—¿Cómo está todo allí? —preguntó Gustabo a Horacio acomodando su moño negro mientras se miraba al espejo

—¡Excelente! —exclamó irónico Horacio—, los decoradores son unos gilipollas, los del pastel confunden la derecha con la izquierda ¡y mi hija tiene nombre japones! ¡todo está perfectamente bien! —caminaba de un lado al otro sintiendo como el calor comenzaba a invadir su cuerpo

—Gina es un nombre precioso —sonrió Segismundo tratando de calmarlo.

—Era Gina o Haruka, tampoco quiero que molesten a mi hija cuando vaya al insti —se encogió de hombros—. Explicadme, ¿por qué me metí con un otaku? —se lamentó el de cresta.

—¡Pinches otacos! —gritó Emilio haciendo que todos los presentes estallaran en risas.

—Ah y encima —agregó Horacio— tuve altercados con los gilipollas del arco nupcial, ¡cuando Greco debía encargarse de eso!

—Te calmas eh —habló el chico de barba—. Tú estabas durmiendo a Gina, alguien tenía que ayudarlo a verse bien. Por supuesto que gracias a mi esta así —señaló al novio de arriba abajo.

—¿¡Disculpa!? —preguntó histérico el chico de cresta—. ¡Ha sido mi idea comprar ese traje!

—Tranquilos —pidió Gustabo—. A todo esto, ¿dónde está Jack?

—Eh...—Horacio tragó saliva.

—¿No ha llegado aún? —preguntó decepcionado.

Emilio se apresuró a levantar su mentón: —No cabrón, no me llores porque voy y le parto la pinche madre al Conway ese eh.

—Tranquilo Gustabo, Alex se está encargando —sonrió Segismundo—. Después de todo él y Volkov son sus padrinos.

—Michelle y tu madre están como locas —entró al lugar Yuu agitado interrumpiendo la conversación—. Quieren matar a Conway.

—Joder...—bufó Segis.

Horacio tomó asiento en una silla y sintió como su presión estaba bajando, Greco le extendió una gaseosa que volcó en su garganta en un segundo.

—¿¡Por qué se pone a trabajar el día de su boda, güey!? ¿¡por qué!? Voy a matar a ese hijo de puta, cabrón —gritó enojado el mexicano.

—Vamos a calmarnos todos —habló el comisario—. Voy a salir a hablar con Volkov, Yuu conmigo, Segismundo a hablar con Ivanov, los padrinos se quedan acá y si llega a aparecer Michelle o Elena, le dicen que me busque a mí. ¿Vale? Vale

—Eres el mejor caballero de honor del mundo, te quiero Greco —habló Gustabo sonriéndole

Rodríguez le tiró un beso y salió junto a Yuu y Segismundo de allí, haciendo que la tensión del ambiente sea casi nula. Horacio se puso de pie y se dirigió a la salida.

—Voy a buscar a mi niña —suspiró saliendo de allí.

Emilio también se puso de pie: —Debo tomar aire, güey. Esto me tiene de los pinches nervios.

Gustabo quedó solo dentro de la glorieta; refregó su rostro con frustración y comenzó a imaginar los miles de escenarios por los que Jack no llegaría a la boda.

Alejó esos pensamientos cuando Horacio volvió al lugar con un pequeño bulto en su pecho; sonrió instantáneamente y estiró los brazos en busca de cargar a su sobrina. El chico de cresta, sonriente, le entregó a su hija.

—Hola cielo —Gustabo ponía cara de tontaina mientras la bebé sonreía mostrando sus encías—. Eres preciosa, Gina. Eres la niña más hermosa del mundo.

𝐝𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐢𝐬𝐬𝐮𝐞𝐬 ; intenaboWhere stories live. Discover now