CAPÍTULO 7

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CAPÍTULO 7: EL BRINDIS

Nota: yo no sé nada sobre bodas (ni si quiera he ido a alguna), así que probablemente encontrarán un montón de cosas mal. Discúlpenme por ello.

Todo estaba listo, sólo faltaba que la novia entrara a la iglesia.

Akemi mantenía la vista hacia al frente, en absoluto quería mirar a Itachi que se encontraba sentado al lado de ella. Todavía le costaba digerir que le había contado a Yami sus planes de no asistir,  por lo tanto también le debió haber contado muchas más cosas.

Suspiró, dándose cuenta que Yami probablemente se habría reído mucho de ella.

—En estos momentos me está costando trabajo confiar en ti, Akemi—le susurró su hermano en el oído, sobresaltándola.
Se preguntó porqué de todos los puestos disponibles Itachi, Sasuke y el amigo rubio éste habían decidido sentarse con ella.

—¿Por qué dices eso, onii-sama?—Le preguntó con una sonrisa fingida. Le haría caso a su padre y no haría ninguna escena, por más molesta que estuviera.

Él la miró entrecerrando los ojos.

—Tienes una mirada que me preocupa, algo me dice que quieres causar algún problema.

Ella hizo un mohín con los labios, al mismo tiempo que sus mejillas enrojecieron.

—Nunca confías en mí, ni siquiera cuando te lo pido—masculló.

Itachi abrió la boca para responderle, pero fue detenido por el comienzo de la marcha nupcial. Todos comenzaron a levantarse de sus asientos y ella se preguntó si se vería mal que no lo hiciera.

—Akemi, levántate—le pidió Itachi fulminándola con la mirada.

Se levantó sin muchas ganas y volteó a ver a la novia. Debía admitir que ésta se veía hermosa y ni siquiera se le notaba el embarazo. El vestido era realmente hermoso, de corte sirena y color blanco con encaje. Le resultaba vagamente familiar, como si se lo hubiera visto a alguien alguna vez.

Miró de reojo a Itachi y lo encontró muy embobado mirando a la novia, había admiración y deseo en sus ojos.

—Oye, Sasuke, ¿no te resulta familiar el vestido?—le preguntó en un susurro.

—Es el vestido de novia de mamá, tonta—le contestó él de la misma forma.

Akemi se quedó boquiabierta, ¿cómo es que apenas se enteraba que su madre le había prestado el vestido? ¿Y por qué carrizos ella querría ese vestido? Yami no era de una familia muy rica pero si estaban en una posición, estaba segura de que podría haber adquirido un vestido propio.

Observó el momento en el que la novia fue entregada. La pareja se sonreía mutuamente, su primo parecía estar muy enamorado.

En cuanto todos comenzaron a sentarse, Akemi le dirigió una mirada furiosa a Itachi.

—¿Por qué mierda no me dijeron que le darían el vestido de novia de mamá a Yami?

Él la miró sorprendido.

—Jesús, Akemi, estamos en una Iglesia. No digas malas palabras—la reprendió en un murmullo.

—Diré más malas palabras si no me respondes ahora mismo—le contestó, provocando que éste frunciera el ceño.

—Porque sabíamos que te pondrías así.

Ella no contestó nada al respecto, solo volvió su vista hacia los novios. No valía la pena discutirlo, ya sabía lo que pensaba su hermano.

Deseos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora