LIBRO 2 - CAPÍTULO 1

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CAPÍTULO 1: ENCUENTRO

No se olviden de votar, ¿sí? 🥺

Al principio intentó prestarle atención al doctor, escuchó tranquilamente sobre todas las heridas de su cuerpo. Había sufrido un accidente automovilístico y gracias a un fuerte golpe en la cabeza, ahora tenía amnesia. Cuando oyó esa palabra salir de su boca, dejó de prestarle atención. Era como si todo a su alrededor se hubiera desvanecido.

Amnesia.

Bajó la mirada y convirtió sus manos en puños sobre las sábanas blancas. No recordaba nada, ni siquiera los detalles más insignificantes, por más que lo intentaba no podía.

—¿Podré recordar algún día?—susurró, levantando la cabeza para ver al doctor.

Él le dirigió una mirada compasiva.

—No lo sé, Akemi. Puede que sí o puede que no. Cada caso es diferente, algunos pueden tardar días o años en recordar mientras que otros...—No completó lo que iba a decir, pero no hacía falta. Ya lo sabía.

Otros no recordaban nunca.

Después de una exhaustiva revisión, el doctor finalmente se fue.

—Pero hay buenas noticias, mañana tus padres vendrán a verte—contó la enfermera que la había atendido todo este tiempo—. ¿Te emociona?

No, no lo hacía, más bien la asustaba y preocupaba. No sabía quiénes eran, así que tampoco recordaba cómo se llevaban.

—Un poco—mintió.

—Mucha gente ha venido, pero por orden del doctor no se les ha permitido pasar. —Ésta esbozó una sonrisa—. Muchos se preocupan por ti, eres una joven con suerte.

¿Suerte? Ella no lo veía así, ni siquiera sabía si esas personas realmente la visitaban por preocupación o por obligación.

—Había un chico conmigo en el auto, ¿no?—recordó de repente, se lo habían dicho al contarle sobre el accidente—. ¿Cómo está él?

La sonrisa de la enfermera se desvaneció hasta convertirse en un suspiro triste.

—Bueno, él todavía no ha despertado—respondió, acomodando la sábana en su lugar—. Ustedes dos se vieron bastante mal.

Sí, había escuchado eso. También le habían dicho que su corazón se detuvo por un momento preocupante, pero luego había comenzado a latir.

—¿Crees que podría ir a verle?—preguntó, llevándose una mano al pecho.

Su corazón pedía a gritos que lo hiciera. Si estaba con él en ese auto, quizás significaba que era importante para ella.

La enfermera pareció dudar.

—Por favor—rogó.

Ella suspiró.

—Hablaré con el doctor sobre eso.

Asintió y la vio irse, dejándola sola entre esas paredes frías. Esperaba que el doctor se lo permitiera. Suspiró, intentando relajarse. Todo su cuerpo dolía, podía ver visibles hematomas y rasguños en todas partes. Lo único que no había podido ver era su rostro, seguramente estaría igual.

Cerró los ojos, se sentía cansada. En pocos minutos se quedó dormida y tuvo un lindo sueño. Era ella sobre una enorme cama, riéndose a carcajadas. Había un chico de cabello negro sobre ella, haciéndole cosquillas. Luego, cuando se cansó de hacerlo, la besó en los labios y murmuró lo mucho que la amaba.

Entonces, se despertó, sola, con lágrimas en los ojos y con el vago sentimiento de que extrañaba algo.

O a alguien.

Deseos ProhibidosWhere stories live. Discover now