—Tu eres para mí —le sonrió—. No necesito de alguien más cercano a mi edad para ser feliz, Jack. Nunca creí que la diferencia de edad fuera un problema entre nosotros.

—No lo es —se encogió de hombros—, solo que cabe la posibilidad de que te intereses más en él.

El menor negó con la cabeza: —No, no hay posibilidad de que pase eso, porque tengo al hombre más guapo, protector y tierno de todo el maldito mundo a mi lado. ¿Realmente crees que podría dejarte escapar?

Una leve sonrisa se formó en los labios de Conway antes de que estos se posaran en los de Gustabo formando un cálido beso. Las manos del mayor acariciaban con delicadeza las caderas del chico blondo, mientras este enredaba sus dedos en el suave cabello de su novio.

Se querían y mucho. No había duda de ello. (...)

La pareja cruzó las puertas del bar, tomados de la mano, ganándose un grito eufórico por parte de Ivanov.

—¡Los amo joder, cásense!

No era mucha ciencia saber que el comisario ya estaba bebido; y es que, entre otras cosas, el horario de llegada del superintendente y el chico de ojos azules fue algo lejano de la hora acordada. Por lo que ya algunos agentes, estaban pasados de copas.

—Hasta que llegan —se burló Greco bebiendo una cerveza— ¿Qué tanto hacían?

—Estábamos haciendo un trio con tu puta madre —respondió Conway haciendo carcajear a Serjay.

—Y yo que solo quería conversar —se encogió de hombros el de gran barba.

—¿Cómo están? —les sonrió Yuu siendo sostenido de la cintura por Diego, quien también estaba con la misma expresión.

—Muy bien ¿y tú? ¿Ya ha cicatrizado por completo la herida? —preguntó Gustabo tomando asiento en un taburete.

—Sí, me han recetado una crema 'especial' para borrar la cicatriz y ya estaría.

—Me alegro —le sonrió el menor.

—Bueno ¿qué es esto? ¿una charla de señoras mayores tomando té? No, no, no —negó Ivanov—. Acá vinimos a embriagarnos y a bailar —comenzó a hacer un baile extraño que hizo reír a todos los presentes.

—¿Cuánto ha tomado ya? —indagó Conway.

—Es su sexto vaso de Vodka —le respondió Volkov bebiendo, al parecer, lo recién dicho.

—Ha sido tu culpa, le incitas a embriagarse y termina haciendo el capullo.

—¡Esta vez no he hecho nada! —se defendió su mano derecha.

—¿¡Y por qué cojones está bebiendo Vodka!?

—¡Porque él quiso!

—Calma amigos —Alexander se interpuso en la disputa—. Porque me voy a ver obligado a besar a sus noviecitos, y miren que no tengo problema.

Horacio y Gustabo comenzaron a reír contagiándole el gesto a los demás, a excepción de Viktor y Jack.

—¿Qué opinas que te saque del puto cuerpo? —replicó el superintendente.

—Joder abuelo —bufó—. Ya entendí, no voy a hacer más chistes con respecto a Gustabo.

Conway sonrió victorioso y se giró en dirección a la barra pidiendo un whiskey.

—¡Ya llegó por quien lloraban jotos! —Emilio entró al establecimiento con los brazos elevados, y tras él, un timido Segismundo.

—¡Emilio! —casi toda la malla, excluyendo a los alumnos recientemente integrados, gritaron el nombre del mexicano con felicidad.

—Joder mira el impacto que causa Emilio —se burló Horacio bebiendo su Martini.

—Así es, llegando y controlando cabrón —el latino hizo un gesto con su mano.

—Hey Segis, ¿Qué tal? —saludó Gustabo poniéndose de pie mientras se acercaba al gallego.

—Hola, Gustabo —saludó sonriente.

—Ven, te presento a la malla —le sonrió pasando un brazo por sus hombros y acercándolo al grupo—. ¡Gente, presentaos!

—¡Conway, mira como le abraza! —se mofó Ivanov ganándose un codazo en el estómago por parte de Volkov—. ¿¡Jo' puta porque me pegas!?

—Cállate la puta boca —resopló Viktor—. Soy el comisario Viktor Volkov —se presentó.

—Hola Segis, no te había visto —saludó Horacio dándole un leve abrazo—. ¿Qué tal todo?

—Muy bien, gracias —sonrió risueño—. Es un placer conocerlo, Volkov. Horacio me ha hablado mucho de usted.

El comisario se sonrojo y Horacio rio antes de besar su mejilla.

—Yo soy Ivanov comisario y mejor amigo del grandísimo superintendente Conway —Alexander se incorporó formalmente y lo miró con recelo.

—Es un gusto —le estiró la mano con amabilidad deshaciendo la postura y la mala mirada del comisario.

—Jo' el gusto es mío —estrechó la mano—. No sé por qué te cae mal, es un cielo —esta vez dirigió sus palabras a Jack quien lo fulminó con la mirada.

Gustabo aclaró su garganta: —Sigamos —se acercó a un grupo bastante grande—. Ellos son los alumnos Yuu, Diego, Kylie, Leónidas y el oficial Torrente.

—Hola —saludaron todos al unísono sorprendiéndose de ellos mismos y comenzando a reír. Segis solo agitó su mano sin borrar su respectiva sonrisa.

—Y para finalizar, subinspector Ser-gay —se burló Gustabo y al recibir una mirada amenazadora del chico aclaró—, en realidad es Serjay pero, da igual, y comisario Greco.

—Un placer conocerlos —comentó cortés y amablemente el azabache.

—El placer es nuestro —le sonrió Greco—. Ya me cae bien.

La música del bar comenzó a sonar con más intensidad aumentando la efusividad en Ivanov quien tomó a Horacio llevándolo a la pista, y el chico de cresta, tomó a Gustabo.

Sin dudas sería una noche larga...

𝐝𝐚𝐝𝐝𝐲 𝐢𝐬𝐬𝐮𝐞𝐬 ; intenaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora