Despedidas y Mentiras

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Despedidas y mentiras

A James le pareció extraño que Sirius no estuviese en su cama a la mañana siguiente, pero supuso que se había ido a desayunar temprano. Levantó a Peter y los dos estudiantes de segundo año se vistieron y bajaron al Gran Comedor. Pero la mesa de Gryffindor estaba casi vacía, el único ahí era Alex Tinnamin, quien comía distraídamente su avena mientras leía un libro. James se sentó, ceño fruncido, y tomó un plato de tocino al mismo tiempo que Peter se sentaba en la banca junto a él.

-Me pregunto dónde está Sirius –murmuró con preocupación.

Peter estaba demasiado ocupado poniendo mantequilla de canela sobre su tostada para pensar en esas cosas.

-Tal vez fue a hablar con algún profesor antes de las vacaciones –dijo sin darle mucha importancia- Estoy seguro de que aparecerá.

James mordió su tocino pensativamente. Imágenes borrosas que estaban en su subconsciente llegaron a él: Sirius trató de despertarlo la noche anterior, recordó, y él había continuado dormido... Una gran preocupación comenzó a llenarlo de pronto. ¿Había ido Sirius a buscar las sábanas para Remus? ¿Se habría perdido en el camino a la lavandería? ¿Habría caído en el agujero equivocado en la Sala de Trofeos? Una energía nerviosa hizo que el estómago de James se retorciera. Su pecho se sentía apretado.

-Peter- susurró- ¿Sirius intentó despertarte anoche?

Peter lo miró.

-¿Eh? –mantequilla de canela resbaló por la barbilla de Peter.

James se puso de pie.

-Tengo que encontrar a Sirius –dijo con pánico, en un tono de voz más alto del que había querido. Decidió que tomaría su escoba y buscaría en todos los agujeros de ese jodido túnel si tenía que hacerlo. Probablemente perdería el tren de Hogsmeade pero eso era menos importante que encontrar a su amigo. Comenzó a caminar hacia la puerta.

-Está en el ala de la enfermería –escuchó decir a Alex Tinnamin- ¿No lo has oído?

James se detuvo en seco y se dio la vuelta para mirar al chico de séptimo año. Alex había bajado su libro y miraba a James con expresión de pena.

-¿El ala de la enfermería? ¿Qué hace allá? –preguntó James con nerviosismo.

Alex se encogió de hombros.

-No sé. Estaba inconsciente cuando Derek lo encontró. Escuché que...

-Santos cielos –le interrumpió James y salió corriendo, el pánico invadiéndolo a tal nivel que ni siquiera aguardó a que Alex Tinnamin contara lo que sea que había escuchado. ¿Con qué clase de horrores se había encontrado en aquellos agujeros? Los chillidos de Peter sobre dragones de repente parecían menos absurdos. Los pies de James golpeaban el suelo de los pasillos mientras corría por las escaleras, empujando a un lado a algunos estudiantes aún medio dormidos que iban camino al Gran Comedor. Quejidos de los estudiantes de Ravenclaw y Gyffindor hacían eco tras él, una cadena de ojos penetrantes le seguían mientras se movía por el castillo.

-¿A dónde vas con tanta prisa? –la voz de Lily era dura contra un susurro borroso de quejidos de los demás estudiantes.

-Sirius está herido –respondió James sin más explicación. Saltó de la cima de una escalera rotativa hasta el último pasillo y corrió por él, sin respiración hasta llegar a la enfermería de Pomfrey. Abrió con violencia las puertas de par en par.

Sirius estaba sentado en una de las camillas más cercanas a la ventana, su brazo envuelto en un enorme vendaje y una taza flotando mágicamente a su lado mientras él llevaba una cálida sopa a su boca con su mano herida. Madame Pomfrey alzó la vista desde donde se encontraba buscando algo en un gran gabinete lleno de diferentes botellas con una expresión de desaprobación en su rostro.

Los Merodeadores: Segundo AñoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon