Capítulo 29

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Era sofocante.

El calor que hacía era sencillamente agobiante.

No era solamente el sol lo que lo agobiaba, no era únicamente la verdadera razón de la que estaba agobiado; También lo atormentaban por las noches los ojos dulces del narizón, o su risa cada vez más apagada, lo atormentaba sus acciones honestas hacia él, su peculiar forma de mostrar molestia e incluso lo atormentaba la forma que lo extrañaba.

"Extrañar" ¿Lo extrañaba? ¿De verdad? O ¿solamente era el sentimiento de ego porque alguien sentía sentimientos por él?

Lo único que él quería era no lastimarlo, no quería dañar el hermoso corazón de su nakama.

Sus largos dedos tocaron con admiración el gran cuchillo, siempre lo afilaba y lo trataba con la mayor devoción que podía, pues había sido Nami la que se lo había obsequiado; Pero aún así, queriendo relajarse viendo cuchillos, no desaparecía el suave color rojo de sus mejillas, su rostro era similar a un tomate.

---Idiota...

Se regaño durante todo el camino al barco, y aún estando en el, se regañaba. Se regañaba por besar a alguien más, por besar sin sentir nada, por besar a un chico, por usar a alguien, por ser un completo idiota.

La acción de besar a un chico en una calle transitada, con gente conservadora observando, incluso sus nakamas podían haberlo visto no fue importante en el momento; Quería probarse, quería probar que los labios de un chico que no eran Usopp eran siempre iguales, que los labios del desconocido serían igual de suaves que los de Usopp, que la delicadeza de ellos eran iguales, que su tacto no seria acogedor.

No, fue un total tonto. Siempre lo había sido.

Pero ¿cómo no serlo si ese sentimiento era totalmente distinto al de ver a una dama?

El viejo le había enseñado a tratar a una dama como una flor, llenarla de halagos y adorar la. El le había hecho caso, sentía cariño, deseo, admiración, gusto e incluso se enamoraba de ellas, su corazón latía tan rápido cerca de semejantes obras de arte que incluso pensaba que se le saldría de su pecho, y es que, las damas eran simplemente hermosas, eran fuertes, eran ágiles, eran elegantes, eran amables.

Su corazón no tendría porqué latir rápidamente hacia un chico, un chico que era el mejor amigo del capitán idiota, un chico que se ponía palos en la nariz, o que se tiraba flatulencias, un chico que era un cobarde, un chico de risa estruendosa o de que cuando llora se llena de mocos. Creía sentir su corazón salir al verlo de cerca, porque cada que lo veía, sus ojos no podían apartarse de sus labios, recordaba la sensación de cuando fue besado, como sencillamente se completaban. Y el lo había arruinado.

---¡Chicos! ¡Ya llegué!

Podía escuchar los latidos de su corazón en su cabeza, su rostro se volvió mucho más rojo al imaginar los labios del narizón, podía sentir temblar sus pies, y estaba cerca de caerse de la impresión.

---¡Sanji! ---exclamo sorprendido al verlo en tal estado, parecía enfermo a sus ojos--- Por los gigantes, Sanji. Estas muy rojo ---camino rápidamente hacia el y le tocó la frente--- Estás un poco caliente, pero si me apresuro podría llamar a Chopper, espera.

No. No volvería a ser un tonto.

Le sujetó con delicadeza el brazo, y lo vio a los ojos, eran dulces y amables, llenos de preocupación hacia el.

---Estarás bien, no te preocupes por nada. Déjame ir-

Le soltó su brazo y lentamente rodeo su cintura, haciendo que retrocederá Usopp, mientras que acercaba su rostro al del narizón, los ojos de Usopp reflejaban su nerviosismo y miedo, sus manos no dejaban de temblar y seguía retrocediendo, queriendo escapar, en ningún momento soltó su cintura ni despegó su mirada de sus ojos.

---¿Qué... estas... haciendo? ---su voz se escuchaba agitada, y ya no tenía donde retroceder, apartaba su vista en todo momento, queriendo ver a todos lados menos sus ojos, amaba sus ojos.

Con cuidado soltaba un brazo de la cintura del narizón, aun dejándolo sin escape, con la delicadeza de una flor, sus dedos acariciaron su barbilla, y apartó por un momento la vista en sus ojos para ver los labios, con dulzura tocaba sus labios, mientras lo volvía a ver a los ojos. Y le dio un beso, con tal delicadeza que sentía que podía romperlo, no quería romperlo.

Y Usopp desconcertado le correspondió, cerrando sus ojos y dejándose llevar por los delicados dedos de Sanji, ignorando la punzada en su corazón al recordar que Sanji había besado a alguien más hace poco.

Se daban besos cortos pero entregaban cada dulzura de su alma en cada uno.

---Nami-san... ---dijo en un susurro casi inaudible, desafortunadamente, Usopp y él estaban lo suficiente cerca para escuchar lo. Dejo caer su cabeza en el hombro del francotirador mientras cerraba los ojos.

Y aún cuando no quería romperlo, lo hizo.

●○●

Zoro ya se había dormido, estaba exhausto.

Él no lo estaba, está vez no lo estaba.

Había estado observando el cielo durante mucho tiempo, buscando respuestas a sus preguntas.

¿Ace había sufrido al morir?

¿Había muerto sólo?

¿Cuales fueron sus últimas palabras?

¿Quería morir? ¿Ya no tenía razones para vivir?

"Tú no estuviste ahí cuando dejó de respirar, cuando sus deseos y metas se esfumaron y lo único que pertenecía era su cuerpo sin vida."

¿El de verdad había estado ahí o no?

Su mente le decía que no había estado, sus recuerdos eran inexistente, su dolor jamás se esfumó.

---Lo siento shishishi ---decía recostándose más en el pasto.

Lamentaba no recordar, lamentaba lastimar a sus seres queridos, lamentaba tener que ser una carga, lamentaba ser débil.

No había aire, y aún cuando no lo hubo, sentía que Ace lo abrazaba detrás suyo, sentía que su hermano le decía que todo estaba bien, escuchaba la voz de su hermano e imaginaba su gran sonrisa.

---Yo... seré el Rey de los Piratas ¿escuchas, Ace?

No iba a llorar, no más.

Tenia a sus nakamas, tenía a Zoro, a Nami, a Usopp, a Sanji, a Chopper, a Robin, a Franky, a Brook y a un tal Jinbei. Los tenía todavía.

---Nee, Zorooo ¿Cómo es Jinbei? ¿Es gracioso? Shishishi

Estaría bien, sería el Rey de los Piratas.




Porque eres mi nakamaWhere stories live. Discover now