f o u r t e e n.

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Gustabo se encontraba en vestuario esperando a Horacio para salir a patrullar. Ya había pasado más de media hora y parecía que el chico de cresta no se iba a dignar a llegar.

Lo que no sabía, era que en el segundo piso de la comisaría, una gran parte de la malla se encontraba reunido organizando algo;

—Que sí, que es el cumpleaños de Gustabo el viernes —habló Horacio irritado. Llevaban media hora tratando de organizar la celebración.

— ¿Y quiere hacerle una fiesta sorpresa? —le preguntó Volkov de brazos cruzados.

—Sí, esa es la idea. Necesito ayuda de algunos y que me digáis quienes podríais estar disponibles para ese día.

—Cuenta conmigo, para cualquier cosa —habló Greco.

—Y con nosotros —Serjay, Yuu y Diego hablaron al unísono para luego reír.

—Pues conmigo y el gordete de Torrente también —dijo Leónidas para ganarse un golpe de José Luis por el apodo.

—Y claramente que conmigo —la voz del superintendente se escuchó en la puerta haciendo sobresaltar a todos los presentes.

—Joder Conway, deje de aparecer de la nada —exclamó histérico Ivanov.

—Calla —se giró a Horacio—. Todos los gastos van a mi cuenta.

La sala quedó en silencio ante la orden de Jack, mientras que Horacio e Ivanov le sonrieron ampliamente.

—Tranquilo superintendente, todos vamos a aportar para la fiesta —interrumpió Greco; Conway tensó la mandíbula.

—He dicho, que todos los putos gastos que se hagan van a ir a mi cuenta, capullo —habló con molestia y se acercó amenazante a Horacio—. Asegúrate de que sea la mejor jodida fiesta que vas a ver en tu vida, porque te juro por tu puta madre que te saco del cuerpo.

—Sí, señor. Cuente con eso.

—Muy bien —se alejó—. ¡Ahora todos a trabajar de una puta vez!

Todos asintieron y salieron en orden de las oficinas menos Horacio quien corrió a los vestuarios en busca de su amigo.

— ¡Gustabo! —gritó al ver que su amigo estaba saliendo de la comisaría.

—Joder —le sonrió—. ¿Dónde estabas?

—Eh...yo...—el chico de cresta comenzó a balbucear nervioso.

—Estaba conmigo —Ivanov llegó a su lado pasando el brazo por sus hombros.

—Sí, eso.

—Ah, vale. Por cierto, buenos días comisario, no le había visto. ¿Sabe si ha llegado Conway?

—Sí, está en su despacho. Ve a verlo, yo hago 10-33 con Horacio —Alexander le dedicó una mirada cómplice que el alumno entendió inmediatamente.

—Vale, muchas gracias comisario.

Gustabo comenzó a caminar más rápido yendo escaleras arriba en busca de Conway; supuso que estaba en su despacho, mas no se equivocó. La puerta se encontraba abierta, por lo que solo tuvo que acercarse al umbral de esta para que el mayor notara su presencia.

—Joder, que puto susto —exclamó Jack desde su escritorio.

—Ya sé, mi belleza le asombra, normal hombre.

—Me asuste de ver un mariconetti como tú. Anda, pasa y cierra la puerta.

Gustabo hizo lo que Conway le ordenó para luego tomar asiento en la silla frente al escritorio: —No me ha contestado ayer —reclamó.

𝐝𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐢𝐬𝐬𝐮𝐞𝐬 ; intenaboDove le storie prendono vita. Scoprilo ora