Capítulo 4

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Tanto como Zoro y Robin se tenían confianza, eran ambos directos y a veces sombríos, pero siempre serian buenos escuchando.

Hace poco, mientras viajaban para ir a Wano, Robin le confeso a Zoro que le gustaba Franky, sabía que no era mutuo, pero eso no evitaba tener ese sentimiento por él. Zoro le había dicho que dejara de ser cobarde y que fuera a hablar con él.

---No he logrado estar a solas con el ---confeso la mayor, había previsto tantos escenarios donde hablaba con Franky que tenía miedo de que tenerlo cara a cara se quedara sin palabras--- Creo que lo mejor sería no decirle nada...

---Que tontería ---exclamo el peliverde sorprendiendo a la mayor--- Si a ti te gusta, te causa emociones en tu corazón ¿Por qué no vas y le dices lo que sientes? ---la miro a los ojos, cavando en su alma--- Franky no va a menospreciarte, ni a tratarte de diferente manera. Tú te estás haciendo un lio porque así lo deseas

---Yo...---Robin no sabía que decir, temía que Franky le rechazara, pero lo que más la aterrorizaba era que la tratara diferente, que dejara de verla como su nakama, como a una amiga--- No quiero perderlo... ---confeso en un susurro casi inaudible, Zoro la escucho y le removió el cabello de manera fraternal

---No lo perderás ---declaro el con una pequeña sonrisa--- Es nuestro amigo, el nunca haría eso. Y si te rechaza, él se lo pierde ---dejo de removerle el cabello y le sonrió, una sonrisa sincera que demostraba complicidad, amistad, honestidad--- Eres la mujer más complicada que he conocido, eres macabra, usas a menudo chistes oscuros ---explico mientras una sonrisa divertida crecía en el rostro de Robin--- Pero también eres una mujer fuerte, eres independiente, amas con el corazón a chopper, tienes paciencia para explicarle a nuestro capitán, tienes habilidades que nadie más tiene, y tienes los sentimientos más sinceros.

Ambos se sonrieron con honestidad y diversión, eran como hermanos sin serlo.

Robin asintió con una gran sonrisa mientras una risita se le escapaba, causando que el peliverde se sonrojara, él no era de decir esas cosas, eran muy vergonzosas.

---Muchas gracias, espadachín-san ---dijo ella antes de abandonar el lugar, dejando a Zoro dormido.

●○●

El barco en ausencia del energético capitán se sentía un tanto vacío, a pesar de que Brook tocara una canción para alegrar el ambiente, parecía que sin el capitán no lograba que sus nakamas se alegraran aunque sea un poco.

En el jardín, donde las flores de Robín crecían brillantemente, Usopp las miraba sin decir nada, estaba preocupado por su capitán, sus pensamientos eran un lio.

En la habitación de desarrollo de Franky se encontraba este lleno de grasa su cuerpo, sudoroso, su cabello azul estaba peinado en trenzas y estaba dormido en su escritorio. Luego de que hubiera utilizado un pequeño hueco del barco para crear una habitación cómoda, estaba pensando en una nueva arma para el barco, pero a pesar de eso, estaba preocupado, muy preocupado. 

Cerca del acuario, Sanji estaba apoyado en unos de los balcones donde el fumaba un cigarrillo, además de la preocupación hacia su capitán, estaba la duda sobre de quien provenía la nota, el té. Lo estaba confundiendo…

En ningún momento Sanji pensó o siquiera imagino que uno de sus nakamas del barco le harían tal detalle, ¿Fue un acto de amistad o algo más? No sabía que hacer, pero de algo si estaba seguro, estaba interesado sobre si hoy también recibiría una nota, estaba… emocionado…

---…¿Estará bien eso?....---preguntaba al mar, al aire, a nadie. No sabía que sentir, ni que hacer, no sabía que estaba bien o mal, solo sabía que esa pequeña nota y ese té le había alegrado su pequeño corazón.

●○●

Ese día no había luna, no había estrellas, estaba desolado el cielo. Luffy no se presentó a la cena, se había dormido y nadie se atrevía a despertarlo. Chopper estaba estresado, no encontraba nada en su sangre pero no se daría por rendido, jamás.

Ninguno de ellos quiso decir algo sobre el tema, no querían sentirse tristes, inútiles.

Esa noche en especial no hubo bromas, ni chistes, no hubo arranques de enojo, ni cambios en el clima, estaba calmado y relajado todo.

Hoy le tocaba vigilar a Zoro. A pesar de que a Sanji le desagradara el marimo, similar a tener un grano en el trasero, era su nakama, y no le negaría la comida.

---¿Qué quieres, cejitas?

---Te estoy trayendo para que comas, animal. ¿Tú otro ojo no sirve,  marimo?

---Seguramente es tu veneno disfrazado de comida.

---¿Qué estás dici---fue interrumpido por Zoro que le observaba

---Hazle comida ligera a Luffy, no ha comido mucho…

---Lo sé, ese maldito nunca se le corría a la carne, menos a la comida.

---Hazle… Hazle buena comida

Hubo unos minutos de silencio, pero no fueron de incomodidad. Fueron de compresión, se entendían a pesar de querer matarse todo el tiempo. Sanji no se perdonaría si Luffy se moría de hambre, Zoro no permitiría ver a su capitán sufrir sin poder hacer nada.

---Lo sé…

Sanji se dio la vuelta y dejo el plato de onigiris atrás, el aire de la noche era cálido.

Quería otro cigarrillo pero sabía que eran suficientes por el día de hoy, ya mañana encendería otro. Esta vez había dejado los platos limpios, y había ordenado la cocina. No sabía si le entregaría otra nota, eso lo tenía intrigado durante todo el día.

Entró a pasó lento, queriendo no perderse ningún detalle, por si encontraba rastros de la persona que le dejaba notas en la noche. Encontró una, estaba sobre la mesa una nota color amarillo, a la par de ella se olía café, ese maldito café olía como los dioses. Entre sus dedos aquella taza de café parecía tan importante, tan significativo.

Leyó la nota como 3 veces, en ningún momento su sonrisa se borró.

“Veo que hoy no quisiste que lavara los platos ¿Tan mal los lavo? Entiendo que soy un desastre en cosas así, pero merecía un poco de crédito ¿no crees? Por cierto, te mirabas sexy sin tu corbata hoy. Buenas noches.”

Sanji se fue a costar con una gran sonrisa, que al darse cuenta quiso borrar. Ignorando otra vez como la sombra de alguien se movía rápidamente.

Porque eres mi nakamaWhere stories live. Discover now