𝐝𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐢𝐬𝐬𝐮𝐞𝐬 ; intenabo

t w e n t y s e v e n.

Gustabo no había sufrido más que una baja de presión debido a toda la situación o eso le habían comentado. Aun así, todavía no despertaba y Jack estaba demasiado nervioso caminando de un lado a otro.

—¿Le traigo un café, Conway? —ofreció Horacio.

—No.

—Si, tráigaselo—respondió Volkov anteponiéndose a las palabras de Conway—. Por favor. 

—En seguida —el chico de cresta se levantó de su asiento para dirigirse a las maquinas expendedoras. 

—Confleis, ¿por qué estaba Elena en la pinche comisaria? —preguntó Emilio. 

—No te doy con la porra porque estamos en el jodido hospital —gruñó—. Me ha dicho que los abogados la enviaron a comisaría, cosa que es imposible. No tengo ni puta idea de porque cojones esta allí.

—¿Se va a divorciar de David?

—Eso parece —bufó tomando asiento mientras restregaba su rostro debido al cansancio.

Horacio llegó con un café entre manos y se lo extendió a Conway, quien se lo tomó de un sorbo. Todos estaban impacientes por saber noticias de Gustabo, y por el momento nadie les había dicho nada.

—¿Familiares de Gustabo García? —una doctora pelirroja salió de la habitación.

—Aquí —Conway, Emilio y Horacio se pusieron de pie al instante.

—Gustabo esta bien. La baja de la presión arterial fue causada por una pérdida súbita de sangre. ¿El individuo en cuestión presentó agitación y temblores? —pregunto sacando una libreta.

—Si, se le veía perdido y nervioso —respondió Horacio.

—Entró en estado de shock —confesó—. Se le proporcionó una dosis de fármacos vasoactivos, por lo que el paciente se encuentra estable. Pueden pasar a verlo, lo que les recomiendo que sea con precaución. No le den noticias que podrían alterarlo nuevamente.

—Gracias —el superintendente agradeció a la medica la cual hizo un gesto con la cabeza y se retiró de allí. 

—Creo que debería entrar usted primero, Conway —opinó el chico de cresta, a lo que Emilio asintió.

—Bien.

No dio muchas vueltas para entrar a la habitación. Allí lo vio acostado boca arriba con un suero en su brazo izquierdo.

—Gustabín —lo llamó Jack cerrando la puerta.

—Hey —contestó Gustabo sin muchas fuerzas y con una pequeña sonrisa enderezándose en la camilla.

Conway se sentó a un lado de él y paso su mano por las mejilla del menor, quien cerro los ojos al tacto de su 'pareja'.

—Me has asustado, capullo —confesó muy a su pesar.

—Lo siento —rió el rubio—. No lo volveré a hacer.

Jack lo miró sintiendo su corazón palpitar con fuerza al verlo tan tierno; se aceró a él juntando sus labios.

—Joder —susurró Gustabo separándose de él—. Extrañé eso.

—Anormal —sonrió levemente el mayor rodando los ojos—. Los gilipollas de tus amigos están fuera, debes pasar la noche aquí y claramente me quedaré yo. Les doy el lugar a ellos para que te vean.

—Vale —asintió.

Depositó un suave beso en la frente de Gustabo antes de levantarse de la camilla e ir afuera en busca del dúo. (...)