LIBRO 2 - CAPÍTULO 16

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CAPÍTULO 16: CELOS

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Nota: Por culpa de un error de Wattpad, no se podía comentar el capítulo. Lo guardé en borrador y ahora lo vuelvo a publicar, no sé si ya se habrá solucionado. ☹

Vivían en un barrio tranquilo muy cerca del Abuelo Zen, de clase media, e intentaban no llamar la atención, pero parecía ser algo imposible. Extranjeros adinerados siempre daban de qué hablar y los vecinos que se acercaban solo lo hacían con intenciones de conseguir información para chismear, por eso Akemi no tenía amistades cercanas. Shisui, por su parte, había vivido allí hasta la adolescencia, por lo que tenía muchos conocidos y amigos, así que le daba igual tratar a sus vecinos o no. Los amigos de Shisui eran agradables, pero no era lo mismo que estar con Sumiko o con Shun, así que se conformaba con permanecer en su casa con su hija y con las inesperadas visitas de Zen.

Por años se había mantenido así, hasta que nuevos vecinos aparecieron repentinamente. Todo comenzó cuando Akemi había salido a recoger el periódico en la mañana. Mai estaba durmiendo y Shisui estaba en un viaje de negocios. Le llamó la atención ver un camión de mudanza estacionado fuera, al parecer una familia se estaba mudando a la casa de al lado. Una joven mujer le sonrió desde la puerta de esa casa y se acercó a ella, tras notarla observando con curiosidad todo.

—Hola, ¿qué tal? Espero no haberte despertado con todo este ruido. —Era bonita, de ojos azules y cabello castaño en forma de honguito.

—Tranquila, suelo despertarme temprano. —El ruido no era exagerado y de igual forma Mai se levantaba temprano, así que ya tenía una rutina.

La mujer sonrió, teniendo la mano hacia ella.

—Encantada de conocerte. Mi nombre es Charlie y espero nos llevemos bien ahora que seremos vecinas.

Le devolvió la sonrisa, tomando su mano para darle un apretón suave. Le parecía una mujer agradable y no mostraba ese raro interés que los demás vecinos. Desde ese día formaron una amistad, lo cual la alegraba. Tener con quién hablar o ir de compras era genial, además de que ésta tenía una hija de la misma edad de Mai, así que podían compartir consejos.

El único que no parecía alegre era Shisui, que al regresar de su viaje, fruncía el ceño cada vez que mencionaba a Charlie. Sin embargo, no decía nada, se mantenía en silencio, perdido en sus pensamientos. No lo entendía, debería estar alegre.

Tuvieron que pasar dos semanas para poder comprender su molestia.

—¿Con quién hablas?—Todavía podía recordar la mirada penetrante del Uchiha al hacer esa pregunta.

La familia se encontraba en la sala; Shisui sentado en uno de los sofás individuales con la laptop sobre su regazo, Mai acostaba sobre la alfombra, tarareando mientras miraba su maratón de las películas de Barbie en la televisión mientras que Akemi ocupaba el otro sofá individual, su atención fija en el teléfono entre sus manos.

—Con Charlie—contestó distraída, sin perder detalle de la conversación.

Pronto sería el cumpleaños de Isabel, la hija de la susodicha, por lo que quería hacer una fiesta. Estaban hablando sobre todo lo que harían, ya que la Uchiha deseaba ayudarla. Le gustaban los cumpleaños, sobretodo si eran de niños porque así Mai podría relacionarse.

—Hablas mucho con Charlie—musitó, descontento—. ¿No crees?

Se encogió de hombros. No veía el problema, se lo merecía. El 98% de su tiempo se enfocaba en cuidar a Mai, estar al pendiente de la casa y escribir, lo cual no le dejaba mucho tiempo para sí misma, ni siquiera para compartir con su esposo.

Deseos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora