Primero de Abril

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Primero de Abril

Lily se despertó tomando una bocanada de aire, sus sábanas alrededor de ella, apretándola fuerte. Había dado muchas vueltas en su cama durante la noche. Sueños muy extraños la habían mantenido despierta –sueños que se sentían como pesadillas, aunque no pasaba mucho en ellos. Intentó sacar algunas de las imágenes de su sueño fuera de su mente mientras se sacaba las sábanas de su cuerpo, pateándolas a la cama en frustración.

Simplemente no había manera de sacar la voz de Petunia fuera de sus sueños... Estaban jugando al té con sus muñecas, comiendo pequeños bizcochos decorados con azúcar en la cima. Su madre les había dado té real y les había dejado usar la verdadera vajilla. Petunia se veía tan linda en su vestido rosa de fiesta y Lily en uno azul, sirviéndole para ellas y para sus muñecas la segunda ronda de té. Habían tenido esa misma fiesta del té como un millón de veces en el pasado, al menos una vez a la semana desde que eran unas bebés. El sueño no era una pesadilla, ni siquiera las palabras que Petunia estaba diciendo lo convertía en una pesadilla... La pesadilla llegó cuando se dio cuenta justo a mitad del sueño que no había forma de que esa fuese la vida real (por muy real que se sintiera) porque Petunia Evans odiaba tanto a su hermana que esa escena que soñaba jamás podría pasar, jamás podría volver a repetirse.

Se vistió rápido, dejando a bufanda de Gryffindor suelta alrededor de su cuello. No podía soportar ni por un segundo más la clase de presión que esos pensamientos le causaban –física y mentalmente. Se miró en el pequeño espejo cercano a su puerta y frunció el ceño, dándose la vuelta, disgustada de su descuidada apariencia. Se trenzó el cabello con agilidad y se quitó la bufanda, dejándola en la silla frente a su escritorio y suspiró, decidiendo que era mejor no volverse a mirar en el espejo antes de bajar.

Era domingo, así que la sala común estaba atestada de estudiantes sentados haciendo ensayos de última hora. Cargó su mochila sobre sus hombros, planeando ir a la biblioteca después del desayuno, y cruzó el agujero del retrato, caminando por el pasillo, aún pensando en la pesadilla.

-Lily, espera.

Detuvo su marcha cuando escuchó su nombre y se dio la vuelta para ver a Remus trotar hacia ella. Se mordió su labio inferior y lo esperó. No habían pasado mucho tiempo juntos como lo habían estado haciendo luego de su desastrosa sesión de besos en la sala común. Él parecía estarla evitando. En realidad, muchas cosas habían pasado y la mayor parte del tiempo en que él la había estado "evitando" había sido por la luna llena, así que, por supuesto, ella sabía eso, pero no podía evita sentirse un poco herida...

-Te vez muy linda hoy –la halagó Remus cuando llegó a su lado. Sonrió mientras la veía.

Lily llevó una mano hacia su trenza.

-No tienes que decirlo, Rey. Soy un desastre, en realidad.

-¿Desastre? –Remus negó con la cabeza- Tú no eres un desastre, yo lo soy... -dijo, señalando con una mano las túnicas que colgaban descuidadamente bajo sus brazos- Pero no tú –sonrió- Tuve que vestirme rápido cuando Peter dijo que te vio salir. Quería alcanzarse, no te he visto en un tiempo. ¿Quieres que desayunemos juntos?

Lily asintió con la cabeza y ambos comenzaron a caminar hacia el Gran Comedor, juntos.

-¿Estás tan nerviosa como lo estaba James esta mañana? –preguntó Remus mientras caminaban, volteando para mirarla.

-¿Nerviosa como James? –repitió Lily con confusión- ¿Nerviosa por qué?

-Por la llegada del equipo de Ilvermorny hoy –Remus rió por lo bajo- Tomaré eso como un no.

Ella detuvo en seco su caminar.

-¿Eso es hoy? ¿Hoy es primero de abril?

Remus tuvo el presentimiento de que había despertado en ella el mismo nerviosismo.

Los Merodeadores: Segundo AñoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ