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Camila

Pude sentir a Lauren incomoda desde el momento que me vio y no lo entendía

-¿te sientes bien?- pregunte después de un rato de silencio.

-¿quieres la verdad?- asentí, ella dudo un momento y después respondió –te ves jodidamente sexy y me cuesta respirar-

Pronunciadas esas palabras me sonroje como nunca antes lo había hecho.

-gracias- no sabía cómo responder y ella definitivamente no sabía que estaba haciendo.

-¿quieres bailar?- pregunto extendiendo su mano y yo tomándola inmediatamente; encajaban perfectamente.

Nos dirigimos a la pista y sonaba "Fireproof" de One Direction, instantáneamente sonreí: ella tomo mi cintura y yo rodee su cuello con mis brazos.

Por un momento nos olvidamos del mundo.

Por un momento volvimos a disfrutar la compañía la una de la otra.

Por un momento mi corazón y el de ella latían a un mismo ritmo.


Lauren

Me sentía feliz como nunca antes lo había estado; estábamos bailando juntas y no tenía miedo de nada.

-antes era mucho más sencillo- dije y ella me miro directamente a los ojos.

-¿Qué?-  pregunto confundida.

-tu sabes...nosotras-

-bueno- había un brillo intenso en mirada –en el camino siempre debe haber algunos desafíos, ¿no?-

-lo sé pero ahora todo es tan difícil y no me gusta- su brillo comenzó a disminuir.

-¿Qué sucedió?-

-los chicos están presionándome mucho para que haga algo y...-

-¿Qué quieren que hagas?- desvié la mirada; ella tomo mi rostro e hizo que la mirara.

-que te pida que seas mi novia- dije seria y ella no mostro reacción alguna.

-¿tú no quieres?- pregunto cabizbaja.

-no- me pause –me refiero...- me interrumpió; retiro sus brazos de mi cuello –iré a tomar un poco de aire- comenzó a alejarse y la detuve, tomando su mano.

-Camila, déjame terminar- suplique.

-está bien, solo, quiero estar sola- se soltó y comenzó a alejarse; esta vez y  no la detuve.

En ese momento me di cuenta que no éramos a prueba de fuego.


Camila.

Me aleje lo más rápido que pude para así evitar que me vieran llorar.

Salí y me senté recargando mi espalda sobre la pared, observando a la luna y escuchando mí corazón partirse en mil pedazos: realmente me sentía como mierda.

Unos 10 minutos después llego Dinah respirando con rapidez.

-¡Mila!- exclamo –te he estado buscando por todos lados- no respondí pero las lágrimas seguían recorriendo por mis mejillas.

-Mila...- se sentó a mi lado –sabes que ella te ama- dijo tierna.

Al fin hable –puede que sí- me pause –pero no quiere estar conmigo- enterré mi cabeza en su cuello y comencé a sollozar más fuertemente; ella me abrazo.

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