05. Guao Guao, teacher Kim

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Jimin recibió su primera victoria del año durante la segunda hora del miércoles, en la clase de inglés.

Era imposible no reconocerlo de inmediato, cuando aún no había superado su breve encuentro. Es decir, de las decenas de encuentros con una persona guapa que podía tener alguien, la mayoría terminaban su magia a pocos minutos del momento, superando a ese extraño que nunca volverías a ver tan rápido como caíste en su encanto.

Pero el encuentro de Jimin el lunes, con aquel chamo que le había dado indicaciones no había sido de esos que olvidas fácilmente. Tampoco había sido uno de esos encuentros dónde te obsesionas y lloras con todos tus amigos como el amor de tu vida anda por allí, y tu sin conocer su nombre, pero había sido lo suficientemente memorable para conservarlo en su mente por algunos días.

Algunos días hasta que aquel volvió a aparecer.

Sin el apuro del primer día, se pudo dar el placer de contemplarlo mejor. Alto y con buen porte, su cabello decolorado hacia contraste con su piel morena. Hermosos hoyuelos adornaban su sonrisa, cuando paso saludando a todos en un inglés bastante claro.

¿Cómo iba a imaginar que su crush del primer día era su profesor?

Se veía muy joven para ser profesor. Cuando le había preguntado a donde debía ir había quedado tan embelesado por lo bello que era, que seguro no había notado que no llevaba uniforme. No recordaba si estaba usando ropa de calle el lunes, pero era lo más seguro. No podía haber estado usando traje, como en ese momento, porque jamás podría haber olvidado como el hombre lucía en ese traje.

Parecía esculpido por los mismísimos dioses, maldita sea.

—Antes de empezar la clase —dijo el profesor, llamando la atención de todos sin ningún esfuerzo—, me imagino que ya todos conocen a nuestro nuevo compañero, pero yo aún no lo hago. ¿Podrías presentarte de nuevo, Jimin?

—Por supuesto —respondió Jimin, saliendo de su trance de admiración. Aunque estaba nervioso, procuró alzar la voz lo suficiente para que no le pidieran que se levantará de la silla, porque tampoco iba a estar haciendo de payasito—. Me llamo Park Jimin, tengo 17 años, me cambie de liceo porque en el liceo donde estaba veía tres clases a la semana con suerte y espero que usted sea muy buen profesor, porque soy realmente malo en esta materia.

La sinceridad por delante.

El profesor rió un poco ante las palabras de Jimin. Se reía demasiado adorable para ser humano, coño de la madre.

—Muy bien, Jimin —respondió finalmente—. Yo soy Kim Namjoon, y aparte de ser su profesor de inglés, soy el profesor guía de esta sección desde tercer año. No creo que se libren de mi pronto, así que espero nos llevemos bien todos. ¿Algún problema hasta ahora, Jimin?

Jimin. Hasta su nombre sonaba bien dicho por él. Park Jimin. Si nombre estaba bendecido. Que nunca nadie más lo llamara por su nombre.

Jimin salió de su felicidad ante la necesidad de responder esa pregunta y recordar la clase de química. El recuerdo le fastidiaba, pero aun así, decidió ignorarlo. De todas formas no era tan grave. Sería dramático considerarlo un problema.

—Sí, todo bien —contestó Jimin. Esas dos palabras bastaron para que la ligera preocupación que se instaló unos segundos en el rostro del profesor desaparecieran.

Al menos hasta que alguien más abrió la boca.

—Que va a decir, si ya se hizo amiguísimo del desastroso de Jeon.

Jimin miró de reojo a la dueña de esa frase y sintió ganas de estrangularla hasta que la cara se le pusiera del mismo tono de azul que el cabello.

Mala Junta || BTSWhere stories live. Discover now