negro en un intento desesperado de aliviar el agarre en su hombro. Las chispas pasaron a un lado de Fenrir Greyback y golpearon a Sirius, y su mandíbula se relajó y cayó al suelo- Caray –murmuró James, y rápidamente se escondió detrás de un árbol, al mismo tiempo que Fenrir, riendo, sacaba su varita y le apuntaba.

-Buen tiro, niño. Aturdiste a tu propio perro –rió Fenrir, y agitó su varita con un hechizo no verbal y las chispas hicieron explotar el árbol, a penas esquivando el hombro de James. Fenrir se movió hacia el árbol- Mira, no estoy aquí para matarte, niño, aunque hueles como un buen bocadillo para el viejo Fenrir... El Señor Tenebroso no te quiere muerto. Entonces, ¿por qué no vienes conmigo y la pasamos bien visitando a su Señoría?

Los Merodeadores: Segundo AñoWhere stories live. Discover now