Empate en el Campo

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Empate en el Campo.

La noche antes del primer juego de Quidditch de la temporada, Derek Bell llamó a todos a reunirse en la sala común para una pequeña charla. Se sentaron alrededor de la chimenea, toda la casa de Gryffindor, y Derek se puso de pie sobre la pequeña mesita de café y miró alrededor, a los miembros de su casa.

-Mañana nos enfrentaremos a Hufflepuff –dijo- Todos sabemos que históricamente Hufflepuff no tiene el mejor equipo, pero tienen un par de golpeadores nuevos que son particularmente buenos, así que eso significa que ustedes, Weasley y Longbottom, tendrán que esforzarse para mantener a nuestros cazadores en sus escobas. Lily, en práctica has sido un poco temerosa frente a las bludgers. Asegúrate de cuidarte de ellas mañana, no queremos que nadie se caiga de su escoba y termine lastimado. Potter, esto también va contigo –Derek paseó un momento y tomó una respiración profunda- Yo sólo sé que este equipo puede ganar, ¿correcto? Sé que podemos. Trabajé duro seleccionando este equipo, y quiero incluir a la mayoría en el equipo de Estrellas para el torneo contra Ilvermorny. Pero tendrán que lucirse durante la temporada si voy a hacer eso, ¡así que demostrémosle a Hogwarts quiénes son sus campeones en el Quidditch!

-¡Eso, eso! –gritó Bilius, alzando una botella de cerveza de mantequilla que Peter había buscado en las cocinas para el pequeño evento. Toda la casa aplaudió.

Derek se dio la vuelta, saltó de la mesita y conjuró una caja sobre ella. Era una caja bastante grande, la cual abrió para extraer los uniformes oficiales de Lily y James con sus nombres plasmados en la parte de atrás junto con sus respectivos números de equipo.

-Wow –murmuró James, corriendo la palma de su mano sobre las letras: POTTER. Había esperado su vida entera para ver aquel uniforme. Recordó el uniforme que Charlus tenía de cuando él formaba parte del equipo y bajó la vista hasta ver el número. Él era el 28. Su padre había sido 16.

Lily también inspeccionaba el suyo. EVANS, 5. Sonrió con felicidad al ver las letras doradas.

Cuando Derek finalizó de repartir los uniformes, aclaró su garganta y mandó a los jugadores a la cama, diciendo que era importante que durmieran bien, de manera que tuviesen mucha energía para el partido del día siguiente. Él mismo se fue a la cama al asegurarse de que todos los jugadores se encontraban en sus dormitorios.

En su dormitorio, James rápidamente olvidó la orden de irse a dormir y metió su uniforme de Quidditch por encima de su cabeza. Las mangas eran ligeramente largas para él y toda la camisa le quedaba un poco holgada. Sacudió sus manos, que quedaban atrapadas dentro de las mangas y se miró en el espejo con nerviosismo.

-Es demasiado grande –protestó.

Sirius rió por lo bajo.

-Te costará atrapar alguna quaffle con esa cosa. Mírate.

-¿Cuál es el hechizo para cortar tela? Necesito cortar estas –preguntó James, su tono de voz sonaba cerca de la histeria.

-No lo cortes –dijo Remus- Eso se vería terrible –caminó alrededor de la cama y tomó su varita, apuntando a las mangas del uniforme- Diminuendo –murmuró. El uniforme se encogió un poco, quedando en el sitio donde debía- Así está mejor.

-Lo juro, Remus, realmente eres un genio –bramó James.

Remus se encogió de hombros.

-Solo es un pequeño encantamiento, no es la gran cosa.

A la mañana siguiente, James estaba nervioso y a penas pudo comer algo durante el desayuno. Sin embargo, Bilius no paraba de llenar su plato y el de Lily con huevos, insistiendo en que debían comerlos- ¡Las proteínas los ayudarán! –persistía.

Los Merodeadores: Segundo AñoWhere stories live. Discover now