CAPÍTULO 4

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CAPÍTULO 4: INMADURA

Finalmente, cuando comenzó a hacer frío y a darle hambre, Akemi decidió volver a casa. Esperaba que Shisui ya se hubiera ido, aunque de igual forma lo más probable es que terminaría encontrándose con Itachi y sabía que terminarían discutiendo. Ella no quería discutir, eso la agotaba mentalmente.

Lo único que quería saber era la verdad.

Apenas y había cruzado la calle hacia su casa cuando visualizó a Itachi sentado en los escalones de la entrada, con el teléfono en mano. Tragó saliva, sintiéndose nerviosa de repente. Se hubiera dado media vuelta pero él ya la había visto, no había escapatoria. Sus ojos oscuros la escudriñaban con intensidad mientras se levantaba de su lugar.

Le comenzó a dar pavor enfrentarse a él pero se armó de valor y siguió hacia adelante, alzando la barbilla. Se detuvo justo al frente de él y pudo notar que apenas le llegaba al pecho.

—Te estaba llamando—dijo él, después de unos minutos solo mirándose a los ojos en silencio.

—Lo sé pero no quería hablar contigo.

Éste frunció el ceño.

—Hice algo para molestarte, ¿no es así?

—Onii-sama, ¿por qué te reuniste con Yami?—Le preguntó cruzándose de brazos. Esperaba una respuesta que la hiciera sentirse satisfecha.

En el rostro de su hermano se reflejó que la pregunta lo había tomado desprevenido pero se recompuso rápidamente.

—No sé de qué me estás hablando, Akemi—dijo con mucha calma—. No me he reunido con ella.

No podía creer que le mintiera.

—Sabes muy bien de lo que estoy hablando—le dijo haciendo notable la frialdad en su voz—. Sumiko y yo los vimos hoy en la cafetería cerca de la empresa, así que no te atrevas a mentirme.

Itachi suspiró profundamente.

—Vale, me atrapaste—admitió—, pero no hay razón para molestarse por ello. Solo fue una simple conversación.

—¿No hay razón para enojarse? Onii-sama sabes lo que pienso de esa mujer, me desagrada. Y parece que se te olvidó  que no se trata de cualquiera chica, es ahora la prometida de Shisui—le recordó con desagrado—. Y ambos estaban siendo muy amigables.

—No se me olvidó pero que sea su prometida no significa que no podamos hablar o vernos, seguimos siendo amigos.

—No puedes ser amigo de tu ex.

—¿Quién dice que no?

Buen punto. No era como si ella supiera mucho sobre relaciones con ex, más bien ni siquiera había tenido un novio. Le sobraban pretendientes pero no había ninguno que realmente la hiciera suspirar de amor.

—Se ha visto evidenciado en muchos casos, ¿es que no lees?—le dijo causando una sonrisa divertida en él—. Pero en fin, me gustaría saber quién tuvo la idea de la reunión y de qué hablaron.

—Dios mio, Akemi, realmente quieres saberlo todo—dijo sonando ligeramente exasperado—. Ella me escribió, preguntándome si podíamos vernos y como te dije seguimos siendo amigos, así que no vi ningún problema. No pienso contarte de qué hablamos porque primero, no tiene nada de que ver contigo, y segundo, no fue de gran importancia.

A Akemi sintió un apretón en el estómago, tenía un mal presentimiento. Su hermano estaba escondiendo algo importante a pesar de haber dicho lo contrario, lo conocía muy bien.

Se quedó en silencio, sin saber qué decir. Itachi no revelaría nada por más que le insistiera y eso la preocupaba. Él pareció notar algo en su expresión y se acercó a ella y le rodeó los hombros con un brazo.

—No pienses mucho en eso, no fue nada importa. Solo fue simple reunión de amigos, te lo aseguro.

Akemi lo miró fijamente, soltándose de su agarre con lentitud.

—Tienes que decírmelo, ahora mismo—exigió—, y no me vengas con cuentos de que no tiene nada que ver conmigo porque sí tiene, cualquier cosa que te afecte a ti, a Shisui o a cualquier miembro de nuestra familia tiene que ver conmigo.

Itachi la miró fijamente por varios segundos que a ella le parecieron eternos.

—Quería disculparse—contestó.

Eso la tomó por sorpresa.

—¿Disculparse por qué?

Él se pasó una mano por el cabello, cansado de hablar del tema.

—¿No podemos hablar de esto después? Mamá seguramente nos está esperando para cenar.

—Ningún después, ahora.

—Te lo voy a contar porque estás siendo realmente intensa. Yami y yo tuvimos muchos problemas en nuestra relación, incluso la mayoría eran causados por tú culpa. Varias veces terminamos y volvimos, por supuesto nadie se enteró hasta que nos dimos cuenta de que no iba a funcionar y decidimos terminar definitivamente. Ella sintió la necesidad de disculparse porque se casará con mi primo, eso es todo.

Se mordió el labio, parecía estar siendo sincero pero había algo en ella que le gritaba MIENTE.

—¿Y qué le dijiste?

—Le dije que no había nada de qué disculparse, después de todo uno no manda en el corazón—respondió mirándola a los ojos.

Uno no manda en el corazón, esa oración se repitió en mente varias veces.

—Está bien, te creeré—suspiró masajeandose la sien, le comenzaba a doler la cabeza—. Pero te pido no me vuelvas a mentir, los hermanos no deben mentirse.

Ni sentirse atraídos, se dijo internamente porque Akemi comenzaba a darse cuenta de que su hermano comenzaba a parecerle algo más que eso. Sería su secreto, nadie nunca debía enterarse.

Itachi le sonrió levemente y acarició su mejilla con ternura, seguidamente la besó en la coronilla.

—No volverá a pasar, te lo prometo. Ahora vamos a cenar, ¿sí?

Solo asintió, preguntándose cómo se sentirían esos labios sobre los de ella. Rápidamente agitó la cabeza, desechando tales pensamientos. Lo admitía, se sentía atraída por él pero haría todo en su poder para superarlo. Jamás rompería esa línea.

Ambos entraron a la casa, sintiendo el rico olor de la comida preparada por su mamá.

—Oye, onii-sama, lo siento. —Por alguna razón sintió la necesidad de disculparse—. Sé que fui muy intensa pero es que de verdad necesitaba saberlo. Me preocupo mucho por Shisui y por ti, no quiero que nada los lastime.

—Está bien, no pasa nada. —Aceptó sus disculpas—. Lo atribuyo al hecho de que no haz madurado lo suficiente todavía. Eso junto con tus celos te impiden ver que Yami es una buena persona.

Lo miró herida, sin poder creer lo que él acababa de decirle. Ella de disculpaba y en cambio él le decía inmadura, lo mismo que le había dicho Shisui prácticamente. Se le rompió el corazón una vez más y agradeció que eso científicamente fuera imposible porque si no, ya lo tendría hecho trizas.

—No puedo creer que me hayas dicho eso—contestó con la voz agrietada—. Shisui y tú son unos idiotas, os odio. —Tras decirle eso lo empujó fuera del camino, tomándole por sorpresa. Salió corriendo hacia su habitación sin prestar atención a los llamados de Itachi.

Su habitación quedaba al lado de la de su hermano menor, y justo cuando ella entraba, él salía de la suya. No sé mostró sorprendido ni nada pero así era Sasuke, generalmente inexpresivo.

Con un portazo cerró la puerta de su habitación y seguidamente se lanzó en su cama, escondiendo su rostro entre las almohadas.

Deseos ProhibidosWhere stories live. Discover now