CAPÍTULO 17

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CAPÍTULO 17: TEÑIDO

—Yo no lo creo así.

Shun se encogió de hombros.

—Si tú lo dices, en algún momento te darás de cuenta.

Akemi no contestó nada, se mantuvo en silencio pensando. Vagaron un rato más por los pasillos hasta que se cansaron y decidieron sentarse en una de las mesas de la cafetería.

—Escuché que tocas el piano—comentó él—. Me gustaría escucharte tocar. Intenté aprender de pequeño pero no se me daba muy bien.

—¿Quién te lo dijo?—Alzó una ceja con curiosidad—. ¿Acaso preguntas mucho por mí? Por lo que veo sabes demasiado para alguien con el que he hablado solo un par de veces.

Él sonrió divertido.

—Lamento decepcionarte pero me enteré por Shisui. Él habla mucho de ti, por eso sé tanto—contestó causando que las mejillas de ella enrojecieran.

Es información la hacia sentirse feliz, por alguna razón le gustaba saber que el Uchiha hablaba de ella.

—¡Akemi!

De repente, la susodicha se vio rodeada por unos brazos. Una chica lloriqueaba sobre ella, era Sumiko.

—¡L-lo siento! ¡Perdóname, por favor! ¡Fui una tonta al molestarme contigo! ¡Soy una mala amiga!

Era la primera vez que la veía en días. Su amiga se había enojado por el hecho de sentirse ignorada el día de la boda y tenía razón, ni siquiera la había buscado.

—Sumiko...—Le dio unas palmaditas en la cabeza en forma de consuelo. Se alegraba mucho de verla, siempre estaban juntas en la universidad—. No te preocupes, también fue mi culpa.

Ésta se alejó, recuperando su compostura.

—Bueno, pero quiero que sepas que todavía no supero que ni siquiera me hayas notado en la boda por estar con ese pelirrojo teñido. ¡Más le vale cuidarse ese cabello o se quedará calvo de tanto tinte!—exclamó sin notar que la persona a quien estaba criticando se encontraba a su lado.

La boca del mismo se abrió, mostrando una expresión de ofendido.

—¿Disculpa? Espero que no estés hablando de mí.

Sumiko se mostró sorprendida al verlo pero rápidamente lo fulminó con la mirada.

—Justo de ti estoy hablando, roba amigas.

Él la miró de arriba abajo.

—Para tu información mi cabello recibe más atención del que te dan tus padres, por lo que no debes preocuparte—se defendio cruzándose de brazos y regresando la mirada.

Akemi suspiró y decidió intervenir al ver el rostro de su amiga enrojecer.

—Ya basta, por favor—les pidió—. ¿Por qué no mejor se callan y hacen algo más productivo?

—Ella empezó—murmuró él.

Sumiko refunfuñó, asintiendo pero sin dejar de mirar de mala manera al pelirrojo. De pronto pareció recordar algo.

—Akemi, ¿lo que dicen por ahí es cierto?

Supuso que se refería a los rumores de que había sido echada de su casa pero quién sabe si habían inventado alguno nuevo.

—Te contaré todo después de clases.

...

Una vez que las clases terminaron buscó a Sumiko y se sentaron nuevamente en la cafetería. Se encargó de actualizarla pero omitiendo pequeños detalles relacionados con Itachi y Shisui. Le preocupaba su reacción, así que prefirió guardarlo para sí misma.

—Vaya...—Fue lo único que dijo cuando finalizó de contarle—. Siempre pensé que era una zorra pero se ha pasado. Si yo fuera tú, tomaría un bate de béisbol y le rompería su bonita cara.

Akemi se rió al verla imitando el movimiento de un bate golpeando algo.

—Aunque se lo merece, no quiero llegar tan lejos.

—Igual estoy orgullosa de ti, me hubiera gustado ver cuando le dabas esa cachetada. Debió ser épico—se rió al imaginarlo en su mente—. ¿Te imaginas que sea realmente hijo de Itachi? Joder, si es así ojalá se parezca al padre y no a la madre. ¡Oh! ¿¡Te imaginas que seas tía de una mini Yami!? Definitivamente no te envidiaría.

No, no se imaginaba como tía pero lo querría de igual forma, aunque su madre fuera Yami.

—Se supone que tienes que animarme, no deprimirme más—le señaló.

—Lo siento, tienes razón. Tu vida ha sido bastante movida todos estos días. Aunque solo te envidio porque te mudaste con el guapo de Shisui—dijo con ojos soñadores.

No pudo evitar sentirse un poco incómoda y molesta, no le agradaba el hecho de que alguien más lo considerara guapo.

—No me mudé, solo serán unos días mientras la cosa se calma—contestó en un murmullo.

Sumiko la miró fijamente hasta que decidió cambiar el tema al ver su estado de ánimo.

—¿Te acuerdas de mi primo? ¿El dueño de la tienda?—preguntó y al verla asentir, siguió—. Pues le ha dado trabajo a la vecina chismosa que no deja de decirles a todos que cada año estoy embarazada y que les doy mis hijos a mis abuelos que viven en el campo para que nadie se entere, ¿puedes creer esa barbaridad?

Estuvieron hablando hasta que el novio de su amiga la vino a buscar. Se ofrecieron a llevarla hasta el apartamento pero se negó, no quería andar de lámpara. Había llegado caminando y se podía ir de la misma manera, igual solo eran unas cuadras.

Saliendo se encontró a Shun recostado de un auto blanco y hablando con una joven estudiante. Decidió no interrumpir, quizás se trataba de su novia.

—¡Akemi!

Se volteó al escuchar que la llamaba.

—¿Qué pasa?—le preguntó acercándose. La chica la miraba molesta y cruzada de brazos pero él no parecía notarlo.

—¿Te vas ya? ¿Quieres que te lleve?—preguntó sonriendo.

—No hace falta, gracias—contestó sintiendo como prácticamente era atravesada por una mirada—. No quiero molestar.

El pelirrojo frunció el ceño.

—Tonterías, yo te llevo—dijo para luego mirar a la joven—. Adiós, cuídate.

Ella solo lo miró con la boca abierta, al verse despedida tan secamente.

Quiero hacerles saber que leo cada uno de sus comentarios. Puede que no responda la mayoría pero igual me hacen muy feliz y aprecio que se tomen el tiempo de leer y comentar.

Muchísimas gracias por apoyarme. ❤

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