CAPÍTULO 5

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CAPÍTULO 5: POR UN MOMENTO...

Había sido una mala noche, eso era seguro. Le había costado conciliar el sueño, por lo que ahora tenía ojeras. Suspiró, tomando un trago de jugo de naranja. No tenía pensado bajado a desayunar porque no quería encontrarse con Itachi pero finalmente el hambre le ganó.

—Hoy es el día, estoy muy emocionada. Las bodas son hermosas—comentó su madre animadamente. De las cinco personas que se encontraban en la mesa ella era la única que mostraba su felicidad al respecto.

Akemi parecía querer estrangular a alguien, Sasuke con su típica inespresividad, Fugaku que siempre había sido muy serio, pocas veces mostraba alguna emoción que no fuera molestia, e Itachi que se mostraba muy tranquilo.

—Así que hoy se casa Shisui, ¿eh? —murmuró Fugaku.

Ella opinaba que físicamente Itachi era quien más se parecía a padre mientras que Sasuke y ella eran más parecidos a su madre.

—Sí...—susurró con desgano.

Hoy Shisui uniría su vida a Yami y no había nada que pudiera hacer para detenerlo y no lo haría tampoco, no después de lo sucedido el día de ayer. Dirigió la mirada hacia su hermano mayor, quien comía sin prestarles atención. Se preguntó si él seguiría enamorado de Yami, algo que se había preguntado en sus horas de insomnio. Ese pensamiento la hizo sentirse aún más decaída.

—No voy a ir a la boda—dijo Akemi de repente mirando específicamente a su padre. Era algo que había estado pensando y después de discutir con Shisui e Itachi le pareció lo mejor.

Su madre jadeó sorprendida mientras que su padre sólo la miró fijamente.

—¡Claro que tienes que ir, Akemi! ¿Qué pensarán los invitados cuando no te vean?

Se cruzó de brazos, frunciendo el ceño. No le importaba en lo más mínimo la opinión de los demás.

—No quiero ir y no iré—decidió.

Sasuke, que hasta ahora se había mantenido en silencio mirando su celular, la miró sonriendo ligeramente.

—Onee-san sólo está celosa, por eso no quiere ir—señaló mirándola con una pizca de maldad en sus ojos.

Akemi se contuvo para no lanzarle la taza de cereal a la cabeza, preguntándose porqué un día tuvo que pedir un hermanito. Su comentario había sido como agregarle sal a la llaga. Volvió a mirar a Itachi pero esta vez él la estaba mirando con reproche.

Empujó su silla hacia atrás, causando que esta rechinara, y se levantó.

—No estoy celosa—repuso Akemi hacia Sasuke—. Y no voy a ir a esa boda para ver a mi primo unirse a esa mujer, así que no me esperéis—dictó con firmeza, antes de salir del comedor.

—Está bien, déjala ir. —Escuchó a su padre decir, lo cual la sorprendió. Esperaba que se molestara y la obligara a ir porque ella sabía que su ausencia se vería fuera de lugar.

Entró a su habitación y resopló, sentándose en su cama. No estaba celosa, en absoluto.

Bueno.

Quizás un poco... Pero era su derecho, tratándose de su primo y hermano mayor.

Se estiró hacia su mesa de noche y tomó su celular, marcando inmediatamente el número de Sumiko. Hicieron falta varios timbres para que esta contestara.

—¡Qué bueno que llamas...!

Akemi la interrumpió.

—Estoy celosa—admitió con un nudo en la garganta. Era difícil aceptarlo.

—Oh, vaya, no me lo esperaba. Supongo que te refieres a Yami—dijo Sumiko alegremente—. Es la primera vez que lo admites.

La Uchiha frunció el ceño.

—¿A qué te refieres?

—Bueno, tus celos son bastante obvios para todos pero creo que es normal, así que no te preocupes. Cambiando de tema, ¿cuáles zapatos debería ponerme?—Y Sumiko continuó hablando, sin darse cuenta de que no le prestaba atención.

Por primera vez pensó en si realmente estaba actuando de manera infantil, quizás su hermano tenía razón y todo era a causa de sus celos y que si era inmadura.

—Yo...Tengo que dejarte, Sumiko—se despidió, cortando la llamada. Seguro se molestaría pero ya le pediría perdón después.

Unos toques en su puerta le llamaron la atención. Se levantó y abrió, encontrándose con el rostro de Itachi.

—¿Qué quieres?

Éste suspiró.

—¿Puedo pasar?

Akemi lo miró unos largos segundos antes de responder.

—Supongo que sí—masculló, haciéndose a un lado para dejarlo pasar.

Cerró la puerta una vez que éste entró. De acuerdo, estaba celosa y quizás si estaba actuando infantilmente pero era algo que ella nunca le admitiría.

Lo miró cruzándose de brazos.

—¿Y bien, Onii-sama? ¿Qué te trae por aquí?

—Sé que te debo una disculpa, hablé sin pensar y lastime tus sentimientos. De verdad lo siento, Akemi—se disculpó   mirándola a los ojos.

Ella suspiró, regalando su postura.

—Me lastimaste pero ya no importa. —Se encogió de hombros—. Acepto tus disculpas.

Itachi se acercó con lentitud, solo unos centímetros los alejaban. Inconscientemente miró sus labios y sus mejillas ardieron al preguntarse nuevamente qué se sentiría ser besada por él.

Estúpida, recuerda que es tu hermano. A pesar de que intentaba recordárselo a cada momento no podía evitar tener aquellos prohibidos pensamientos.

Un mechón de su cabello salió se escapó de su peinado y con rapidez él levantó su mano y lo colocó detrás de su oreja. En ese punto ya estaba tan cerca que su aliento golpeaba en contra del rostro de ella, provocando que su corazón comenzara a acelerarse. El rostro de su hermano se acercó aún más a ella y la besó.

En la frente.

Seguidamente dio un paso hacia atrás.

—Ve a la boda, decepcionarás a Shisui si no vas—le pidió rodeandola para luego salir de su habitación.

Akemi parpadeó repetidamente, aún procesando lo que había pasado o lo que sintió que estuvo a punto de pasar. Pasó un dedo por el lugar donde la había besado. Por un momento creyó que la besaría en los labios.

Por un momento...

¡Estúpida, tu hermano, idiota! 😂

Deseos ProhibidosWhere stories live. Discover now