La noche estaba siendo bastante larga y molesta para Jack.
Ivanov había devuelto todo lo bebido en los baños públicos del lugar con Torrente dándole apoyo moral. Conway se encontraba inexpresivo viendo como toda su malla, incluido una de las dos personas que él consideraba su mejor amigo, es decir, Volkov, estaban rodeando al gallego Segismundo quien contaba sus aventuras junto a su primo Rogelio por toda España.
Gustabo parecía pasárselo en grande escuchando las maravillas de su amigo y riendo a cada broma estúpida que este realizaba y no solo eso, sino que había tenido que observar desde una esquina como su novio bailaba lentamente con Segismundo bajo el apoyo de los agentes del cuerpo. En conclusión, eran todos unos gilipollas.
Tomó su chaqueta de cuero negra al ver como el amigo de su pareja llevaba sus manos a la cintura del mismo y comenzaba a acariciarla, así como lo hacía él. La situación era estresante, y no pensaba armar un escándalo en medio del bar, por lo que solo tomó un último shot antes de salir de club.
Caminó hacia su vehículo, pero en el ínterin, escuchó la voz de Gustabo llamarlo.
—¡Jack!
Siguió caminando; realmente no estaba para escuchar cientos de excusas del menor. Simplemente quería llegar a su casa y acostarse a dormir antes de decir cosas de las que se arrepentiría al día siguiente.
El rubio lo tomó del brazo, pero este se soltó bruscamente: —¿Qué sucede?
—¿Qué sucede, Gustabo? —preguntó irónico— ¿Me estas vacilando?
—No entiendo...
—Hace no más de tres horas te revelé como me sentía con respecto a Segismundo. ¡Y parece que te lo pasaste por tus dos cojones!
Gustabo comprendió al instante: —No es nada, Jack. En serio.
—No es nada para ti, pero para mí, que me ha costado volver a sentir algo por cualquier jodido ser humano, si significa.
—Segismundo ha pillado interés por Ivanov —le confesó el chico ojiazul tratando de salvar la situación.
—¿Y a mí qué? Eso no quita la cercanía que teníais y las miraditas que se echaban. ¿Sabes?, yo no soy así —negó con la cabeza—. Me piro.
—Nos vamos juntos...
—No —lo interrumpió—, vete con Volkov. Pareces estar pasándotelo bien y no voy a ser quien te impida eso.
Sin mucho más que decir, el mayor pegó una vuelta y subió al coche dejando a Gustabo de pie a él con una mirada triste.
A unos pocos metros de la casa, en un semáforo en rojo, golpeó el volante con enojo y gritó de la cólera retenida. A su lado, el coche de Leónidas estaba frenado, este bajó la ventanilla del conductor.
—Supeeeeh —saludó con felicidad desde el otro carro en paralelo.
—¿Quién es ese Conway~? —canturreó muy fuerte Ivanov en el asiento de copiloto haciendo carcajear a Jack.
—Sois unos jodidos anormales.
—Os tengo que cuidar yo —Torrente, quien iba en los asientos traseros, bajó también la ventanilla.
—Joder, ¿que van todos al circo? —se mofó el superintendente con una sonrisa ladeada.
—Que va, pajas grupales —respondió esta vez Alexander. El semáforo cambio a verde.
—Id con cuidado —advirtió Jack.
—10-4 —respondieron todos al mismo tiempo que Justin aceleraba yendo por un camino distinto al del azabache.
A pesar de la mala noche, no podía negar que sus agentes siempre lograban causar una muy leve sonrisa en él. Ivanov, siendo su mejor amigo, siempre le hacía reír con sus gilipolleces y se puso a pensar en que haría de no tenerlo en su vida.
Aparcó el coche en el garaje de la casa y lo cerró. Caminó hacia la entrada abriendo la puerta e inhalando el exquisito aroma de su vivienda. Si algo había aprendido a lo largo de estos años, era a apreciar las pequeñas cosas de la vida; y su devoción favorita era el cálido ambiente que poseía su hogar.
Caminó hacia su cómoda cama de dos plazas y, con su ropa puesta, se lanzó en ella aspirando el olor a Gustabo que se mantenía impregnado en las sábanas blancas. Un sentimiento de culpa lo invadió por completo.
Tal vez había exagerado, tal vez no. Pero de lo que sí estaba seguro era de que no quería pelear con él, no soportaba estar enfadado con Gustabo y mucho menos soportaba la lejanía del menor, era como si una parte de él se iba.
Y es que era así; después de meses juntos, ya se habían acostumbrado a estar el uno con el otro. Y que en un segundo llegue una persona desconocida y te arrebate eso, no había sido nada agradable.
Estaba enamorado de Gustabo, de los pies a la cabeza. Amaba cada parte de él de una manera única, y al conocerlo, supo que el pequeño rubio de ojos azules era la persona que tanto había anhelado todos estos años.
Gustabo lograba que Jack olvidara sus problemas al menos por un instante y se perdiera en los oceánicos ojos de su pareja, se sumiera en las dulces caricias y los exquisitos besos que se proporcionaban mutuamente.
Se sentía completo al lado de él.
Escuchó la puerta de la casa abrirse y cerrarse junto a los pasos del blondo acerándose a la habitación. Al cruzar el umbral de esta, pudo distinguir a Conway sumergido en sus pensamientos; lentamente se acercó a él recostándose a su lado y mirándolo a sus ojos.
—Lo lamentó —susurró Gustabo.
—También yo —habló de igual manera Conway volviendo a caer en la penetrante mirada de su novio—. Fui algo exagerado.
—No, no lo fuiste. Tenías razón con respecto a todo, no debí actuar así. Sé que no quisiste reaccionar así.
Conway asintió; era un hombre de pocas palabras y ser muy meloso con el rubio le daba algo de oprobio, aun así, eso no impidió que lo rodeara con sus brazos atrayéndolo hacia él
—Te quiero —murmuró el menor en el pecho de Jack.
—También yo —el superintendente besó la cabeza de Gustabo y se acomodó para dormir.
A pesar de que la noche había sido una mierda, sabían que siempre, al final del día, las cosas estarían bien.
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probablemente el capitulo cincuenta sea el ultimo, así que vayan preparando los pañuelos muchaches ;)
lamento centrarme tanto en escenas soft, pero es para que vean como va encaminada la relación de estos dos y que todo sea un 'happy ending' y no termine con un espacio en blanco,, igualmente, creo que a esta altura ya sabemos de sobra que están súper enamorados sjksjks
que tengan un maravilloso y precioso día, tarde o noche. ♡
