Deseos Prohibidos

LIBRO 2 - CAPÍTULO 9

LIBRO 2 – CAPÍTUL 9: UN SUEÑO

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Akemi perdió la cuenta de cuantas veces tuvo que repetir la misma historia y en todas se estremecía al narrar el momento del disparo accidental. Si cerraba los ojos, en su mente se reproducía el momento, una y otra vez. Se excusaba diciéndose que había sido por defensa propia, pero eso no evitaba el sentimiento de malestar.

—Vuelvo enseguida, no se mueva—ordenó el joven policía, levantándose de la silla para salir de la puerta. Era un chico atractivo, de cabello largo y castaño, sus ojos eran como perlas. La placa en su uniforme tenía grabado el nombre de Hyuga Neji. Él, junto a otros de sus compañeros, habían ido a buscarlos a esa zona abandonada. Le agradaba su seriedad al manejar la situación y porque le inspiraba seguridad.

Suspiró, fijando su vista en el informe que él estaba escribiendo. Luego, miró alrededor de la pequeña habitación, solo había una mesa y dos sillas. A Sasuke y a ella los habían traído a la estación de policía, después de haberles hecho una revisión médica. Inmediatamente al llegar los separaron, su hermano estaba siendo interrogado en otra habitación.

Observó sus manos, que estaban posadas sobre su regazo. Ambas estaban vendidas, le habían puesto puntos y también le habían dicho que probablemente quedarían pequeñas cicatrices. Un recordatorio de lo que había pasado. También tenía algunas curitas distribuidas en todo su cuerpo. Lo peor era que estaban apareciendo nuevos hematomas, justo cuando los causados por el accidente estaban desvaneciéndose.

Frunció el ceño, recordando que todo eso había sucedido por causa de alguien. Una persona había pagado para matarla. Se mordió el labio, esta vez había fallado, pero, ¿y si lo volvía a intentar? No quería morir, menos asesinada. Tenia una vida por delante, sueños que cumplir, a pesar de que no recordaba la mayoría.

Se llevó una mano a la cabeza que, al igual que las demás partes de su cuerpo, le dolía. Todavía no recordaba todo, su amnesia seguía presente, pero se mantenía esperanzada ya que era un avance. Su doctor le había dicho que tarde o temprano recordaría, así como tal vez nunca lo hiciera.

Estaba recuperando ya algunas memorias pero, ¿qué pasaría si no lo hiciera más? Todavía existía esa posibilidad. Quizás en esos recuerdos estaba esa persona que la quería ver muerta, ¿le habría hecho algo?

—Basta—susurró para sí misma, descansando su frente contra la fría mesa y cerrando los ojos. Debía dejar de pensar tanto en ello o le daría algo.

La puerta se abrió, llamando su atención. Levantó su cabeza y miró, encontrándose con Neji. Se le aceleró el corazón al ver quién entraba detrás de él, se trataba de Shisui. Su expresión de preocupación, que se acentuó al verla, la hizo sentirse mal. Siempre lo estaba preocupando.

Se levantó, sintiendo sus ojos humedecerse. Dio un par de pasos con sus pies descalzos y lo abrazó por la cintura. La manta que hasta los momentos la había estado abrigando, cayó al suelo.

—Dios, ¿qué te ha pasado, Akemi?—Preguntó él, rodeándola con sus brazos. No sabía si era su imaginación, pero sentía que temblaba igual que ella—. ¿Qué fue lo que sucedió?

—Lo siento...

Realmente no tenía ganas de hablar de eso, tal vez nunca las tendría. Solo se lo había contado a los policías porque no le había quedado de otra, pero no quería hablar de eso con Shisui. No quería contarle cómo le había quitado la vida a otra persona.

—¿Puede irse?—Él se dirigió al policía, que los miraba en silencio.

El mismo asintió.

—Puede hacerlo, pero necesitaremos una dirección fija y un número de teléfono para estar en contacto. Se abrirá un expediente y se le pedirá a la señorita Uchiha que no haga ningún viaje sin previa notificación mientras se investiga—contestó mientras sacaba una pequeña tarjeta de su bolsillo delantero y se lo tendía a ella—. Este es mi número, recurra a mí cuando lo considere necesario.