Higueras de Abisinia y Chicas de California

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Antes de comenzar, dejo esta pequeña nota para recomendarles que presten atención a las letras de canciones que aparecen en los capítulos (las cuales decidí dejar en inglés), debido a que muchas veces tienen un significado para el contexto del capítulo. Ténganlo en cuenta de aquí en adelante, pues es la única nota que dejaré al respecto. ¡Que disfruten!

Higueras de Abisinia y Chicas de California

El invernadero estaba insufriblemente caliente y Sirius se daba aire con una pala de jardinería mientras observaba como Peter se veía en aprietos con unas raíces fuertes con las que pretendía replantar algunas Higueras de Abisinia.

James al menos estaba de rodillas junto a Peter pero sin ayudar realmente, sus ojos fijos en el centro de la clase, donde la profesora Viridi ayudaba a un par de Hufflepuff con sus Higueras. Miró a Sirius y alzó una ceja significativamente antes de levantarse con cuidado y quitarse los guantes. Peter alzó la vista y se limpió el sudor de la ceja.

-¿A dónde vas? –Preguntó- ¿Ninguno piensa ayudarme?

-Yo estoy ayudando –dijo Sirius, aún abanicándose con la pala.

Peter alzó una ceja.

-Lo siento. ¿Parpadeé y me perdí cuando ayudaste?

-Seguramente sí –respondió Sirius.

-Bueno, aún así, ¿a dónde va? –Peter hizo señas hacia James, quien se abría paso entre otros estudiantes en el invernadero, caminando hacia la puerta que daba al Invernadero 3. James miró a Viridi por encima de su hombro, vio que aún estaba concentrada en el proyecto frente a ella y salió por la puerta. Peter miró a Sirius.

Sirius suspiró y se arrodilló, consciente de que Lily los miraba desde su puesto con nuevo interés, claramente preguntándose qué le preocupaba tanto a Peter. Remus estaba junto a ella, con los brazos sucios de tierra hasta los codos mientras halaba las raíces de una de sus plantas.

-Se ha ido a buscar las hojas de mandrágoras –siseó Sirius, acercándose más a Peter- Deja de gritar como un bebé o lo descubrirán.

-Ohhh –dijo Peter, dándose cuenta de lo que había hecho- Perdón. No sabía –luego, en un tono más reprochador: -No es como si ustedes me incluyeran en el plan.

-Porque fue algo que surgió en el momento –mintió Sirius.

Peter se dio la vuelta y se enfocó en la planta, frustrado, halando las raíces de la tierra mientras Sirius miraba hacia la puerta por la que James había salido.

-Podrías ayudar, ¿sabes? –se quejó Peter- Dado que tu también tendrás nota por esto.

Sirius rodó los ojos pero se puso de pie y, de mala gana, comenzó a trabajar en la tierra alrededor de las plantas con su pala, aún prestando mucha más atención a donde James estaba que a las plantas con las que estaba trabajando.

En el invernadero de al lado, James intentaba mantenerse agachado para que su silueta no le delatara a nadie su paradero. Con las rodillas flexionadas, caminó por la tierra, moviéndose por la pared externa, donde las mandrágoras estaban plantadas y moviéndose en sus macetas. Necesitaban ser trasplantadas y sus cabezas ya maduras salían de la maceta dejando descubierta la parte donde creían las hojas. James se acercó al borde de la maceta de la mandrágora que había seleccionado para tomar sus hojas.

Una mirada hacia atrás le confirmó que aún estaba solo en el invernadero, así que se estiró sobre la mesa más cercana y palpó un poco hasta encontrar unas tijeras y volvió a estar frente a la mandrágora. Con cuidado, cortó tres grandes hojas del tallo y las enrolló con cuidado como si fuesen un pergamino, para luego guardarlas en su bolsillo.

Los Merodeadores: Segundo AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora