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Lauren

En el transcurso a casa aun podía sentir los labios de Camila sobre los míos, en realidad me encantaba la forma en que ella me hacía sentir.

Sonreí y abrí la puerta con cuidado, mi padre aun no llegaba así que decidí subir a darme un baño.

-¡Lauren!- mi padre gritó fuertemente y sentí mi cuerpo estremecerse; esto no era bueno.

Me cambie y rápidamente me dirigí a la sala; él yacía en el sofá con una cerveza en la mano y una mueca de amargura en el rostro.

-¿sí?- pregunte manteniendo una buena distancia entre ambos, este riendo de inmediato.

-no debes temer, no voy a lastimarte- sonrió –no creí ni una palabra de lo que me dijeron esos inútiles-

-¿de qué hablas?- pregunte confundida.

Tomó un trago y se paró –Luis fue a verme esta tarde junto con otro muchacho y…- comenzó a reírse y me  tense –ellos…ellos me dijeron que eras lesbiana- soltó una terriblemente fuerte carcajada y tomo otro trago –incluso quisieron mostrarme una foto tuya besando a otra chica. No son más que unos mentirosos- dijo aun entre carcajadas y yo solo me quede callada -¿verdad?- mi padre rápidamente noto mi incomodidad –Lauren… ¿verdad?- subió su tono y una lágrima recorrió mi mejilla.

-lo siento, papá- susurre y dejo de reír, simplemente me observo fijamente y en silencio –yo…- y la botella estrellándose contra el suelo fue lo que me hizo callar; uno que otro vidrio posándose sobre mis pies descubiertos.

Una gran cantidad de lágrimas apareciendo de inmediato –papá…-

-¡no me llames así!- alzo la voz -¡mi hija nunca sería una abominación!- me miro con odio y después dijo entre dientes: mi hija nunca podría ser una puta lesbiana.

Mi corazón se salió de mi cuerpo, tomo sus maletas y salió por la puerta; dejándome completamente enojada.

-puedo explicarte…- una cachetada fue suficiente para hacerme caer al piso.

-no quiero escucharte- susurro con odio –no quiero verte- coloque mi mano derecha en mi mejilla que ahora ardía –tú no eres mi hija- mire hacia arriba y una lagrima cayo a su mejilla; este limpiándola de inmediato –no eres mi hija- repitió y cerré los ojos esperando en segundo impacto que rápidamente llego; él me tomo del cabello y me hizo mirarlo -¿Qué has hecho con mi hija?- pregunto desesperado -¡responde!- demando apretando aún más fuerte.

-yo…- tartamudee –yo soy la misma persona que era hace 5 minutos- cerré los ojos pensando que ayudaría a no sentir el dolor; no fue así –soy tu hija- chille –soy Lauren, tu hija- dicho eso, volvió a tirarme fuertemente sobre el suelo.

-mi hija no es una puta lesbiana. Mi hija no es una puta abominación del infierno- dijo con odio mientras se levantaba –mi hija es normal y esa no eres tu-  tercer impacto; una patada justo en las costillas y otra más y otra más y una más.

Se detuvo cuando termine de escupir sangre.
Se detuvo cuando deje de quejarme.
Se detuvo cuando deje de gemir de dolor.
Se detuvo cuando por un segundo, mi corazón dejo de latir.
Se detuvo cuando pensó que yo ya no abriría los ojos.
Y después se marchó, torpemente tomó las llaves del auto y salió por la puerta de la entrada.
Ni siquiera miró atrás.
Ni siquiera me ayudo.
Ni siquiera se tomó la molestia de buscarme ayuda.
Simplemente me abandono.
Me abandono en la sala de la casa.
Agonizando lentamente.
Sintiendo como mis costillas lastimaban pues no estaban en su lugar.
Abrí los ojos lentamente y todo se volvió negro; solté un último suspiro.

No recuerdo haber vuelto a abrir los ojos. 

You found me.Where stories live. Discover now