12. Tu querido pana Jungkook

262 53 45
                                    

—¡Chamo tienes que buscarla! —exclamó Taehyung, luego de escuchar la historia de Jimin—. ¿Cómo no vas a hacerlo?

Si se tomaba la pregunta de Taehyung de forma literal, le respondería que habían muchas, pero infinitas maneras, de no hacer nada.

Hacer nada era definitivamente su plan. Solo había descubierto que tenía una presunta hermana. Eso no era algo que necesitara una solución. La criatura existía, y que Jimin se enterara de eso hace apenas unos días no suponía ningún problema para su existencia.

Si le había contado todo a Taehyung era porque, luego de un par de días de pensarlo en silencio, se dio cuenta de que necesitaba hablarlo con alguien. Y Taehyung estaba allí, tan colaborador, ayudándolo con un castigo que no era de él. Las palabras solo salieron.

—Ni siquiera sé si quiero conocerla —reconoció Jimin en voz alta.

—¡Pero es tu hermana! —exclamó Taehyung—. ¿No sientes curiosidad?

Curiosidad. Si la sentía, pero un poco de miedo también. Ya tenía una hermana, que aunque, no era biológica, era su hermana y estaba loca. Yoongi lo había dicho, jugando, pero ¿de verdad necesitaba otra?

En ese momento, se escuchó un golpe muy fuerte dentro del salón. Un sonido de impacto contra algo metálico. Instintivamente, dirigió la mirada al escritorio del profesor, y antes de que pudiera preguntarse que fue eso, vio a Jungkook salir de debajo del escritorio.

—Nawebona, si me quedaban 3 neuronas con ese coñazo me mate 2 —dijo Jungkook, sobándose la frente, donde se había metido el coñazo.

—¿Si tenías neuronas? —respondió Jimin. No tenía ni puta idea que hacía Jungkook allí, pero como no estaba ayudando, su presencia no hizo más que irritarlo.

—¿Acaso estás espiando nuestra conversación? —preguntó Taehyung.

—Epa, epa, epa. ¿Cómo me llaman a mí? ¿Nayeon? —dijo Jungkook, lanzando su bolso sobre la mesa—. Yo me metí acá a esconderme porque no quería entrar a matemáticas y me quedé dormido debajo del escritorio hasta que su habladera me despertó.

—¿Y solo te quedaste allí escuchando en vez de salir? —preguntó Taehyung, con la ceja alzada.

—No escuche tanto, creo —se defendió Jungkook—. Aunque si me permiten meterme, ese cuento tuyo parece el beta ese de Soy Luna cuando Ámbar descubre que Luna es sobrina de la señora Sharon.

—La otra pregunta es porque te sabes la trama de Soy Luna.

—Coño, Taehyung. ¿Cómo soy bello no puedo ver comiquitas?

—Jungkook, ¿no deberías estar insultando profesores o chanceando con chamas? —los interrumpió Jimin—. Si no vas a ayudar, termina de irte de acá.

—Ah, vaina. ¿El salón es tuyo?

Jimin respiró profundo. Estaba rifando una rumba de coñazos y Jungkook tenía todos los números. 

—Mentira, gafo —dijo Jungkook—. No te arreches vale. Yo me vine a esconder acá justo porque tenía que hablar contigo. Voy a ayudar, pero ya que estamos, ayúdame tú también a mí.

—Te ayudo para que me ayudes a hacer algo que a ti también te corresponde —reflexionó Jimin—. Suena lógico.

—Tampoco es gran vaina, Jimin. No lo hagas por mí. Hazlo por nuestro futuro como familia y responde ahí. ¿La carajita que vino con tu hermana el otro día es su hija?

—Si quieres caerle a mi hermana, la respuesta es sí —dijo Jimin—. Y tiene dos hijos más. Aléjate de mi hermana. 

—Ay no, Jimin. ¿Qué es eso? Yo soy loco, pero yo no le voy a caer a tu hermana. 

Mala Junta || BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora