Charla de la Resistencia

624 59 8
                                    

Charla de la Resistencia

Las muertes se habían convertido en un suceso casi diario. Los estudiantes tomaban con temor el Diario El Profeta y los periódicos pasaban de mano en mano por las mesas de las casas con un aire de nerviosismo mientras las personas leían los artículos que describían las últimas batallas contra el Señor Tenebroso. Cada día había una lista de nombres de magos, brujas y muggles víctimas del Señor Tenebroso y sus Mortífagos. Los desayunos estaban siendo caracterizados con el sonido de gente gritando y llorando al reconocer un nombre o dos, de lágrimas y charlas de cómo alguien conocía a esta o a aquella persona. De vez en cuando era un miembro de alguna familia el que había sido asesinado y alguien sería sacado del Gran Comedor por el jefe de su casa para asimilar la noticia a solas. El Gran Comedor parecía estar más vacío que nunca, dada la cantidad de personas que había sido enviada a casa para asistir a funerales o había sido sacada de la escuela por padres temerosos, quienes creían que sus hijos estarían más seguros en sus casas que en la escuela.

-Jodidos idiotas –dijo Derek, negando con la cabeza cuando se enteró de que los padres de Alex Tinnamin estaban considerando enviarlo a casa antes, en lugar de esperar que terminara el año escolar- ¿No han notado que no ha habido un solo ataque en Hogwarts? Está tan bien protegido que Voldemort no puede ni soñar en acercarse aquí.

Alex se encogió de hombros.

-También están preocupados por el Torneo –admitió- Con el presidente de magia de Estados Unidos y el Ministro aquí, tienen miedo de que sea un blanco demasiado tentador para Voldemort.

Bilius suspiró.

-¡No podemos dejar de vivir nuestras vidas!

Alex también suspiró.

-Ya lo sé, pero intenta decírselo a mi mamá. Se volverá loca de la preocupación.

-Vaya que se está volviendo loca –dijo Derek- ¿Qué hay sobre la graduación? Vas a tener que volver a cursar séptimo año si te vas ahora.

-Amigo –la voz de Alex era pesada- Estás dando justo en la herida.

Todo el mundo parecía estar perdiendo la cabeza por la presión y el miedo que los consumía. Cada carta que era enviada vía lechuza era rigurosamente inspeccionada, y la escuela se puso en absoluta alerta máxima, temerosos de cualquier ataque que pudiera provenir de Lord Voldemort. Incluso los profesores parecían estar al borde del colapso. La profesora Blythe le gritó a Sirius por dibujar garabatos durante una clase:

-¡Esto es muy importante! –Le gritó ese día- Lo que aprendas en este salón literalmente puede salvarte la vida allá en el mundo real, ¿no comprendes eso?

Sólo Dumbledore parecía estar tan calmado como siempre.

Lo único que lograba distraer a los aterrorizados estudiantes de Hogwarts era hablar sobre el Torneo. Lo primero estaba acercándose cada vez más, la llegada de los estudiantes de Ilvermorny era inminente. La escuela estaba siendo pulida desde las mazmorras hasta la torre más alta por Argus Filch y la torre norte había sido condicionada como una clase de dormitorio temporal para los visitantes. Derek era visto en el campo con el Equipo Estrella casi todos los días, volando y practicando, preparándose para el torneo que se aproximaba, siembre acompañados de un pequeño grupo en las gradas. Sirius, James, Remus y Peter eran los más regulares, junto con Frank Longbottom, Lily Evans, Ali Prewitt y Bilius Weasley. Muchos estudiantes de otras casas también asistían, como Xenophilius Lovegood de Ravenclaw, quien siempre animaba con mucho entusiasmo, y algunos profesores, incluida Chriselda Blythe. Parecía que con todo lo que estaba pasando en el mundo, el Quidditch se había convertido en el punto en donde todos se reunían a divertirse y despejar sus mentes de la oscuridad. Las pláticas sobre el torneo llenaban los pasillos de la escuela con un aire de emoción.

Los Merodeadores: Segundo AñoWhere stories live. Discover now