CAPÍTULO 6

7.4K 676 178
                                    

CAPÍTULO 6: SHUN

En cuanto el auto se detuvo frente ala iglesia, Akemi notó que habían muchos invitados y reconoció a la mayoría como personas cercanas a los Uchiha.

—Antes de bajar, necesito decirles algo. No pensé que fuera necesario pero tal parece que sí —dijo su padre volteando a verlos—. No quiero discusiones, ni peleas, ni nada por el estilo, ¿de acuerdo? Mantengamos la compostura.

Ella se cruzó de brazos, sabía que lo decía por ella. Era más que obvio porque Sasuke nunca haría nada que molestara a su padre e Itachi muchísimo menos.

—Yo solo quiero salir de esto rápido—murmuró el Uchiha menor.

—No te preocupes, papá. No habrá ningún problema—le aseguró el mayor de sus hijos.

—Me comportaré, no quiero causar problemas—se comprometió y de verdad estaba siendo sincera.

Su padre asintió satisfecho.

—Eso espero, recuerden que es nuestra reputación la que está en juego.

—Lo mejor será que bajemos ya—intervino su madre observando a la multitud.

—Por fin. —Sasuke abrió la puerta del auto y se bajó. Seguidamente sus padres lo hicieron y ella planeaba hacer lo mismo pero Itachi la detuvo, sujetándola del codo.

— ¿Qué sucede, onii-sama?—Preguntó evitando mirarle a los ojos. Estaba tan guapo con su traje que dolía verlo.

Su hermano la tomó suavemente por la mandíbula suavemente y la obligó a mirarlo.

—Compórtate de verdad, Akemi. No hay que causar problemas, por el bien de todos.

—Dije que lo haría, ¿vale? Confía un poco más en mí, onii-sama—le sonrió levemente y se inclinó hacia él. Le dio un beso en la mejilla, cerrando los ojos en cuanto sus labios tuvieron contacto con la piel de éste. Se dio cuenta de que estaba durando más de lo necesario, así que se alejó.

—Está bien—dijo después de unos segundos eternos sin decir nada—. Confiaré en ti.

Akemi e Itachi se bajaron al mismo tiempo del auto, cada uno por lados diferentes. Inmediatamente notó que varias personas se le quedaban mirando, lo atribuía al hecho de que se había puesto el vestido rojo.

Comenzó a buscar a Sumiko pero no la vio por ningún lado, por lo que quizás no había llegado todavía. Se topó con varios familiares y amigos, con quienes entabló una corta conversación antes de seguir su camino al interior de la iglesia. Al entrar ni siquiera se fijó en el decorado o las personas que estaban allí sentadas, sólo caminó en dirección a donde se encontraba el novio luchando con su corbata.

Shisui pareció notar su presencia porque inmediatamente levantó la mirada y se quedó fija en ella.

—Hey—la saludó tímidamente, parecía recordar la discusión de la última vez.

—Déjame a mí—le dijo tomando la corbata entre sus manos y él se lo permitió.

—¿Cómo estás?

—Estoy bien, ¿y tú? ¿Estás nervioso?

Éste se revolvió el cabello con una pequeña risa.

—Solo un poco.

Ella le sonrió, sintiéndose triste de repente. Sabía que todo cambiaría entre ellos, ya no pasarían tanto tiempo juntos como antes. Dio por finalizado su trabajo con la corbata y comenzó a bajar las manos cuando una de ellas fue atrapada por la de él, sorprendiéndola.

—¿Pasa algo?—Le preguntó él.

—No pasa nada—le dijo suavemente, notando como éste le acariciaba la mano.

Shisui suspiró.

—Gracias por el nudo y por venir a la boda, me enteré que tenías decidido no venir.

De repente se sintió incómoda.

— ¿Itachi te lo dijo?

Él sonrió.

—No, fue Sasuke.

—Ese niño, no hace más que meterse en donde no lo llaman—murmuró con fastidio—. Estaba pensando en lo mucho que cambiará nuestra relación, ¿sabes? Ya nada será igual.

Sintió un apretón en su mano.

—Nada va a cambiar entre nosotros, pequeña—le contestó con cariño.

Tragó saliva, sintiendo un nudo en su garganta.

—Yo sé que sí, así que por favor no me mientas.

—Yo... —La respuesta de él fue interrumpida por un chico pelirrojo de mirada achocolatada con una boina puesta. Era raramente atractivo.

—Lamento interrumpirlos—se disculpó con una sonrisa para luego dirigirse a Shisui—. Cuñadito, mi papá quiere hablar contigo.

Akemi lo miró sorprendida, jamás hubiera pensado que Yami y él eran hermanos. No había mucha similitud entre ellos.

Su primo dirigió la mirada hacia un hombre gordo y pequeño, con una cara que le recordaba mucho a un bagre. Se estremeció al notar que ese viejo la miraba de arriba abajo sin descaro alguno.

—Ya veo. Gracias por decirme—dijo con un suspiro y soltandole la mano—. Hablaremos luego, ¿vale?

En respuesta ella asintió y él se comenzó a dirigir hacia su suegro, dejándola con el hermano de Yami.

—Así que tú eres la tan nombrada Akemi—la observó el pelirrojo con curiosidad—. No pareces tan mala como dicen.

Ella lo miró divertida.

—¿Qué te ha dicho la zorr...?—Se detuvo al darse cuenta de que iba a llamar zorra a la hermana de aquel chico.

La sonrisa de él creció y se inclinó hacia ella, acercándose a su oído.

—No te preocupes, dulzura. Yo también la llamo muy seguido así—murmuró para luego soplar en su oído, erizándole los vellos. Se alejó sin borrar su sonrisa—. Por cierto, soy Shun.

— ¿Entonces no hace falta decir que se lo merece, verdad?—Le preguntó incómoda.

—No, no hace falta. La verdad no esperaba verte, ella pensó que no vendrías.

Akemi frunció el ceño.

—¿Qué la hizo pensar eso?

—Bueno, sino mal recuerdo se lo dijo Itachi hace un par de horas—contestó encogiéndose de hombros—. Dijo que no estaba seguro de que vendrías.

Eso la tomó por sorpresa, no podía creer que su hermano se lo hubiera contado. Se sintió traicionada prácticamente.

—Y seguro Yami se entristeció, ¿no?—Murmuró con sarcasmo.

—Tengo la sensación de que me divertiré mucho el día de hoy. Aquí entre nos, mi hermana te detesta y seguro se molestará mucho al verte.

—Créeme, el sentimiento es mutuo—le dijo volteando a ver a Shisui, que a su vez la miraba mientras su suegro le hablaba sin darse cuenta de que no le prestaban atención.

Deseos ProhibidosWhere stories live. Discover now